martes, julio 29, 2025
Ciencia y Salud

Estos tres contaminantes atmosféricos aumentan el riesgo de demencia


Un nuevo estudio confirma que la exposición prolongada a ciertos contaminantes atmosféricos comunes incrementa de forma significativa el riesgo de desarrollar demencia. El análisis, considerado el más exhaustivo de su tipo hasta la fecha, lanza un llamado urgente a establecer normas de calidad del aire más estrictas para contener la expansión de un trastorno que afecta a cerca de 57 millones de personas en todo el mundo, y con 10 millones de nuevos casos diagnosticados cada año, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La investigación, realizada por epidemiólogos del Consejo de Investigación Médica de la Universidad de Cambridge, se basa en una revisión sistemática de 51 estudios que incorporan datos clínicos de más de 29 millones de personas expuestas a contaminantes del aire durante al menos un año.


Aire contaminación

Los científicos aún no tienen claro cuáles de los contaminantes presentes en el aire aumentan el riesgo de padecer trastornos mentales y neurológicos.


El metaanálisis, publicado en The Lancet Planetary Health, identificó una asociación estadísticamente significativa entre tres tipos de contaminantes atmosféricos y la aparición de demencia:

  • Partículas finas PM2.5
  • Dióxido de nitrógeno (NO2)
  • Carbono negro (hollín).

Estos contaminantes provienen, en gran medida, de la quema de madera y combustibles fósiles.

Al analizar la información disponible hasta octubre de 2023 en bases de datos académicas como MEDLINE, Embase, Cochrane Library, CINAHL, Global Health, PsycINFO, Scopus y Web of Science Core Collection, los autores concluyeron que por cada aumento de 5 microgramos por metro cúbico (μg/m³) en la exposición prolongada a PM2.5, el riesgo de demencia se incrementa 1.08 veces.

En el caso del NO2, los datos muestran que un aumento de 10 μg/m³ eleva el riesgo 1.03 veces, mientras que para el hollín, un incremento de apenas 1 μg/m³ se asocia con un aumento del riesgo de 1.13 veces.

Los investigadores advierten que estas estimaciones podrían estar subvaloradas. Reconocen que su informe presenta limitaciones, ya que la mayoría de los estudios incluidos se enfocan en poblaciones blancas de países con altos ingresos. Por ello, destacan la necesidad de ampliar la investigación para comprender cómo afecta la contaminación a otras poblaciones en contextos vulnerables.

Aun con esas limitaciones, subrayan que “este análisis se suma al cuerpo de evidencia que señala a los contaminantes del aire exterior como factores de riesgo para la demencia, lo que indica que reducir la exposición a estos elementos podría disminuir la incidencia de la enfermedad. Asimismo, normas más rigurosas de calidad del aire probablemente traerían beneficios relevantes en términos de salud, economía y bienestar social”.

El impacto económico de la demencia

Haneen Khreis, investigadora de la Universidad de Cambridge y autora principal del estudio, declaró a The Guardian que “combatir la contaminación atmosférica puede generar beneficios a largo plazo para la salud, la sociedad, el clima y la economía. Puede aliviar la enorme carga que enfrentan los pacientes, sus familias y cuidadores, al tiempo que reduce la presión sobre sistemas de salud ya saturados”.

La demencia representa la séptima causa de muerte a nivel global y una de las principales razones de discapacidad y dependencia. El Alzheimer es su forma más común: representa siete de cada 10 diagnósticos de demencia. Se trata de una enfermedad progresiva, incurable e irreversible. El 47% de quienes la padecen tienen más de 85 años.



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