El misterio de la muerte de Sandra Mozarowsky: por qué se sigue involucrando el rey Juan Carlos en este crimen perfecto
No hay familia real ni legendaria sin alguna muerte misteriosa o desaparición forzosa que ensombrezca su biografía. El problema con
el true crime
que
persigue a la familia real española es que es relativamente reciente y posee unos ingredientes irresistibles para cualquier creyente en las teorías de la conspiración:
un monarca (Juan Carlos I)
recién llegado al trono, una actriz de destape a punto de saltar a la fama, una investigación inexistente sobre su
supuesto suicidio y un embarazo no deseado. En un momento, la Transición, en el que la píldora aún era ilegal y el adulterio, delito.
El
misterioso caso de Sandra Mozarowsky lleva décadas apareciendo y desapareciendo de las noticias, como esos ríos que se resisten a desaparecer del todo de sus cauces. Con cada resurgimiento se vuelven a buscar testimonios, pruebas, testigos de lo que no se sabe, pero muy poco ha podido añadirse al relato oficial de su muerte: que
Sandra se cayó desde el balcón de su casa familiar o se suicidó, el 14 de septiembre de 1977, a las tres de la madrugada, cuando regaba las plantas.
Sandra fue mucho más que una actriz del destape: hija de diplomático ruso y nacida en una familia bien de Madrid, comenzó en el cine erótico de la época, pero tras una meteórica e intensa carrera inicial quiso dejarlo. Aspiraba a ser una ‘actriz seria’:
renegaba de ser un mero objeto. A mediados de los años 70, en las redacciones de los periódicos y los mentideros políticos se rumoreaba que Mozarowsky tenía una relación con una persona muy importante:
se apuntaba al rey Juan Carlos
.
La sospecha es consistente con el comportamiento habitual del monarca que hemos conocido recientemente: acostumbraba a telefonear a mujeres que le llamaban la atención en el cine, la televisión o las revistas para mantener relaciones con ellas.
Sandra era un bellezón y, por lo que dedujo la escritora Clara Usón al investigar su biografía para su novela ‘El asesino tímido’ (2019), una mujer de gran carácter. Decimos mujer, pero solo tenía 18 años cuando murió. Toda su carrera en el cine erótico
la desarrolló, siendo menor, previa firma de sus padres.
Ni la tesis del accidente ni la del suicidio convencen
Las dudas al respecto de la teoría del suicidio son consistentes. Una semana antes de su fallecimiento, la actriz anunció en la revista Semana su retirada temporal de los escenarios: quería terminar el bachillerato y formarse como actriz en Londres. Soñaba con
darle un giro a su carrera y salir de las producciones de baja calidad españolas.
Tenía planes, contaron algunos amigos, que no justifican un suicidio. La teoría del accidente también ofrece grietas: la barandilla del balcón de la casa de los Mozarowsky es bastante alta. La misma noche de su muerte, Sandra había acudido al cine con su padre.
La enésima resurrección del caso Mozarowsky que llegó a Ten en forma de documental no logró encontrar
ni un solo testimonio que asegure que el rey Juan Carlos y Sandra Mozarowsky
eran amantes
, pero esta se da por supuesta. Así lo hizo también Andrew Morton, biógrafo de Diana de Gales, en el polémico libro ‘Ladies of Spain’ (2013).
El periodista de investigación de ABC
Alberto Chicote aseguró que los servicios secretos españoles aseguraban los encuentros sexuales de
Juan Carlos I
en distintas localizaciones, dando a entender que era un arreglo frecuente. Lo que sí pudo escucharse por primera vez de boca de un familiar fue que la actriz estaba
embarazada de cinco meses: así lo afirmó al canal la ex nuera política de la hermana de Sandra.
El reportaje que pudo verse anoche sí mostró los únicos
documentos oficiales de la muerte de Sandra Mozarowsky que de momento se ponen a disposición del gran público: los de
su ingreso en una clínica madrileña en la que recaló antes de ser enviada al hospital Gregorio Marañón, donde falleció veinte días después de su ingreso. No aportan nada más que subrayar la violencia de su caída.
De hecho, lo significativo de este nuevo material audiovisual tiene que ver más con la
ausencia de datos que con las revelaciones. Esa es otra circunstancia que alimenta la seducción de
un buen ‘true crime’
: por extraño que parezca, ni un juez levantó el cadáver ni hubo investigación policial ni se da a conocer la autopsia.
El
oscurantismo que rodea al caso explica en gran medida que el misterio de la muerte de Sandra Mozarowsky no termine de cerrarse. De hecho, en diciembre de 2023 se estrenó una película, ‘La última noche de Sandra M’, en la que se apuntaban
las presiones que podría haber recibido la actriz debido a su embarazo.
La familia Mozarowsky se niega a hablar
Aún así, lo que más llama la atención del documental que emitió Ten no tiene que ver con el rey Juan Carlos, sino con la misma familia Mozarowsky. En el momento del fallecimiento de Sandra, hubo
declaraciones problemáticas de la familia, con la madre afirmando que estaba en el casa cuando ocurrió el fallecimiento (no fue así) y el padre atestiguando que vio a su hija muerta en la acera (cuando ya se la había llevado un taxi).
La familia Mozarowski se marchó de de España tras el suceso y los padres de Sandra ya han fallecido. Su hermano, que en su momento trató de reabrir el caso, vive entre Argentina y Paraguay. La hermana de Sandra, que reside en Marbella, continúa
negándose a hablar del caso. ¿Por qué no existe aún testimonio fidedigno por parte de algún familiar de la actriz?
Conforme pasan los años, comprobamos que reducir todas las posibilidades de explicación de la misteriosa muerte de Sandra Mozarowsky a un true crime con conexiones en las altas esferas puede ser hasta contraproducente. Nos impide contemplar la idiosincrasia de
las relaciones familiares de Sandra. O de
la industria cinematográfica de la época, para la que la joven actriz era una figura aún a explotar. ¿Y si el cúmulo de presiones venidas desde todos los frentes posibles la convenció para, efectivamente, quitarse la vida aquella noche?
«El destape apareció en el tardofranquismo, estuvo en la Transición y luego desaparece», explicó a ‘Vanity Fair’
la escritora Clara Usón. «Si ves esas películas con ojos de ahora, te quedas… Los emparejamientos eran de Alfredo Landa o José Luis López Vázquez con chicas de quince años. Esa época del tardofranquismo de la que no se habla merece revisarse. Parte de la Transición es
ese mundo turbio del destape. He hablado con un director de cine español, no diré quién, que me ha contado la historia de un famoso productor que presumía de que debajo de su mesa habían estado todas las actrices del momento».