En el periodismo cultural cubano debe haber mucha más libertad
MATANZAS, Cuba. – La crítica especializada es uno de los géneros que más ha sufrido la política de censura del régimen de la Isla. El periodista independiente cubano Michel Hernández Sánchez, quien escribió por más de una década para la página cultural del periódico Granma, conoce “las entrañas” del aparato de prensa estatal.
―¿Existe en Cuba la crítica cultural como género dentro de la especialización periodística?
―Sí, lo que está muy deprimida por conceptos ideológicos. En los medios oficiales no se puede hacer una crítica, ni mala ni buena, de artistas que están abiertamente en contra del Gobierno cubano. Hubo un tiempo que había más libertad para este género, pero en los últimos años ha desaparecido.
No puede hacerse un trabajo profundo ni sagaz, todo está permeado por un pacto ideológico que ha influido no solo en la crítica, sino en el conocimiento de esas expresiones culturales que son críticas al Gobierno.
―¿Cuáles factores afectan la realización de la crítica en el ejercicio del periodismo?
―Creo que hay desprofesionalización en los medios oficiales por la emigración de periodistas, no solo por la situación económica, sino por la libertad que se necesita para expresarse. No puedes hacer una crítica que esté pactada por la censura ni por otros fundamentos que no sean los teóricos, porque, si no, no cumpliría su razón de ser a cabalidad.
También hay falta de espacios para hacer una crítica profunda. Conocemos las carencias de papel que existen en medios oficiales, en los periódicos, aunque esto sea un medio arcaico. La crítica debe ser a fondo, ser real.
―¿Cómo valoras el periodismo cultural cubano en la actualidad?
―En el periodismo cultural en Cuba debe haber mucha más libertad en todos los sentidos para poder dar testimonio de la época que vivimos; ese es uno de los objetivos del periodismo.
Si no le das espacio a ese tipo de periodismo con libertades para hablar de Cuba sin ataduras, va a haber ―o sea, ya existe y creo que ha empeorado― una época que no se refleja en los medios oficiales en este caso.
―¿Qué diferencias existen entre los medios estatales cubanos y los independientes dentro y fuera del territorio nacional?
―La principal diferencia es ideológica. Los medios oficiales están promoviendo a artistas que concuerdan con el sistema. Tanto en televisión como en medios impresos se repiten nombres que no reflejan la diversidad cultural del país. A raíz [de las protestas masivas] del 11 de julio de 2021, día que marcó un antes y un después en el periodismo y la crítica, se han obviado zonas de la cultura cubana.
En los medios independientes se reflejan más los artistas con pensamientos críticos al sistema. Son los polos opuestos, y en medio quedan aquellos que tienen una obra importante, pero que quizás no se hayan expresado ideológicamente o estén alejados de la política. Los independientes han abierto más su plataforma para promover artistas con un pensamiento solo dedicado a su obra.
Cada cual hace con su trabajo y conciencia lo que estime; lo que hay es que saber deslindar bien qué es lo que vale la pena. Se han visto artistas que solo exponen su postura política y no pensamientos sobre su obra. Desde hace décadas ha existido mucho oportunismo, tanto a favor como en contra.
―¿Qué papel juegan la academia en la opinión crítica de un periodista cubano?
―Para hacer periodismo no creo que haga falta tanto la academia; allí se aprenden herramientas, pero el que se hace en la vida diaria, ese es el verdadero periodista. Hay quienes piensan que, porque pasaron cinco años en la academia y escriben bien o más o menos bien, ya lo son, y para nada.
El periodismo lleva marcas en la piel y no todos en Cuba están dispuestos a ello. El oficial es muy cómodo; a veces, los profesionales se quedan inmersos en esa dinámica y pierden el olfato que deben tener. Lo que se haga hay que hacerlo bien, con respeto a la verdad y con calidad, eso es lo principal.
―Con la proliferación de las redes sociales, los influencers, creadores de contenido y páginas de entretenimiento, ¿crees que el periodismo cultural esté amenazado?
―No creo. Las personas, por lo general, me imagino que sepan deslindar en cuanto a contenido, porque el periodismo cultural lleva un análisis, una especialización, y un poco más de tiempo en la elaboración. Las redes están permeadas por la rapidez, por el sensacionalismo, por lo que mueva a las personas, sin basarse en las primicias del periodismo en general.
No son amenaza, a veces hay hasta colaboraciones. Es un fenómeno bastante joven en cuanto a nivel histórico dentro de la profesión; obliga al periodista a especializarse, a hacer periodismo de verdad, creo que pueden canalizar el aprendizaje.
―¿Cuáles son los mayores obstáculos para lograr la especialización?
―Lo más difícil es la dedicación y la voluntad, y no solo me refiero a la academia. El periodismo cultural lleva mucho tiempo, entender fenómenos culturales de primera mano, tenerlos en vivo, como estar en conciertos, pasar tiempo con artistas, acudir a lanzamientos de discos en el caso de la música. Lo principal de esta especialización es el trabajo diario.
Los contactos son importantes y se logran con determinado nivel de especialización. Cuando los demás conocen tu trabajo es más fácil llegar a hacer contactos. Depende también del tiempo que uno le dedique: hay quienes pueden lograrla en cinco años y otros en uno. Hay que adentrarse en criterios desconocidos. El conocimiento es fundamental, así como la humildad para aprender de los artistas.
―¿Qué opinión tiene sobre el periodismo de forma general en la Cuba de hoy?
―El periodismo cubano en general creo que está en una de sus peores etapas. Uno revisa los medios y no está la Cuba que el pueblo cubano quiere ver; me refiero a los medios oficiales. Y en otros medios se ve la Cuba que sufre, pero que está también permeada por el perfil del medio. Quizás en algunos momentos haya exageraciones de distintos hechos.
Sobre la Isla faltan miradas más objetivas que estén centradas en el hombre común. Hay medios que lo han hecho, medios independientes, pero el periodismo cubano está en una crisis. Para el bien del pueblo cubano y del país debería cambiar en algún momento no muy lejano.