En Holguín hay mucha basura, pero ese no es el único problema
HOLGUÍN, Cuba. – “Das una vuelta por ahí y ves basura de esquina a esquina. La basura tapa las aceras. Eso de que Holguín es la ciudad más limpia es un cuento y una mentira. Las autoridades dicen que no hay combustible para los camiones de recoger la basura”, dice Armando Pedroso Toledo.
El antiguo esplendor de Holguín, que era considerada popularmente una de las ciudades más limpias de Cuba, ha dado paso al abandono y la putrefacción. La podredumbre en las calles, combinada con el calor veraniego, crea un ambiente harto insalubre.
Los ríos Jigüe y Marañón, que solían ser venas vitales de frescura y vida, ahora arrastran una corriente de contaminación. La negligencia en la recolección de residuos ha llevado a que los vecinos arrojen desechos en sus aguas, lo que pone en riesgo no solo al ecosistema local sino también la salud de los holguineros.
En los barrios de la ciudad el panorama también es alarmante. “En el reparto Aduana, los edificios están llenos de basura; es un desastre”, denuncia Gladys Moreno Téllez.
Por otro lado, la proliferación de plagas se ha convertido en un problema crítico. Cucarachas, ratones y otros insectos transmiten enfermedades y se multiplican en medio de los basurales de la ciudad. “¿De qué salud están hablando?”, cuestiona Diosdado González Torres en alusión a las contradicciones entre el discurso oficial sobre la salud y el panorama que lo circunda.
La presencia de desechos de origen animal, como orina y heces de caballo, agrava la crisis. La mezcla de estos residuos con la basura general crea un caldo de cultivo para enfermedades y un ambiente nauseabundo. “La orina y las heces de caballo ruedan por toda la calle”, añade González Torres.
“Holguín está más sucio que La Habana; aquí donde quieras ves el pegote de basura tirado”, comenta Leonardo Pérez Sánchez, otro residente en la ciudad.
Pero eso no es todo: la crisis se profundiza aún más con la falta de servicios básicos. La falta de agua y los constantes cortes eléctricos no solo aumentan el malestar de los holguineros, sino que exacerban los problemas sanitarios. Pedro Benito Peñate resume la situación: “Hay mucha basura, pero ese no es el único problema: no tenemos agua, no tenemos corriente”.
“En todo Holguín hay basura regada”, agrega Manuel Roque Batista. “Yo vivo en la calle 13 del reparto Sanfield y hace más de seis meses que no pasa un camión recogiendo la basura. Y, si dices algo, quieren meterte preso”, termina.