lunes, marzo 10, 2025
Cuba

Eufemismos para disfrazar el desastre


LA HABANA.- Recientemente, en un informe lleno de eufemismos de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) sobre la muerte por envenenamiento de una madre y su pequeña hija, en Guanabacoa, al este de La Habana,  por haber ingerido sal de nitro, se explicaba que la sustancia fue llevada a casa de las víctimas por  un tío de las mismas que “trabaja como recolector de materias primas”, que la había hallado en un basurero y pensó que era sal común.

“Recolector de materias primas” es el modo eufemístico que usan las autoridades cubanas para designar a los llamados “buzos”, los varios millares de personas de cualquier sexo y edad que en todo el país hurgan en los vertederos de basura en busca de latas, botellas, zapatos y ropa que puedan remendar, alambres, piezas de electrodomésticos y todo cuanto puedan luego aprovechar para su uso o vender. A veces se ve a algunos de ellos devorar sobras de comida que extraen de la basura.

Esos infelices que escarban  en la basura para ganarse la vida se ven expuestos a multas y arrestos por las autoridades, que los acusan de “propagar enfermedades”, afectar la higiene y el ornato público. Como si no estuvieran las calles llenas de lomas de basura, escombros y ríos de aguas albañales…

El régimen, siempre tan dado a los eufemismos, desde la época de Fidel Castro y hoy más con sus continuadores, mediante su uso, trata hipócritamente de encubrir las tristes realidades resultantes de la crisis socio-económica, la más grave de la historia de Cuba, que han provocado con sus empecinadas, torpes y antipopulares políticas económicas y su aferramiento al poder a costa de lo que sea, incluso de la supervivencia de la nación.

Así, para ocultar que cada vez hay más pordioseros y mendigos, porque, según aseguran, “la mendicidad es incompatible con el proyecto social cubano”, han acuñado el término “deambulantes”. A veces los recogen e internan en albergues, de donde se van enseguida, pues es tan mala la alimentación que prefieren seguir en las calles.

Consideran “actos de indisciplina social” a los cada vez más frecuentes robos, asaltos y riñas tumultuarias en lugares públicos.  A los desempleados los llaman “disponibles”. A ancianos y enfermos cuyas jubilaciones no les alcanzan ni siquiera para mal comer unos pocos días, a personas que viven prácticamente en la indigencia, los llaman “vulnerables” y como tales  les conceden  ayudas ridículamente insuficientes. Al desalojo, generalmente por la fuerza,  de personas que ocupan locales y casas abandonadas lo llaman “extracción”. Las villas miseria, -que engalanan cual aldeas Potemkin para las visitas de los mandamases- son calificadas  como “comunidades en desarrollo”, y “comunidades de tránsito” los inmundos albergues, verdaderos almacenes de náufragos, donde se hacinan las personas a las que se les han derrumbado sus casas y donde deberán permanecer durante diez, quince años o más en espera de que les asignen una vivienda o un derruido local para reparar.     

Eufemismos ridículos y cínicos le sobran a la Cuba oficial y los  seguirá inventado para disfrazar las tristes situaciones que ya no puede ocultar y de las que no puede atribuir la culpa solamente al “criminal bloqueo y la compleja situación económica internacional”.        



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