¿Hasta dónde puede llegar Escrivá? Las claves de una jugada de riesgo por controlar el Banco de España
La elección de José Luis Escrivá como gobernador del Banco de España genera no pocas dudas acerca de hasta qué punto mantendrá la independencia que exige su nuevo puesto al frente de una institución que, entre sus funciones, tiene la de analizar la política económica y financiera del mismo Gobierno del que formaba parte. La prueba de fuego estará en sus informes en materia presupuestaria y de pensiones, aunque por ahora el perfil del hasta ahora ministro de Transformación Digital abre un escenario de incertidumbres, en el que el propio Pedro Sánchez puede acabar perdiendo su polémica apuesta.
Políticamente, el nombramiento del nuevo gobernador, que por primera vez se formalizará sin acuerdo con la oposición, se interpreta como parte de la estrategia del presidente del Gobierno y líder socialista (no en vano, coincide con la convocatoria del Congreso Federal del PSOE en noviembre), presentando mayores avales a su política económica. Además, ‘premia’ a Escrivá por su lucha por sacar adelante una reforma de las pensiones duramente cuestionada tanto por los expertos, pero también por instituciones como la AiRef (que el propio Escrivá presidió) o el propio Banco de España.
Aunque Escrivá no tiene carné del PSOE, desde el segundo mandato de Sánchez se le considera uno de los puntales, junto a Nadia Calviño, de la ‘ortodoxia’ socialista en materia económica, más liberal y centrista que la defendida por los ministros de Unidas Podemos y Sumar. Eso sí: está por ver si puede valorar objetivamente un esquema que diseñó personalmente y al que su sucesora al frente de la cartera de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, ha dado continuidad sin añadir ni restar una coma.
¿Cómo mostrará su independencia el nuevo gobernador? El precedente de Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que en 2006 pasó de ocupar la secretaría de Estado de Hacienda para ser designado como gobernador por el entonces presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero sigue estando demasiado presente en la institución como para olvidarlo. Incluso Sánchez llegó a criticar aquel nombramiento por el papel jugado por el supervisor en la primera etapa de la crisis financiera que estalló en 2008.
La pregunta es clara: ¿es de esperar que los informes y análisis del Banco de España den un giro para alinearse escrupulosamente con la estrategia de Moncloa? Expertos y voces autorizadas dentro de la propia institución consultadas por elEconomista.es lo dudan. Recuerdan que el de gobernador del Banco de España es un puesto que ‘trasciende’ los vaivenes de la política nacional, con un mandato de seis años y asiento en el Banco Central Europeo.
En este sentido, descartan por completo los temores a que la llegada de Escrivá abra la puerta a un uso por parte del Gobierno de los informes de supervisión financiera para ‘presionar’ a los bancos. Los inspectores son un cuerpo muy consciente de su independencia y además las tareas de supervisión sistémica se realizan a través de equipos mixtos con funcionarios de Fráncfort. Considera que no hay margen, por tanto, para un uso político.
Otra cosa son los informes macroeconómicos, que entran en cuestiones como la política presupuestaria o de pensiones, que en el pasado han generado no pocos choques entre el supervisor y el Gobierno de turno. En su etapa como ministro de Seguridad Social, Escrivá ya arremetió contra estos trabajos, pero ahora la situación es bien distinta.
Aunque el margen de intervención por parte de Escrivá es mayor, estos informes no los escribe el gobernador, sino que son elaborados por los técnicos del servicio de estudios. Su contenido se aprueba en votación por los consejeros (que ya cuentan con una mayoría que se considera cercana al PSOE, a la espera del nombramiento del cargo de subgobernador). Ello no impedirá que los momentos más ‘difíciles’ para Escrivá lleguen cuando los documentos tengan que valorar su propia reforma de pensiones.
En este sentido, la principal duda está en si Escrivá mantendrá en su puesto al actual director general de Economía y Estadística, Ángel Gavilán. Una decisión que dispararía las criticas políticas dentro de la casa y que, en el fondo, no cambiaría nada en los informes propiamente dichos.
Tampoco en los estudios e investigaciones (muchas de carácter académico) que publica el Banco de España y que abarcan cuestiones de todo tipo. Aunque muchos de ellos tienen eco mediático, el supervisor siempre recuerda que son elaborados por expertos independientes y no representan «necesariamente» la visión del organismo.
¿Sorpresa desagradable para Sánchez?
Donde Escrivá sí tiene margen, y se juega su perfil como gobernador es en las intervenciones públicas, en especial en sede parlamentaria, con la ocasión de hitos como la presentación del Informe Anual o las comparecencias en materia de presupuestos y pensiones. Aquí está garantizado el debate con los grupos de la oposición, pero también, según las circunstancias, con el propio gobierno.
Nadie en el supervisor bancario cuestiona la cualificación profesional y técnica del hasta ahora titular de Transformación Digital y Función Pública para ocupar el puesto. Los recelos vienen por su papel en el Gobierno, pero también por roces producidos precisamente en su etapa al frente de la AiRef. Pero ese mismo carácter siembra dudas de que su papel se limite al de un simple ‘escudero’ de Moncloa. Máxime cuando seguirá ocupando el puesto cuando acabe esta legislatura, incluso si cambia el Gobierno.
El precedente más claro es Miguel Ángel Fernadez Ordóñez, que no escatimó mensajes críticos con el Ejecutivo de Zapatero ante las reformas laborales y de pensiones de 2010 y 2011. La diferencia con Escrivá está en que era un ex secretario de Estado, no un ministro que había participado directamente en la elaboración de leyes de ese calibre.
Pero más allá de los análisis en materia de pensiones, será su posicionamiento en cuestiones como los Presupuestos Generales del Estado o la reforma de la financiación autonómica (marcada por el ‘concierto’ catalán) lo que supondrá la primera prueba del ‘algodón’ de su gestión.
No son pocos los que, a día de hoy, dudan de su capacidad para mantener el perfil de crítico rigurosamente técnico de Pablo Hernández de Cos, aunque los expertos recuerdan que estos son ámbitos en los que Escrivá tiene margen para ‘desmarcarse’ e incluso dar tarde o temprano una sorpresa desagradable a Sánchez.