martes, enero 28, 2025
Economía

El interminable estancamiento de Alemania difumina todas las esperanzas de recuperación económica


La locomotora europea sigue parada. Pese a los constantes llamamientos a la esperanza desde comienzos de este año, la economía de Alemania no acaba de emprender la senda de la recuperación tras un largo invierno dominado por el covid, la crisis energética (se acabó el barato gas ruso) y las subidas de los tipos de interés. El crecimiento de la economía alemana sigue moviéndose en lateral y las pocas alegrías cíclicas se aún a los cada vez más patentes problemas estructurales (el comercio mundial no es el mismo y China ya no es el comprador fiel de Berlín). Aunque el ciclo cambiará a favor, la luz sigue viéndose lejana. El pesimismo empresarial vuelve a ser revelador.

Las perspectivas empresariales alemanas han vuelto a caer en agosto hasta marcar mínimos desde febrero, constatando que la mayor economía europea vuelve a estar sumida en el pesimismo tras el estancamiento de la recuperación de principios de año. El indicador de expectativas del prestigioso Instituto Ifo de investigación económica, situado en Múnich, cayó a 86,8 en agosto, frente a los 87 puntos revisados del mes anterior. También bajó el barómetro de la situación actual. «La economía alemana está cada vez más en crisis», afirmó este lunes en un comunicado el presidente del Ifo, Clemens Fuest, haciendo hincapié en que las expectativas empeoraron tanto en el sector manufacturero como en el de servicios.

El optimismo en torno a la idea de que Alemania se recuperaría en 2024 tras dos años de crecimiento casi nulo se ha desvanecido a medida que un anticipado salto en el gasto de los consumidores no se materializó y el sector industrial del país sigue enfrentando dificultades. El producto interior bruto (PIB) disminuyó inesperadamente un 0,1% en el segundo trimestre, mientras que el índice global de gestores de compras de S&P, el PMI compuesto, se mantuvo por debajo del nivel 50 que separa la expansión de la contracción por segundo mes consecutivo en agosto.

El ánimo sombrío se reflejó en el índice de confianza de los inversores de este mes elaborado por el instituto ZEW, que cayó a su nivel más bajo desde enero. El Bundesbank ha advertido de la persistente debilidad del sector manufacturero, ya que «las empresas industriales navegan en un entorno competitivo difícil».

«Todavía no hay recuperación a la vista. A la luz de la caída de hoy, la anterior oleada de optimismo experimentada a principios de año ha desaparecido en su mayor parte. El descenso de agosto se debió a una evaluación más débil de la situación actual y a la caída de las expectativas», certifica Carsten Brzeski, economista jefe en el servicio de estudios de ING, quien habla directamente de «un estancamiento interminable».

«La economía alemana parece haber vuelto a donde estaba hace un año: el rezagado del crecimiento de la eurozona, con escasos indicios de una mejora inminente. La semana pasada, el índice PMI de julio ya mostraba un débil comienzo del tercer trimestre y el índice Ifo de hoy demuestra que actualmente hay muy pocos motivos para el optimismo», amplía Brzeski.

La esperanza cíclica que se apoderó de la economía alemana en los primeros meses del año ha desaparecido, fundamenta el economista, debido principalmente a una economía mundial más débil, pero también al temor a un enfriamiento de la economía estadounidense, a las actuales tensiones geopolíticas y a la incertidumbre política interna. Además, subraya, el creciente número de insolvencias y los anuncios individuales de empresas sobre próximas reestructuraciones de empleo siguen pendiendo como «la espada de Damocles» sobre lo que ha sido uno de los pocos baluartes de la economía en los últimos años: el mercado laboral.

«El aumento del indicador del Ifo en los primeros meses de este año ha resultado ser una señal falsa. Una recuperación de la economía alemana en los próximos meses se hace cada vez más improbable», coincide Ralph Solveen, economista de Commerzbank. «Si bien las expectativas han experimentado altibajos en los últimos dos años, la evaluación de la situación muestra una clara tendencia a la baja desde hace casi tres años», añade sin paliativos.

Entre las razones que encuentra Solveen para justificar esta nueva oleada de pesimismo, el experto destaca que el ajuste a un nivel más alto de tipos de interés puede llevar más tiempo del previsto y que la incertidumbre entre los consumidores parece durar más de lo esperado. A esto añade los citados numerosos problemas estructurales de la economía alemana, que están frenando el impulso subyacente de la economía.

«Esta desfavorable combinación de factores sugiere que la economía alemana apenas crecerá en el segundo semestre de este año y, en el mejor de los casos, se estancará para el conjunto del año. La mayoría de las previsiones de crecimiento para el próximo año siguen siendo probablemente demasiado elevadas. Esperamos un magro aumento del 0,5% para 2025», sentencia el economista de Commerzbank.

El ‘enfermo de europa’

«Desde el estallido de la pandemia hace más de cuatro años, su economía sólo ha crecido un 0,3% en total, comparándose desfavorablemente incluso con el anémico resto de la Eurozona, que se expandió un 4,7% en el mismo periodo (excluyendo los volátiles datos irlandeses). Esta persistente debilidad del crecimiento ha suscitado la preocupación de que la economía alemana no se encuentre simplemente en una mala racha, sino que esté volviendo a sus días como el ‘enfermo de Europa’, cuando obtuvo resultados similares a principios de la década de 2000 en medio de los retos económicos de la reunificación», contextualiza Samuel Adams, analista de UBS.

«La economía alemana, como muchas otras, se ha visto expuesta a una confluencia de perturbaciones en los últimos años. El estallido de la pandemia en 2020 indujo a los hogares a desplazar su consumo de servicios a bienes, lo que tradicionalmente es un punto fuerte de la economía alemana, relativamente inclinada hacia la fabricación y el comercio, pero la fractura de las cadenas mundiales de suministro dificultó la conversión del aumento de los pedidos en producción», razona Adams.

«Estos vientos en contra de la era de la pandemia se vieron exacerbados posteriormente por la crisis energética y la elevada inflación desencadenadas por la invasión rusa de Ucrania, a las que Alemania estaba especialmente expuesta dada su dependencia histórica de la industria y el suministro de gas natural de Rusia. La subida de los tipos de interés en respuesta a la elevada inflación también presionó a un sector inmobiliario cada vez más espumoso, lo que provocó un desplome de la economía alemana», continúa el estratega del banco suizo.

Desde una perspectiva sectorial, el discurso suele centrarse en el papel de la industria para explicar la caída de Alemania. Esta atención no es injustificada, admite Adams, teniendo en cuenta que el valor añadido en el sector sigue estando por debajo de sus niveles prepandémicos y la producción industrial ya tiende a la baja desde 2018. Sin embargo, indica el experto, esta perspectiva pasa por alto el hecho de que Alemania sigue siendo una economía predominantemente basada en los servicios.

Por lo tanto, es la debilidad de la actividad y la demanda de servicios lo que explicaría en parte el decepcionante crecimiento. Mientras que el valor añadido en los servicios del sector privado alemán sólo ha crecido un 1,7% desde el cuatro trimestre, el resto de la Eurozona lo ha visto aumentar un 6,8%. Se trata de una diferencia considerable, teniendo en cuenta que los servicios de mercado representan el 52% de la actividad económica en Alemania y el 58% en el resto de la zona euro (excluida Irlanda), destacan desde UBS.

Pese al lacerante cuadro, algunos quieren seguir dejando entreabierta la puerta al optimismo. «Por deprimente que resulte esta nueva oleada de indicadores de sentimiento a la baja, no hay que descartar posibles sorpresas positivas en la segunda mitad del año. Mientras que el mayor aumento de los salarios reales en más de una década podría seguir abriendo las carteras de los consumidores alemanes, a pesar del creciente temor a la pérdida de puestos de trabajo, es la producción industrial la que podría salir al rescate. Los inventarios se encuentran en niveles elevados desde hace mucho tiempo, algo sin precedentes. Solo hace falta una pequeña mejora de la cartera de pedidos industriales para invertir el ciclo de los inventarios y conseguir que la producción industrial vuelva a crecer», cierra su análisis Brzeski desde ING.

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