El Museo del Cerro al borde del colapso
MADRID, España.- No es un secreto para nadie que La Habana se deteriora cada día más. Los derrumbes son cada vez más frecuentes, cobran vidas humanas y el valioso y singular patrimonio arquitectónico se desmorona a un ritmo alarmante.
Entre múltiples ejemplos se encuentran las construcciones de la Calzada del Cerro. Desde hace años se viene dando cuentas de inmuebles que se desploman en esa imprescindible arteria citadina y de otros en peligro eminente de derrumbe. Recientemente, en el pasado mes de junio, trascendió uno que ocasionó un fallecido y dos heridos.
La Calzada del Cerro debe su nombre a los peñones o cerros que se alzaban en su recorrido y se tomaban de referencia. Se remonta a la primera década del siglo XIX, cuando las autoridades coloniales la trazaron como vía de comunicación de la capital con su zona agrícola; se extiende desde la Esquina de Tejas, donde confluyen la calle Monte y las calzadas de 10 de Octubre e Infanta, hasta la Avenida de Rancho Boyeros.
Junto a un tramo de la Calzada del Monte, la Calzada del Cerro conformó el primer núcleo urbano significativo fuera del centro histórico de La Habana Vieja. Con alrededor de tres kilómetros de largo, fue el eje del que partió el barrio de El Cerro, exponente de la arquitectura neoclásica en Cuba. Hoy, sufre decenios de abandono y un deterioro generalizado.
En el artículo “Transformación de La Habana en medio siglo 1902-1952”, publicado en Álbum del Cincuentenario de la Asociaciones de Repórters 1902-1952 (Editorial Lex, La Habana, 1952) Emilio Roig de Leuchsenring sitúa al Cerro de entonces en el Término Municipal de La Habana y entre sus “importantísimas barriadas”, junto a las de El Vedado, Jesús del Monte y la Víbora; menciona su “modernísimo” estadio donde “se celebran grades desafíos de base-ball y otros actos deportivos”.
En la hoy céntrica y descuidada zona levantaron sus palacios encumbrados oligarcas criollos como las quintas de los condes de Santovenia y la de los condes de Fernandina, la del Marqués de Pinar del Río con sus leones de mármol, y otras quintas que después serían convertidas en las clínicas conocidas como La Covadonga y La Dependiente.
Entre las numerosas construcciones de gran valor arquitectónico en la Calzada del Cerro estaba también la vivienda del siglo XIX que habitaron descendientes del Marqués de Villalta (Wenceslao Villalta), más tarde el comerciante azucarero Guillermo Bonnet y finalmente Carolina Zayas Bonnet y Adriana Sánchez Bonnet, quienes salieron de Cuba en 1980, lo que propició la conversión del inmueble en Museo Municipal del Cerro, inaugurado en junio de 1982.
Ubicado en el número 1852 esquina a la calle Peñón, en la propia Calzada, la que otrora era una bellísima edificación en forma de L, con marcados elementos neoclásicos y un acogedor patio central, en el presente se encuentra en peligro de derrumbe, tras mucho tiempo de permanecer cerrada, igual que decenas de esas instituciones en el país concebidas para conservar colecciones y obras patrimoniales.
En imágenes recientes tomadas por CubaNet se observa un cartel que prohíbe el paso, el techo a punto de colapsar y toda la maleza que ha crecido en sus alrededores.
En un artículo publicado en el Portal Cubarte en mayo de 2017 se pregunta por qué museos municipales en La Habana como el de El Cerro llevan casi 30 años cerrados. Si bien más allá de la manera en que se está desvalorizando y desperdiciando todo el conocimiento que proporcionan los museos, resulta aún de mayor preocupación cómo se sigue perdiendo el patrimonio arquitectónico de la nación y poniendo en peligro vidas humanas.
En 2021, la especialista principal de investigación del Museo del Cerro informaba a Radio Coco sobre una programación prevista tras la finalización de las reparaciones del edificio. Sin embargo, faltando poco para el fin de 2024, el museo sigue cerrado y su deterioro continúa agravándose cada día.
