Este enorme bosque de clones es un solo ser vivo, quizá el más grande y antiguo del planeta
En las montañas del estado de Utah, Estados Unidos, existe un bosque de álamos especial que se extiende hasta 45 hectáreas. Si caminas por él, tendrías que atravesar un conjunto de 47,000 árboles. Este sitio esconde un secreto genético: cada tronco del lugar es en en realidad el tallo de una plántula original de Populus tremuloides que un día llegó ahí y se extendió.
Ese bosque se llama Pando, aunque también es apodado «el gigante temblón» debido a la especie de árbol que contiene (álamo temblón). Pertenece a la clase de seres vivos gigantes que en la superficie lucen como cúmulos de elementos individuales, pero que, bajo tierra, están unidos por raíces. Pando es una colonia clonal. Cada árbol es genéticamente igual al resto. Todos nacieron y crecieron en una raíz interconectada. El ciclo seguirá mientras nada dañe al ‘gigante temblón’.
Hay un bosque de clones y la ciencia quiere saber desde cuándo. Los biólogos saben que las plantas clonales deben vivir mucho más que cualquier otro ser vivo. Existen varias estimaciones sobre la edad verdadera de Pando, pero las opiniones científicas están divididas. Las primeras dataciones mencionaban que debía tener 80,000 años. Alguna más aventuradas (hoy descartadas) calculaban un millón de años. La Universidad de Chicago en Illinois tiene una nueva estimación basada en ADN con la que esperan terminar el debate que lleva décadas.
Lo que dicen las variaciones genéticas
Los investigadores secuenciaron más de 500 muestras del árbol para verificar su edad y obtener pistas sobre cómo se ha adaptado a lo largo de su vida. De acuerdo con su estudio, Pando debe tener entre 16,000 y 80,000 años. Con este dato, es posible considerar a este bosque de álamos de Utah como uno de los organismos actualmente vivos más antiguos del mundo. El trabajo de la Universidad de Chicago todavía tiene que ser revisado por la comunidad científica, pero puede ser consultado en el servidor de prepublicaciones bioRxiv.
La edad que arrojaron los modelos filogenéticos puede verificarse además con la presencia de polen de Populus tremuloides en los sedimentos lacustres (el material que se acumula en el fondo de ríos) del lago Fish, cerca de Pando. También coincide con algunos de los estudios previos que calcularon la edad en función de su tasa de crecimiento e incluso tomando en cuenta eventos de cambio climático prehistóricos.
Los investigadores también encontraron hasta 4,000 variaciones genéticas en las muestras recolectadas. Este hallazgo confirma que, aunque los clones de Pando son genéticamente iguales, en cada tallo se acumulan mutaciones genéticas. Los más viejos tienen unas y los más recientes otras. «Este trabajo mejora la comprensión de la acumulación y dispersión de mutaciones dentro y entre ramets de organismos longevos que se reproducen clonalmente», asegura el artículo científico.
El ‘gigante temblón’ no es el único ser vivo de enorme proporciones. En Oregón, Estados Unidos, hay un hongo de miel que también es una colonia clonal de 9.6 kilómetros cuadrados. El estudio de los organismos vegetales longevos ayudará a comprender cómo protegen su genoma a pesar de reproducirse asexualmente.