El majestuoso tiburón ballena está en peligro otra vez
En la Zona I, la Conanp estableció un límite diario de embarcaciones turísticas, condicionado a la presencia de al menos cinco tiburones. También fijó una velocidad máxima de navegación, un número específico de nadadores por ejemplar y normas de interacción: está prohibido tocarlos, se debe mantener una distancia mínima de tres metros y nunca colocarse frente a ellos, para no restringir su movimiento.
Para hacer cumplir estas medidas, las embarcaciones turísticas autorizadas deben tener un GPS en el motor. Así, cada movimiento queda registrado con velocidad y posición. Además, WWF instaló una cámara de largo alcance para que un grupo técnico pueda monitorear la actividad en la zona. Si alguna embarcación se acerca demasiado al tiburón, si las lanchas se aglomeran sobre los animales o se excede la velocidad permitida, se emite un llamado de atención.
Con esta estrategia ven avances. El turismo creció, pero las colisiones son menos. Según datos de WWF, en la temporada 2016-2017, el 77% de la agregación tenía heridas. En las siguientes dos temporadas fue el 60%. Al inicio de la pandemia, cuando la actividad turística se detuvo, fue el 24%.
Con el regreso de los turistas y la actividad comercial, había que prestar atención a las nuevas cifras de colisiones. “Entre la temporada 2020-2021 y 2021-2022 hubo un aumento del 76% de turistas, del 10% de salidas, pero una disminución de lesiones del 21%. El 48% de la agregación presentaba lesiones recientes”. En 2022 y 2023, que es el último año de datos revisados, estaba en 55%. Falta revisar la información de la última temporada, pero Pancaldi señala que, de nuevo, subió un poco.
La bióloga ha trabajado en otros países donde se realiza el nado con tiburón ballena y señala que La Paz es el único lugar que aplica esta tecnología. Considera que la estrategia, que incluye las capacitaciones y prácticas de campo como preparación antes de cada temporada, podría usarse en otras regiones y con otras especies. Por ahora, planean extender el proyecto a Bahía de los Ángeles, área marina protegida donde hay muchos tiburones lesionados, «no el 100%, pero casi”.
Agrega que el turismo con tiburón ballena está regulado en La Paz, pero falta control en el turismo de otras especies, lo que incluye revisar la legalidad de los prestadores. «A veces son personas del extranjero que no pagan los impuestos y le quita un recurso a la comunidad local”.
Puede mejorar, pero no si los megabuques llegan
A pesar de los avances con los prestadores turísticos en la Zona I, Pancaldi señala un aumento de lesiones en los últimos dos años. Esta mayor incidencia apunta a la Zona III, el canal de navegación, donde no existe regulación para evitar choques con la megafauna.
Para la investigadora, es urgente establecer límites de velocidad en zonas que no están en control de la Conanp, sino de la Secretaría de Marina o de la Capitanía de Puerto. Estima que para regular de la mejor manera el canal, el gobierno, conservacionistas y demás implicados deben dialogar.