El momento más incómodo de Carlos y Camilla en su viaje a Australia
En una clara demostración de la mejoría en su estado de salud tras ser
diagnosticado con cáncer
hace tan solo unos meses,
Carlos III aterrizaba en Australia junto a la reina Camilla para dar comienzo a un largo y exigente desplazamiento repleto de actividades. Tras su última visita como príncipe de Gales y duquesa de Cornualles en 2018, los reyes pasarán en esta ocasión por Sídney y Canberra, en lo que será la primera gira de un miembro de la realeza británica desde
la muerte de Isabel II en septiembre de 2022.
Pero la gira de los reyes de Inglaterra comenzaba de un modo embarazoso cuando se enfrentaron al momento de
firmar en el libro de visitas de una iglesia durante el primer día completo de actos de su visita real. Carlos y Camilla recibieron la primera Biblia de Australia, firmada por todos los miembros de la familia real en anteriores viajes a la isla.
El histórico libro perteneció al reverendo
Richard Johnson, el primer pastor cristiano de Australia. La difunta reina Isabel lo firmó en 1954 durante la primera visita de un monarca reinante a estas costas. Al entregársela a Carlos, el actual arzobispo dijo que la Biblia «representa una historia significativa de esta iglesia y de esta nación».
Utilizando su propia pluma, el soberano firmó la Biblia antes de que, posiblemente debido a los efectos del jet lag tras haber aterrizado poco antes en Sídney, se girara para preguntar: «¿Qué día es hoy?». Lo embarazoso del momento llegó cuando firmó justo debajo de
su propia firma y de la que fuera su esposa, la fallecida princesa de Gales, en su visita de 1983. Aquel tour real marcó un punto de inflexión en su malograda relación, y se cree que Carlos se sintió frustrado por la increíble reacción del público hacia Diana.
El polémico tour por Australia de Carlos y Diana
Los fans de
la serie de Netflix ‘The Crown’
recordarán que un episodio de la cuarta temporada muestra la gira real de Carlos y Diana por Australia en 1983, que aumentó espectacularmente
la popularidad pública de la royal mientras que, en comparación, hizo poco por Carlos. Aquel viaje dejó momentos icónicos como el baile del matrimonio durante un evento benéfico en Sídney.
En la serie vemos como la Diana de Emma Corrin hace una mueca cuando el Carlos de Josh O’Connor habla en público de lo afortunado que es por tener una esposa como ella, lo que hace que el príncipe replique: «Eso es lo que pasa con las mujeres: nunca sabes lo que hacen cuando les das la espalda». Más tarde, asistimos a una pelea de la pareja: «¡
Se suponía que esta iba a ser mi gira! Mi gira como príncipe de Gales para apuntalar un país clave de la Commonwealth en un momento políticamente muy delicado«, le grita a Lady Di antes de añadir:
«gracias a ti, la gente se está riendo en mi cara».
La Diana real confirmaría los celos que sentía Carlos por la devoción del público hacia su esposa, en
su explosiva entrevista de 1995 con Martin Bashir
para la BBC. «La presión que los medios de comunicación ejercían sobre nosotros como pareja era enorme y mucha gente la malinterpretaba», aseguró en ‘Panorama’. «Íbamos por Australia, por ejemplo, y lo único que se oía era: ‘Oh, ella está al otro lado’», explicando que la gente se sentía decepcionada porque «no estaban en el lado correcto para saludarme o tocarme».
«Ahora, si eres un hombre como mi marido, un hombre orgulloso, te preocupas por eso si lo oyes todos los días durante cuatro semanas. Y te sientes abatido por ello, en lugar de sentirte feliz y compartirlo», continuó diciendo Diana en la célebre entrevista. Cuando Bashir le preguntó «¿así que ya entonces expresaban una preferencia por ti en lugar de por tu marido?», ella respondió: «Sí, con lo que
me sentí muy incómoda y me pareció injusto, porque yo quería compartir eso«.
Las airadas protestas de una política contra Carlos III
La firma sobre la Biblia no fue el único momento poco agradable para el monarca británico. Durante una recepción posterior,
la senadora del partido de los Verdes, Lidia Thorpe, gritó que Carlos III había «cometido un genocidio contra nuestro pueblo».
Tras los discursos pronunciados en la Casa del Parlamento por el rey, el primer ministro australiano, Anthony Albanese, y el líder de la oposición, Peter Dutton, la política recorrió el pasillo del Gran Salón
acusando al rey de ser un genocida y reclamando que se devolviera a su pueblo «lo que nos robaron, nuestros huesos, nuestros cráneos, nuestros bebés, nuestra gente. Destruisteis nuestra tierra».
Mientras los guardias de seguridad trataban de llevarse a Thorpe, ella siguió gritando:
«Esta no es su tierra. Usted no es mi rey». El Palacio de Buckingham declinó hacer comentarios de forma oficial sobre este incidente, pero testigos presenciales restaron importancia a las acusaciones de la senadora, diciendo que los reyes estaban «profundamente conmovidos» por la calurosa acogida que habían recibido durante todo el día.
Carlos y Camilla, que seguían sentados en el estrado durante el enfrentamiento,
parecieron no darse por enterados, ya que el monarca se giró para hablar con el primer ministro y Camilla hizo lo propio con la esposa de este.