Feijóo promete «una reforma fiscal a la baja» y no imponer el impuesto sucesiones y donaciones
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, aprovechó el encuentro este lunes con las empresas familiares para prometer «una reforma fiscal a la baja» si accede a la Moncloa y logra «mayoría» en el Congreso, se declaró contrario «a obligar a todas las comunidades autónomas a reponer los impuestos de sucesiones y donaciones», tan relevante en el colectivo, y apostó por una ley de conciliación «negociada».
Durante su participación en el «XXVII Congreso Nacional de la Empresa familiar», el líder popular realizó un alegado en favor de los empresarios y contra una política económica que «se reduzca a que el gobernante ordena y la empresa paga». «En España faltan muchas empresas y sobran muchos ministros», deslizó. Sostuvo que «un país no puede prosperar a base de la asfixia fiscal a sus ciudadanos ni sobre el expolio de quien produce riqueza», arremetiendo contra el Gobierno por haber «subido 81 veces los impuestos y las cotizaciones sociales en seis años», siendo incapaz de «cuadrar» las cuentas, pese a lograr con ello una recaudación récord, al tiempo que se recibía una histórica inyección de fondos europeos y se elevaba la deuda pública en 425.000 millones.
«La única alternativa que se ofrece a los españoles es seguir exprimiéndoles para pagar los excesos y los desaciertos», criticó, deslizando que en el «clandestino» plan de consolidación fiscal enviado la semana pasada a Bruselas se incluye «un incremento de los impuestos en 4.500 millones más para el próximo ejercicio».
Feijóo había iniciado su intervención garantizando su asistencia a la que es la mayor cita de la empresa familiar en una crítica directa a los desplantes de Pedro Sánchez. «Vendré siempre que me llamen porque reconozco su labor como empleadores y como generadores de riqueza en nuestro país», afirmó, apoyándose en su valoración en que el colectivo supone el 25% del PIB.
«Ustedes arriesgan, trabajan y pagan nóminas todos los meses, generan riqueza y, hayan fundado o no la compañía, lo cierto es que saben lo que significa vincular una vida y la de los suyos a la supervivencia y al desarrollo de sus compañías», elogió. Pidió al empresariado que «siga mejorando nuestro país», desvelando hartazgo por el fomento de una polarización que confronta «ideologías» o «propietarios contra inquilinos», enfrenta territorios y «empresarios contra trabajadores».
A su juicio una empresa familiar «es como una nación en pequeño. O si lo prefieren: una nación es como una empresa familiar en grande», extraponando que ninguna de la gestas de las compañías «sería posible si solamente se limitasen a resistir pensando en ustedes y no en lo que necesitan sus clientes».
«Ninguno de ustedes endeudaría todos los días a su compañía. Tampoco ninguno de ustedes podría gestionar sin aprobar el presupuesto anual. Ninguno tendría como socio a alguien que quiere destruir la compañía. Y ninguno contrataría a un ejecutivo cuyo única propuesta sea siempre subir los precios y repercutirlo en los clientes», concluyó en crítica directa al Ejecutivo.
«Yo no quiero ser un administrador de la pobreza, quiero ser un presidente que ayude a España a generar riqueza, a crear valor y a construir un futuro de oportunidades y de esperanza», elaboró apostando, además de por bajar impuestos, por «construir un modelo de país» para paliar problemas como que más de la cuarta parte de la población «viva en el umbral de la pobreza».
De un lado se comprometió con «construir un país en el que el esfuerzo tenga un justo premio, un país en el que no se mire al que arriesga de reojo», donde los impuestos «no sean tan elevados respecto a los salarios» hasta el punto que hacer atractivo «vivir de ayudas públicas y no de vivir del trabajo».
El segundo principio que, según dijo, guiaría su Gobierno es «priorizar a las personas» y a «los proyectos que arriesgan para que el país avance». «¿Cuántos chicos o chicas optan en España por convertirse en funcionarios sin vocación pública solo por el miedo a fracasar fuera de la administración? Nuestro país necesita emprendedores, necesita personas de todas las edades que se animen a acometer nuevos proyectos empresariales», apuntó, apostando por una regulación y una fiscalidad que «fomente el riesgo empresarial».
En este punto apostó por regular la segunda oportunidad y la conciliación de la vida familiar y laboral. «Durante demasiado tiempo las familias han tenido que elegir entre su carrera profesional y su vida laboral y creo que es deber de toda la sociedad darle a esto una vuelta», agregó, desvelando que el PP ha elaborado una ley propuesta de ley de conciliación «negociada» y «sin imposiciones frívolas» porque el tejido productivo tiene también que aumentar la productividad y «disminuir el insoportable absentismo laboral».