El misterio de un meteorito que impactó en Australia hace 11 millones de años
En el desierto del sur de Australia yace un misterio que ha permanecido oculto durante millones de años. Un cráter producido por un inmenso meteorito. Invisible en la topografía actual de la región, pero que ha dejado tras de sí algunas pistas discretas y difíciles de desenterrar: rocas vítreas creadas por el impacto, descritas por primera vez en un artículo que publica la revista Earth and Planetary Science Letters.
Tectitas misteriosas
La presencia de rocas meteóricas en el desierto australiano no es nada nuevo. Se conocen como tectitas y, según las teorías más populares, estos minerales vidriosos son lo que queda de las rocas fundidas por el impacto de un meteorito gigante, disparadas a gran altura y luego moldeadas por la fricción del aire durante la caída y el contacto con el suelo. Una vez más, nunca se ha encontrado el cráter dejado por el meteorito. Pero se sabe que fue un acontecimiento relativamente reciente, ocurrido hace menos de un millón de años.
Por regla general, la composición mineral de las tectitas australianas es más o menos la misma. Sin embargo, en 1969, dos científicos de la NASA hicieron un descubrimiento interesante: analizando más de 530 tectitas del desierto australiano, identificaron ocho con una composición mineral completamente distinta de las demás. Los dos científicos plantearon ya entonces la hipótesis de que podría tratarse de rocas producidas en un impacto meteórico completamente distinto. Pero en aquel momento su intuición no fue seguida por la comunidad científica.
Los nuevos análisis
En la actualidad, un grupo de investigadores, entre los que se encuentra la joven geóloga italiana Anna Musolino, de la Universidad de Aix-Marsella, decide por fin retomar la investigación de los dos científicos de la NASA. Las muestras originales ya no están disponibles, pero se conserva una descripción detallada de la composición química de las ocho tectitas anómalas. Y con esto, los autores del nuevo estudio sondearon la colección de tectitas australianas conservada en el Museo de Australia Meridional, en Adelaide, encontrando nada menos que seis rocas que coincidían con la descripción.
Entonces llegó el momento de datar las rocas, lo que los investigadores completaron utilizando un método conocido como datación argón-argón. Los resultados indicaron un impacto meteórico mucho más antiguo que los que produjeron las otras tectitas: las nuevas rocas, bautizadas como ananguitas, tienen de hecho una antigüedad de hasta 11 millones de años.
Como en el caso de las otras tectitas australianas, la ubicación del cráter del que proceden sigue siendo, por ahora, un misterio. «Las diferencias geoquímicas y petrográficas sistemáticas entre las ananguitas occidentales y orientales, que aún deben confirmarse mediante el análisis de más muestras, deberían ayudarnos a acotar la zona donde pudo producirse el impacto», escriben los autores del estudio. «Sin embargo, también es posible que el cráter haya estado enterrado durante los últimos 11 millones de años».
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Mauricio Serfatty Godoy.
