Francia: El nuevo ministro del Interior francés promete “restablecer el orden” en “calles y fronteras” | Internacional
El nuevo Ejecutivo de Francia, que preside Michel Barnier y que será el más conservador de los últimos 12 años, echó a andar este lunes en un ambiente de urgencias amenazado por una moción de censura inminente de las fuerzas que no han querido entrar en él: el Nuevo Frente Popular (NF), la alianza que conforman los partidos de izquierda, y el ultra Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen. La sensación general es que será breve, no hay tiempo que perder. La reunión ministerial fue corta y el presidente de la República, Emmanuel Macron, pidió “coraje” y “compromiso” a los 39 ministros, viceministros y secretarios de Estado sentados alrededor de la mesa en el Elíseo. Lo relevante, sin embargo, fue la declaración de intenciones de cada nuevo ministro al tomar posesión de su cartera. La más significativa, y esperada, la del nuevo titular de Interior, Bruno Retailleau.
El exlíder de Los Republicanos (LR) en el Senado, elegido para sustituir a Gérald Darmanin, lanzó un discurso duro y conservador sobre su visión de la cartera. Un mensaje rápido y directo hacia el RN y su electorado. “Nunca cederé nada, no dejaré pasar ni toleraré ningún ataque, ninguna ofensa”, lanzó nada más empezar en relación con el enfrentamiento entre la policía y los habitantes de algunos barrios de extrarradio de Francia. “Vergüenza para aquellos que destilan en sus discursos odio hacia nuestras fuerzas del orden, es indigno”, continuó. “Debemos tener el valor de la firmeza”, proclamó, asegurando que los franceses quieren más orden, “orden en las calles, orden en las fronteras”.
Retailleau, por si había dudas de su inclinación política, y entre evocaciones al primer ministro George Clemenceau (que gobernó a comienzos de siglo), lo resumió así: “Tengo tres prioridades: restablecer el orden, restablecer el orden, restablecer el orden. Creo en el orden, como condición de la libertad. Cuando no lo hay, la libertad está amenazada”, repitió en el patio del Hôtel de Beauvau, sede del Ministerio del Interior.
El ministro se detuvo algo más con el periódico conservador Le Figaro para desgranar sus ideas en su primera entrevista exclusiva. En materia de inmigración también fue todo lo claro que le permitió el marco legal actual. “Mi convicción está clara, y desde hace mucho tiempo: la inmigración, cuando no está controlada, no es una oportunidad para nadie, ni para Francia ni para los inmigrantes. El verdadero problema es el número. Demasiado es demasiado. El año pasado, si contamos los primeros permisos de residencia y los solicitantes de asilo, Francia acogió a 470.000 extranjeros adicionales, el equivalente a la ciudad de Toulouse, sin contar las entradas ilegales. ¿Quién puede creer seriamente, ante tal flujo, que es posible una buena integración, cuando no logramos proporcionar una vivienda digna ni una educación adecuada?”.
Retailleau, católico practicante y con un historial político en el que destaca su rechazo a inscribir el derecho al aborto en la Constitución ―ni siquiera Marine Le Pen se opuso― y al matrimonio entre personas del mismo sexo, aboga por severos controles fronterizos y compara su plan con lo que ya aplican “los daneses, los italianos y los suecos”. “Incluso los alemanes, que están reforzando sus controles fronterizos, ahora muestran firmeza en materia migratoria. ¡Francia no puede ser el país más atractivo en el ámbito migratorio! Mi objetivo es detener las entradas ilegales y aumentar las salidas, especialmente para los inmigrantes clandestinos, porque no se debería permanecer en Francia cuando se ha entrado por la fuerza. En las próximas semanas, tendré la oportunidad de presentar propuestas concretas”.
El nuevo ministro advirtió también que no tolerará discriminaciones por cuestiones de creencias, especialmente, subrayó, a la comunidad judía. Además, aseguro también que el presidente de la República, Emmanuel Macron, le ha garantizado “una ruptura total” en el acercamiento a las materias de seguridad e inmigración. El problema para Retailleau es que muchas de las decisiones que quiere tomar dependerán también del Ministerio de Justicia, en manos un político de izquierdas como Didier Migaud. Una de las primeras reuniones que mantendrá, anunció, será con él.
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