Estábamos completamente equivocados sobre el tamaño del megalodón
Más que un enorme tiburón blanco, el megalodón (Otodus megalodon) era similar a un tiburón limón (Negaprion brevirostris) o incluso a una gran ballena. Un equipo internacional de la Universidad de California-Riverside y la Universidad DePaul, Chicago, desafían la idea que teníamos sobre este cazador prehistórico que vivió hace 15 millones de años, y nos ofrecen la nueva imagen de una especie con un cuerpo más largo que le permitía moverse con mayor fluidez. Los detalles de la investigación se publicaron en la revista Palaeontologia Electronica.
¿Cuánto medía el megalodón?
A diferencia de los métodos tradicionales basados en el tamaño de los dientes, los investigadores examinaron una espina dorsal casi completa para estimar la longitud del cuerpo del depredador; luego la compararon con más de 100 especies de tiburones vivos y extintos. Así lograron determinar una proporción más exacta de la cabeza, cuerpo y cola.
De acuerdo con su análisis, el tamaño de la cabeza y la cola ocupaban alrededor del 16.6% y el 32.6% respectivamente, de la longitud total del cuerpo, equivalente a 24.3 metros con un peso total de 94 toneladas. Además, el cuerpo parecía estar diseñado para nadar a velocidad de crucero con poca energía, más que para una persecución continua a gran velocidad.
En comparación con los tiburones blancos (Carcharodon carcharias), que tienen un cuerpo robusto y en forma de torpedo que se estrecha bruscamente hacia la cola, el megalodón se habría parecido más a los tiburones limón actuales, que mantienen una forma cilíndrica y puntiaguda, permitiéndoles nadar con mayor fluidez y eficiencia energética dado su tamaño.
«Este estudio proporciona el análisis más sólido hasta la fecha de la forma y el tamaño del cuerpo del megalodón», comentó Phillip Sternes, uno de los autores del estudio. Tim Higham, coautor del estudio, añadió: «La física de la natación establece lo fornido o alargado que puede ser un depredador masivo».
Depredador rápido o cazador lento
Tras revelar el aspecto del megalodón, los investigadores también trataron de aclarar si era un depredador de alta velocidad o un cazador más lento. Según los datos, es un intermedio: la criatura probablemente nadaba a una velocidad moderada, con la capacidad de empujar hacia delante cuando atacaba a la presa.
Como afirma el estudio, dado su tamaño y demanda energética, nadar a gran velocidad no habría sido eficiente. Esta investigación mejora nuestra comprensión del aspecto del megalodón y también proporciona nuevos conocimientos sobre cómo el tamaño afecta al movimiento en los animales marinos. «El gigantismo no solo es hacerse más grande, se trata de evolucionar para sobrevivir a esa escala. Y el megalodón puede haber sido uno de los ejemplos más extremos de ello», concluye Sternes.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.