GP de México: Patricio O’Ward pone su nombre en la lista de espera en la Fórmula 1
Los guardias de seguridad en el centro comercial Reforma 222 estaban asustados. Aterrados de que se salieran de control las cosas con cientos de personas que gritaban desaforados y que no paraban de lanzar “¡Pato! ¡Pato! ¡Pato!”. Se trata de un evento público para que algunos aficionados de la Fórmula 1 puedan conocer a una de las perlas del automovilismo mexicano, Patricio O’Ward (Monterrey, 25 años). El personal de seguridad no daba crédito de cómo tres pisos de la plaza estaban colmados de aficionados, mismos que solo querían respaldar al piloto de reserva de McLaren, apapacharlo antes del Gran Premio. No hubo incidentes, salvo la taquicardia de emoción en O’Ward.
Pato O’Ward vive un pico de popularidad. Es piloto profesional, pero compite en la IndyCar, una de las grandes divisiones de autos en Estados Unidos. La Indy ha tenido a varios pilotos mexicanos con Adrián Fernández y Mario Domínguez como grandes exponentes. Los aviones de O’Ward pasaban por mudarse a Europa, “el único camino para entrar a la Fórmula 1″, como ha contado Checo Pérezquien hizo las maletas adolescente como para probar suerte en Alemania. La familia O’Ward apoyó a su pequeño piloto para competir en la Fórmula Renault y en la Fórmula 4 de Francia. Por cercanía, intentó hacerse de un lugar en Estados Unidos en la categoría de menores de la Indy Lights Championship. Se coronó campeón. En 2018 le ofrecieron un contrato en la IndyCar con Harding Racing y un año después llegó lo que tanto soñaba: el contacto con la Fórmula 1.
Quien le reclutó fue Helmut Marcouno de los principales asesores de Red Bull. Marko, duro en sus críticas, vio el potencial en el mexicano. Le llamó por teléfono y le dijo que debía manejar en la Fórmula 2, la antesala de la Fórmula 1. “Llegué este fin de semana sin conocer el coche, el circuito, ni las gomas y cada vez que salimos mejoramos bastante”, contó en su bravo debut. El plan era perfilarlo hacia la F1, pero no alcanzó los méritos para obtener la Superlicencia, básica para correr en la élite, debido a un problema de Red Bull. “No había ningún escenario en el que fuese a conseguirla y no puede hacer nada sin la Superlicencia. Me firmaron por ello, por lo que todo se fue al traste”, contó en 2019.
Regresó a la IndyCar con el equipo Carlin y, en 2020, fichado por McLaren. Le ofrecieron un asiento en el equipo Arrow McLaren, donde ha ganado siete veces y cosechado cinco poles, un éxito que ha llamado la atención del jefe de la escudería en F1, Zak Brown. En noviembre de 2022, el regiomontano subió por primera vez a un monoplaza de Fórmula 1, en Abu Dabi, para una práctica libre. “El coche se siente rápido en comparación con cualquier otra cosa en el mundo”, dijo esa vez.
En 2024 los astros pudieron alinearse en McLaren para que le dieran la oportunidad de correr en el Autódromo Hermanos Rodríguez. “Estoy sin palabras, nunca me lo hubiera esperado. Está de locos”, lanzó O’Ward tras ver la locura que se desató en un evento público en la capital mexicana. La escena era digna de cualquier evento de Taylor Swift, Bad Bunny o alguna banda surcoreana. “La bienvenida que nunca pude haber imaginado”, escribió en sus redes sociales. Correrá en la primera práctica libre de las tres que hay programadas. Su papel en el equipo, hasta ahora, se limita a eso: cuando se termina la temporada en la IndyCar, es piloto de reserva, a la espera de que alguno de los pilotos titulares, Lando Norris y Oscar Piastri, sufran un revés que les impida conducir.
“Pienso que si para el 2007 no estoy en un asiento negociando para entrar, entonces lo veo complicado”, dijo O’Ward sobre su llegada a la F1. “No quiero pensar mucho en eso porque si algo he aprendido es que la vida te sorprende y los aviones no salen como esperas”, agregó. Quiere hacer que su nombre regrese en los garajes de los equipos para que le consideren para las próximas temporadas.