Esta empresa quiere que el negocio de las criptomonedas sea ecológico
La minería de criptomonedas puede convertirse en una importante partidaria de la transición ecológica. Luego de años de estar en la mira por el consumo excesivo de agua, energía y su impacto en las emisiones de efecto invernadero, la asociación europea Bitcoin Energy sugiere que en los próximos años, las divisas digitales podrían estar compuestas de energía eólica y solar. Fuentes que, aunque no emiten gases de efecto invernadero, tienen un problema: son intermitentes pues dependen de la meteorología.
Así, en momentos de sol y viento, la producción de las centrales basadas en estas fuentes renovables es máxima, pero se anula si las condiciones fallan: el cielo se nubla, el sol se pone, o el viento deja de soplar. Como resultado, en determinados momentos del día y del año habrá un exceso de producción eléctrica y en otros habrá un déficit; parte de este excedente se almacenará en baterías para ser consumido más tarde, pero otra parte, habrá que eliminarla para evitar sobrecargar la red.
El mayor inconveniente de esta generación intermitente es que los precios de la electricidad pueden caer en picada cuando la producción exceda la demanda. No obstante, los parques eólicos y fotovoltaicos también se remuneran cuando los precios llegan a cero o son negativos, de lo contrario se perdería el incentivo económico para instalar nueva infraestructura renovable. Esto ocurrió en Dinamarca con las subastas de eólica marina, que no recibieron ofertas precisamente por la falta de estas garantías.
¿Qué tan renovable es una granja de cripto?
A demás de necesitar agua para los sistemas de refrigeración de las máquinas, que de otro modo se sobrecalentarían, las llamadas «granjas de criptodivisas» consumen mucha electricidad debido a la potencia de cálculo necesaria para resolver problemas criptográficos. En consecuencia, si la energía para alimentar o ventilar las computadoras procede de fuentes fósiles, las emisiones asociadas a la minería la convierten en un obstáculo para el clima.
Sin embargo, no es raro que las granjas de criptomonedas dependan de centrales hidroeléctricas, que proporcionan energía limpia, abundante y barata. Este último rasgo es crucial para los «mineros», ya que el precio de la electricidad representa el principal costo operativo de sus instalaciones. Siempre se está en busca de grandes cantidades de energía al precio más bajo posible.
En diciembre, Mara Holdings, una de las mayores empresas de minería de bitcoins del mundo, adquirió un parque eólico en Texas; la intención era utilizarlo para alimentar sus procesos de minería, que se iniciarán y detendrán en función de la presencia de viento. En el caso de Mara, la planta está desconectada de la red. Bitcoin Energy busca aprovechar la flexibilidad de la minería para favorecer la integración de las renovables en el mercado eléctrico y reforzar la estabilidad de la infraestructura. Así, las granjas de criptomonedas modularán su actividad para aprovechar los picos de producción eólica y solar, a precios mínimos, «desconectándose» cuando la disponibilidad sea baja y la demanda de electricidad suba. De este modo, la electricidad de los parques renovables no se desperdicia, los operadores aumentan la rentabilidad de su inversión y se reduce la presión sobre la red en los momentos de mayor demanda.
La idea de Bitcoin Energy podría funcionar
«Todas las actividades que necesitan un suministro más o menos continuo de electricidad, y que tienen la obligación o el interés de garantizar su origen bajo en carbono, son una importante contrapartida a los proyectos de desarrollo de ‘tecnologías verdes'», explica a WIRED Carlo Stagnaro, director de investigación y estudios del think tank italiano Instituto Bruno Leoni. Sin embargo, añade que este tipo de asociación requiere de un compromiso a largo plazo, de al menos cinco o diez años, tal es el caso de muchos asentamientos industriales o centros de datos: «Aunque no estoy seguro de que la minería pueda garantizar este tipo de compromiso, ya que es un negocio muy volátil y puede crear tensiones en la demanda de electricidad».
Artículo publicado en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.