«Es como una explosión»: así cambia el cerebro de los recién nacidos al experimentar el mundo por primera vez
Desde los primeros instantes fuera del útero, los bebés comienzan su comprensión del mundo exterior. Cada uno de sus sentidos transmite datos directos al cerebro. Algunos de ellos, como la luz y el sonido, son especialmente abrumadores para el recién nacido. Dentro de la matriz, existían apenas de manera difusa. Los neurocientíficos piensan que este primer período de la vida es especialmente significativo para el desarrollo neuronal. Sin embargo, no abundan los estudios sobre el tema.
Una reciente investigación de la Universidad de Nueva York arroja nueva luz: ha revelado la velocidad abrumadora en que el cerebro de un bebé crea nuevas redes neuronales tras sus primeros estímulos sensoriales. El reporte afirma que los bebés experimentan algo similar a una «explosión» de conectividad neuronal. A través del análisis de encaneos cerebrales realizados a fetos y recién nacidos, los científicos de Nueva York encontraron que en la transición se produce una repentina formación y reconfiguración de millones de conexiones neuronales. El contacto sensorial con el mundo transforma su cerebro, dejando muy atrás rápidamente la etapa fetal.
El estudio contempló el cerebro de 140 individuos y evaluó tanto su etapa fetal como su etapa de recién nacidos. Se incluyeron 126 exploraciones prenatales (seis meses después de la concepción) y 58 postnatales (tres meses después del nacimiento). Los registros se realizaron mientras los bebés estaban en estado de reposo. “Con este conjunto de datos longitudinales único en su tipo, ahora, por primera vez, tenemos la oportunidad de investigar los cambios cerebrales a lo largo del nacimiento. Sorprendentemente, todavía hay una gran brecha en nuestra comprensión de cómo cambia el cerebro humano durante esta fase crucial del desarrollo”, explicó Lanxin Ji, autor del estudio, a ScienceAlert.
Explosión y reconfiguración, pero no en todos lados
Después de nacer, el cerebro trata intensamente de procesar y asimilar la nueva clase de información que obtiene un bebé a través de todos sus sentidos. Gracias a ello, dentro del órgano hay una oleada de conexiones neuronales nuevas. La explosión de actividad neuronal no es uniforme. Solo la red subcortical, sensoriomotora y frontal superior, relacionadas con funciones básicas como la motricidad, la respiración, el parpadeo y la digestión, registraron una drástica formación de conexiones tras el nacimiento.
Estas redes no se encuentran “apagadas” antes del nacimiento. Están activas mientras el feto se desarrolla, pero las conexiones formadas se orientan hacia asuntos estrictamente de supervivencia. Al nacer, algunas de esas redes reconfiguran su arquitectura para adaptarla hacia los nuevos requerimientos del bebé. Por ejemplo, la red subcortical, que comprende los circuitos debajo de la corteza cerebral, prepara funciones básicas antes del nacimiento como la regulación de la temperatura, el ritmo cardiaco y la respiración. Después, cuando todas esas funciones están registradas, es la responsable de procesar la información sensorial y regular las emociones.
Los neurocientíficos tienden a investigar el desarrollo del cerebro en sus primeros momentos atendiendo a su división entre conexiones para asuntos locales y globales. Mientras el bebé está dentro de útero, el órgano está ocupado en crecer como organismo. De ahí el nombre de “local”. Cuando nace, el cerebro necesita ocuparse de asuntos globales, como la integración de toda la información que reciben sus receptores de información. El estudio de la Universidad de Nueva York parece respaldar esa teoría.
La base de datos tiene el potencial de cambiar nuestra noción sobre el crecimiento de los bebés. El reporte apunta a que el nacimiento no es solo la continuación del crecimiento cerebral prenatal. En cambio, los primeros meses fuera del útero son una etapa distinta, con consecuencias cognitivas muy específicas.
Conforme pasa el tiempo y se acumulan las experiencias, el cerebro desarrolla otras regiones, como las relacionadas con el lenguaje y el pensamiento abstracto. En algún momento, ya con una sólida formación de conexiones neuronales, comenzará a crear engramas y, con ellos, los recuerdos.
El estudio destaca la necesidad de realizar más investigaciones sobre la maduración cerebral en los primeros meses después del nacimiento. El punto de partida de un bebé será fundamental para un óptimo desarrollo en los siguientes años. Además, bases de datos como esta deberán fortalecerse con estudios que consideren otros factores como el sexo, la prematuridad del nacimiento y posibles problemas al nacer