Hijo de la ministra cubana de Trabajo vive en Miami y aplicó a la Ley de Ajuste
Este lunes, Marta Elena Feitó Cabrera negó que en la Isla existieran mendigos. Los llamó «personas disfrazadas».
MIAMI, Estados Unidos. – Mientras la ministra de Trabajo y Seguridad Social de Cuba, Marta Elena Feitó Cabrera, negaba este lunes en el Parlamento la existencia de mendigos en la Isla, se confirmó que su hijo, Alejandro Fernández Feitó, reside en Miami y ha solicitado la residencia permanente en Estados Unidos por medio de la Ley de Ajuste Cubano.
La información fue divulgada por el periodista Mario J. Pentón, de Martí Noticias, quien precisó que Fernández Feitó emigró en 2024 mediante el programa de parole humanitario y actualmente está pendiente de residencia legal.
Según su perfil en LinkedIn, que fue eliminado este martes, Fernández Feitó es ingeniero de software graduado de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), con experiencia profesional en instituciones clave del aparato estatal cubano, como DATYS y la agencia de viajes Cubatur.
En la primera, una empresa de tecnología vinculada al Ministerio del Interior (MININT) y a la creación del Sistema Único de Identificación de la República de Cuba, trabajó entre 2017 y 2020, específicamente en el desarrollo de sistemas de reporte para el control fronterizo. En la segunda, que pertenece al conglomerado de empresas militares GAESA, ejerció como jefe de infraestructura tecnológica nacional.
En su historial profesional figura también su paso por la agencia HighVista Promotions, en la que trabajó como desarrollador full stack hasta finales de 2022.




Este lunes, su madre negó ante el Parlamento cubano que en Cuba hubiera mendigos y sostuvo que las personas que rebuscan en la basura o limpian parabrisas no lo hacen por necesidad, sino porque han “buscado un modo de vida fácil”. Para Feitó, muchos de ellos “están disfrazados” de mendigos y cometen actividades económicas ilegales sin tributar al Estado.
“Tenemos que decirle a las cosas por su nombre, y tenemos todos que combatir todas estas conductas negativas”, insistió ante los diputados.
Las críticas a sus palabras fueron inmediatas y generalizadas. Intelectuales, académicos, periodistas y otros profesionales cuestionaron duramente el discurso oficial. “Calificar a las personas en situación de calle como ‘disfrazados de mendigos’ o insinuar que quienes sobreviven hurgando en la basura lo hacen por comodidad es, sencillamente, inaceptable”, denunció la psicóloga Zuzanne Felipe.
El economista Pedro Monreal ironizó con una comparación directa: “Dice que en Cuba no hay mendigos, sino personas disfrazadas de mendigos. Debe ser que también hay gente disfrazada de ‘ministra’”.
“Tal vez por tener su ventanilla subida todo el tiempo —en el carro que se paga con dinero público— es que se atreve a decir semejante barbaridad”, escribió el comunicador Rubén Padrón Garriga.
La contradicción entre el discurso público de la ministra y su hijo, quien se acogió a una ley que el régimen cubano históricamente ha criticado por “incentivar la migración ilegal”, ha sido interpretada por muchos como una muestra más del doble rasero de las élites políticas del país.
La Ley de Ajuste Cubano, vigente desde 1966, permite a los ciudadanos cubanos obtener la residencia permanente en EE.UU. tras un año y un día de presencia física legal en el país. Aunque es usada por decenas de miles de cubanos cada año, ha sido demonizada desde La Habana, que la tacha de política “hostil” y “selectiva”.