Este pez tiene patas y, en ellas, hay papilas gustativas
Los peces con “patas” son uno de los organismos marinos que más interesan a los biólogos. Alrededor del mundo, hay al menos siete especies bien identificadas. De todas ellas, el petirrojo marino (Prionotus carolinus) ha maravillado a un equipo de científicos de las universidades de Harvard y Stanford. Sus apéndices no solo le permiten moverse sobre el suelo marino, sino que también son herramientas para excavar y funcionan como una “lengua” que identifica su comida.
Los investigadores llevan un par de años trabajando con los petirrojos marinos en laboratorios especializados en biología sensorial. Los peces con patas son organismos modelo para estudiar la generación de partes del cuerpo adicionales por razones adaptativas. Sus estudios culminaron en dos publicaciones consecutivas en la revista Current Biology.
No son exactamente patas, sino extensiones de sus aletas pectorales. En un entorno acuático, las aletas tienen propósitos de propulsión, estabilidad y maniobrabilidad. En el Prionotus carolinus, los apéndices le permiten caminar, arañar el suelo o desenterrar presas como mejillones. Experimentos para determinar su sensibilidad incluso revelaron que pueden detectar químicos enterrados.
“Es un pez al que le crecieron patas gracias a los mismos genes que contribuyen al desarrollo de nuestras extremidades y que luego reutilizó para encontrar presas, usando los mismos genes que nuestra lengua usa para saborear la comida, una auténtica locura”, refiere Nicholas Bellono, coautor de la investigación.
El estudio también encontró por casualidad que no todos los petirrojos marinos pueden sentir o excavar. En sus notas de investigación, los autores admiten que recibieron un cargamento con una variante de la especie que no se había considerado antes. Los apéndices de los Prionotus carolinus excavadores tienen forma de pala y cuentan con papilas. La variante Prionotus evolands tiene patas en forma de bastón y no están desarrolladas para buscar comida enterrada.
Como los petirrojos marinos excavadores viven en regiones muy específicas, los apéndices quimiorreceptores con forma de pala probablemente son subespecializaciones evolutivas, según ambos reportes. Estos cambios en las patas de la especie deberían ser una adaptación reciente.
“Hace unos seis millones de años, los humanos desarrollaron la capacidad de caminar erguidos, separándose de sus antepasados primates. El bipedismo es una característica definitoria de nuestra especie, y sabemos mucho sobre cómo, cuándo y por qué ocurrió ese cambio. Los petirrojos marinos y su adaptación a vivir en el fondo del océano podrían ofrecer pistas. Por ejemplo, existen factores de transcripción genética que controlan el desarrollo de las patas de los petirrojos marinos que también se encuentran en las extremidades de otros animales, incluidos los humanos”, explica la Universidad de Harvard en un comunicado.
El complejo ecosistema marino está lejos de ser completamente catalogado. Las mejores estimaciones indican que, con las herramientas actuales, solo se ha podido estudiar el 20% del océano. Los científicos también calculan que hasta el 70% de las especies que habitan en el mar son desconocidas.