El plástico ha estado asociado a cientos de miles de muertes durante décadas
Una revisión de la literatura científica basada en más de 1,700 estudios realizados en 38 países ha estimado las muertes y los casos de enfermedades cardiovasculares que se han asociado en el pasado reciente con la exposición a determinadas sustancias químicas liberadas por los plásticos comunes. La buena noticia es que las normativas más estrictas que se aplican en la actualidad parecen ser eficaces y ya han aportado beneficios (y costos, claro) a la salud pública.
Los plásticos y su toxicidad
Como escriben Maureen Cropper, de la Universidad de Maryland, en EE UU, y sus colegas en las páginas de la revista Pnas, hay más de 16,000 sustancias químicas en los plásticos que les confieren diversas propiedades, como el color, la flexibilidad y la durabilidad. Sin embargo, algunas de estas sustancias pueden liberarse con el tiempo, por lo que conviene vigilar los efectos de la exposición. Tanto es así que algunos países, como Estados Unidos, Corea del Sur y Canadá, también han creado bases de datos públicas para controlar los niveles de determinadas sustancias en muestras de sangre y orina.
En su análisis, que incluyó más de 1,700 estudios realizados en 38 países (que representan aproximadamente un tercio de la población mundial), los investigadores se centraron en particular en tres sustancias que en muchas ocasiones se han asociado a la toxicidad humana: el bisfenol A (BPA), el di(2-etilhexil) ftalato (DEHP) y los polibromodifeniléteres (PBDE). Los dos primeros se utilizan en envases de plástico para alimentos, mientras que los últimos son retardantes de llama y también se emplean en muebles y componentes electrónicos.
Los cálculos, basados en una combinación de datos de registros médicos e informes toxicológicos, mostraron que en 2015, alrededor de 5.4 millones de casos de enfermedad coronaria y 346 mil accidentes cerebrovasculares se asociaron con la exposición al BPA, y que alrededor de 164 mil muertes en personas de 55 a 64 años pueden haberse debido al DEHP. Por otra parte, se habrían «perdido» 11.7 millones de puntos de cociente intelectual (CI) debido a la exposición materna a BPA. Los costos para la salud pública ascenderían aproximadamente a 1.5 billones de dólares.
Beneficios de la nueva normativa
Afortunadamente, parece que las nuevas normativas más estrictas introducidas en la primera década del nuevo milenio han tenido el efecto deseado: la exposición ha disminuido y, con ella, los daños para la salud y los costes sanitarios asociados. Los investigadores estiman, por ejemplo, que si la exposición a BPA y DEHP se hubiera mantenido en los niveles de 2015 en EE UU desde 2003, se habrían producido unas 515,000 muertes menos en ese período de tiempo; además, si los niveles de PBDE en las madres se hubieran mantenido en los niveles de 2015 desde 2005, se habrían «ahorrado» más de 42 millones de puntos CI.
Hay que recordar, sin embargo, que se trata de estimaciones, aproximaciones y, como señalan los propios autores del trabajo, la falta de datos precisos para todos los países es una limitación. Solo mediante la introducción de sistemas de control de la exposición más eficaces podría obtenerse una comprensión más clara del fenómeno.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Mauricio Serfatty Godoy.