domingo, junio 1, 2025
Cuba

Es difícil ser madre en Cuba en medio de una sociedad que se cae a pedazos


El sacerdote Alberto Reyes homenajea a las madres cubanas y reflexiona acerca de lo difícil que es asumir la maternidad en la isla: «Llega el Día de las Madres, esa fiesta tan cercana al alma de nuestro pueblo. Es el día en el que el cubano intenta ir al encuentro de su madre, si todavía vive, o intenta ir al cementerio, si ella ha muerto. Y es también el día en el que nos damos cuenta de lo difícil que es vivir el don de la maternidad en nuestra tierra».

Las madres cubanas enfrentan a diario las carencias de lo más elemental para proveer a sus hijos. En la isla conseguir alimentos, medicinas o un par de zapatos para que los niños puedan ir a la escuela es cada vez más difícil. Hay otras madres que pasarán el día sin sus hijos porque el régimen los encarceló por pensar; y las hay que tendrán que conformarse -si la electricidad y el acceso a Internet lo permiten- con una videollamada. 

El párroco de la Arquidiócesis de Camagüey habla así de lo difícil que lo tienen las madres cubanas: «Es difícil por lo duro de intentar educar a los hijos en los valores eternos, en medio de una sociedad que se cae a pedazos, y donde todo vale con tal de sobrevivir».

Reyes tuvo palabras especiales para las madres de los presos políticos: «Es difícil para aquellas cuyos hijos han ido a engrosar la larga lista de presos políticos, esos hijos añorados ante los cuales se intenta no llorar, no derrumbarse, porque son los hijos que tuvieron el coraje de salir a las calles a reclamar los derechos de todos».

El padre Alberto Reyes es uno de los líderes religiosos cubanos más activos en sus críticas al régimen castrista. Cada vez que tiene oportunidad habla en sus redes sociales sobre la liberación del país y el fin de la dictadura.

En agosto del 2024, el padre Reyes mostró su preocupación por la debacle de la sociedad cubana: «¿Los que están en el timón del barco, no ven que esto no va a ningún lugar? Esto lo vamos a arrastrar mucho tiempo, con la buena noticia de que un día empezaremos a caminar hacia la luz y hacia una sociedad definitivamente distinta, pero el daño antropológico lo vamos a arrastrar años, muchos años, desgraciadamente».



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