El plan de pensiones de la construcción ya es líder en España con 570.000 partícipes en nueve meses
El plan de pensiones de la construcción ya es el más grande de España en cuanto a número de trabajadores ahorrando para su jubilación. En nueve meses desde que el pasado mes de febrero arrancaran las aportaciones al fondo, este plan colectivo que gestiona VidaCaixa suma 570.000 partícipes a cierre de octubre y supera a los otros dos grandes planes de empleo, de carácter público: el de los funcionarios del Estado, con 487.000 partícipes, y el de la Generalitat catalana, con 359.000 ahorradores en el cierre trimestral de septiembre, según Inverco.
Los planes de empleo van camino de certificar un año récord e inédito en dos décadas. El impulso se debe a que casi 60.000 empresas de la construcción que ya forman parte del plan del sector. Junto a ellas y tras la iniciativa de sector han llegado en cascada varias decenas de planes creados para autónomos y sectores profesionales a través de asociaciones, organizaciones o colegios profesionales. Así, ha provocado un incremento neto de 621.000 partícipes hasta el tercer trimestre. Supera al ‘año dorado’ para la previsión social del segundo pilar, 2004, cuando el impulso de los planes de empleo en los funcionarios provocó un incremento de casi 600.000 ahorradores.
Este plan de pensiones nace tras el rediseño del ahorro complementario que hizo el exministro José Luis Escrivá durante la pasada legislatura. Con los límites fiscales de los planes individuales mermados, la negociación colectiva tiene ahora más peso para desarrollar macroplanes como el pionero de la construcción, que está pensado para incorporar a un millón de trabajadores asalariados y autónomos, así como decenas de miles de empresas, explica Antonio Méndez Baiges, abogado de Mercer y miembro de Ocopen que diseñó el reglamento del plan.
El lanzamiento de este plan fue un «hito extraordinario», explican desde UGT FICA. Ese optimismo también se percibe desde la patronal del sector, la Confederación Nacional de la Construcción (CNC): «un éxito de la Fundación Laboral de la Construcción». Fuentes empresariales afirman que el ritmo con el que se ha conseguido incorporar a los trabajadores a la hucha colectiva ha rebasado las expectativas. «Está resolviendo bien las cuestiones de enrolamiento y administración pese a su volumen y complejidad», considera Méndez Baiges.
El plan arrancó el pasado 1 de febrero del presente año, y durante ese mes se incluyeron en el plan la parte de la subida salarial destinada al plan con efectos retroactivos, desde 2022, cuando se firmó el convenio colectivo. Aunque las aportaciones detraídas de la subida salarial son moderadas, desde UGT FICA abren la puerta a mejorar las aportaciones durante los próximos años pues el porcentaje destinado actualmente supone, de media, unos 360 euros por trabajador al año que se antojan escasos.
El fondo cuenta con un patrimonio de 122 millones que gestiona la entidad catalana VidaCaixa a cierre de octubre, «dado su número de partícipes, es un importante patrimonio», considera Méndez Baiges. Desde la CNC aspiran a ser también el mayor plan de España a nivel de patrimonio en el medio o largo plazo.
El reto de activar el ahorro
El de los funcionarios del Estado, que hasta hace unos meses era más grande, cuenta con unos derechos consolidados cercanos a 600 millones, pero está varado en mitad de la nada desde que la crisis financiera y la posterior de deuda obligarán a España a aplicar recortes. Se suprimieron las subidas de sueldo de los funcionarios, como así dejaron las Administraciones de aportar en beneficio de los empleados públicos. Similar ocurre con los trabajadores de la Generalitat y asociados, que cuenta con 359.000 partícipes dentro de un ‘plan fantasma’. Ambos se nutren de las escasas aportaciones voluntarias de los empleados, pero no reciben nada de los entes públicos.
La construcción aún tiene un camino por recorrer y retos por resolver. Lo primordial hoy es conseguir que cale el plan entre las empresas y trabajadores que todavía no forman parte, conscientes de que es un sector muy atomizado, con un elevado número de empresas, muchas de ellas pymes y otros tantos autónomos que conforman el tejido empresarial. Aunque el convenio colectivo obliga a todas las empresas a formar parte del plan e incorporar a los trabajadores de forma automática, hay un determinado porcentaje que no está entrando en el plan por diversos motivos. El seguimiento que hacen desde el sector a través de encuestas a las firmas.
De las empresas que todavía no forman parte del plan, un tercio directamente no quieren entrar, incluso exponiéndose a sanciones por incumplir el acuerdo colectivo que podría derivar en el impago de la parte del salario de sus trabajadores que debería ir a la hucha. Otro tercio de las empresas desconocen el plan, por ello detrás hay una labor informativa para que estas empresas se sumen al plan. Y terminan por darse de alta, explican desde la patronal. Igualmente, otro tercio son empresas inactivas o con problemas financieros que dificultan su acceso al plan. Incluso, un número indeterminado no quieren hacer aportaciones a VidaCaixa, que es la única gestora del plan.
Puede ser también una herramienta para atraer a trabajadores a un sector que acusa un fuerte envejecimiento de su plantilla. «Confiamos en que sirva como aliciente del sector para captar mano de obra que lo rejuvenezca y lo diversifique, y ayude a paliar el déficit de empleo que padece en la actualidad», manifiestan desde UGT FICA.
Desde el Gobierno y el sector financiero hay confianza en que la construcción abra paso al resto de sectores y se active el ahorro. «Estamos muy satisfechos por el comportamiento del plan en la construcción y esperamos que se amplíe a otros sectores», señalan desde Seguridad Social.
Hay varios interesados, el más adelantado el del metal como ha venido informando elEconomista.es. Pero es un proceso extenso, de al menos tres años, que requiere el desarrollo de un convenio colectivo, un reglamento del plan o la elección de gestora. Otros expertos coinciden en señalar al sector público, que debería dar ejemplo reactivando sus planes con el ambicioso objetivo de que el segundo pilar sume 10 millones de trabajadores cubiertos.