El príncipe heredero saudita visitará Estados Unidos por primera vez desde la muerte de Khashoggi

presidente de estados unidos Donald Trump se reunirá con el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, el martes, y se espera que los líderes discutan la profundización de los lazos de defensa, comercio y tecnología, así como la cooperación en los campos de inteligencia artificial, seguridad y energía nuclear.

El viaje sigue a la visita de Trump a Arabia Saudita en mayo en la que El reino se comprometió a invertir y comercializar 600.000 millones de dólares con Estados Unidos. Los analistas dicen que Trump buscará consolidar esas promesas esta semana.

«Estados Unidos quiere que Arabia Saudita compre más bienes y servicios y aumente las inversiones en empresas estadounidenses, y Arabia Saudita está buscando un mayor acceso a la tecnología y la innovación estadounidenses para respaldar sus ambiciosas reformas Visión 2030», dijo antes de la reunión Tim Callen, miembro visitante del Instituto de los Estados Árabes del Golfo.

El Foro de Inversiones entre Estados Unidos y Arabia Saudita programado para el 19 de noviembre será una oportunidad para sellar más acuerdos económicos entre los dos países, dijo Callen, señalando que Arabia Saudita quiere una vía de doble sentido con Washington en lo que respecta a inversiones.

«Hay pocas dudas de que las inversiones saudíes y las compras de productos estadounidenses aumentarán. Sin embargo, es posible que las inversiones estadounidenses en Arabia Saudita experimenten el mayor crecimiento en los próximos años, dado el mejor clima de inversión en el reino», dijo Callen, con «las oportunidades proporcionadas por Visión 2030 y la disponibilidad de energía confiable de bajo costo y abundante tierra para apoyar la expansión de la IA y las actividades relacionadas de las empresas tecnológicas estadounidenses».

La visita a Estados Unidos será la primera realizada por el gobernante de facto de Arabia Saudita desde 2018, cuando agentes sauditas mató a un periodista y crítico de alto perfil del régimen saudita, Jamal Khashoggi, en un consulado saudita en Estambul.

Mohammed bin Salman, o MBS como se le conoce, negó haber ordenado el asesinato, pero un informe de inteligencia estadounidense concluyó el príncipe heredero había aprobado la operación.

Desde el escándalo generalizado en torno al asesinato y las críticas al historial de Arabia Saudita en materia de igualdad de género y derechos humanos en general, el reino ha buscado rehabilitar su imagen global. Lo ha hecho principalmente buscando negociar acuerdos de paz en Medio Oriente y presionando para albergar eventos deportivos de gran éxito, como la Copa Mundial de fútbol masculino de 2034.

Después de haber visto a su némesis regional, Irán, debilitarse en gran medida como resultado de los ataques conjuntos de Estados Unidos e Israel contra la república, Arabia Saudita ha visto crecer su propio dominio y se ha posicionado como un aliado estratégico clave de Estados Unidos en la región.