Jaguares a la venta en Facebook: así opera en México el tráfico ilegal de animales por redes sociales
“Cualquier país que esté en el rango de distribución puede ser productor porque tiene jaguares, pero ¿consumidor? Eso sí es impresionante, y los mexicanos son consumidores”, precisa Duchez. A diferencia de Asia, agrega, donde el jaguar se asocia con pandillas o medicina, en México el comercio está vinculado a un símbolo de estatus ligado a ganaderos texanos y al narcotráfico. También hay compradores que usan garras para exhibiciones o turismo, otros adquieren partes en el sur para venderlas en el norte a joyeros, manteniendo un mercado local activo. “Es súper ecléctico el mercado mexicano, pero es mexicano”.
“Es una actividad más común de lo que pensábamos”, precisa De la Torre. Detectaron que 17 vendedores recurrentes generaron el 57.5% de las publicaciones. “Podrían ser cazadores furtivos o acopiadores de partes por diversas razones”. Otra personas con menos publicaciones suelen ser artesanos y lo hacen de manera ocasional. Solo el 11.2% publicó una vez.
“Los datos parecen sugerir que han aumentado las publicaciones en los últimos años”, dice De la Torre, pero advierte que los algoritmos de búsqueda podrían estar sesgando hacia publicaciones más recientes o los usuarios podrían borrar sus anuncios pasados. “Este estudio es un llamado a hacer más investigación, no solo en línea, también en campo”.
Grandes lagunas: cautiverios y motivaciones
De la Torre señala que una posibilidad es que no todas las partes vendidas en línea sean de animales silvestres. Por ello, considera importante que la Semarnat y la Dirección General de Vida Silvestre revisen todos los sitios con felinos en cautiverio.
En México, el Gobierno Federal emite autorizaciones para la crianza y posesión de felinos en santuarios y centros de reproducción, pero ninguna publicación analizada en el estudio mencionó estos permisos. “Las agencias del gobierno deben verificar las condiciones en las que están estos sitios, que tengan la documentación adecuada y que no sean las fuentes de estos animales vendidos en línea”, agrega el biólogo.
Pero Duchez explica que con los jaguares la historia podría ser otra. “Hay muchos criaderos de leones y tigres en México, la Ciudad de México fue por muchos años la ciudad con más leones en azoteas de edificios en el mundo. Los jaguares se crían en cautiverio, pero son difíciles y no es legal. Los leones y tigres se adaptan mejor al cautiverio, tienen crías. Por eso está muy extendido su comercio”. En cambio, las partes de jaguar que se venden probablemente provienen de ejemplares cazados en vida silvestre y esa es la población que estamos perdiendo. Esta situación podría repetirse con especies nativas como pumas, ocelotes y linces rojos.
El jaguar está protegido por diversas leyes mexicanas. Capturarlo, poseerlo, transportarlo o comercializarlo puede conllevar penas de hasta nueve años de prisión, con sanciones adicionales si existen fines comerciales.
Las motivaciones de compra en este país no son del todo claras. De la Torre advierte que, aunque el uso de felinos ocurre desde la época precolonial y está ligado a tradiciones protegidas por la ley, es necesario replantear la situación, ya que su continuidad podría poner en riesgo a especies en peligro de extinción.
Otros mundos digitales son posibles
Los investigadores coinciden en que, así como las plataformas digitales han facilitado el comercio ilegal de vida silvestre, los esfuerzos para frenarlo desde ese entorno deben ser mayores. Gracias al trabajo de diversas organizaciones de conservación, hay avances importantes.
WCS, Panthera y WWF lograron que plataformas como Mercado Libre y Facebook Marketplace bloquearan la venta de animales vivos y sus partes. Hasta 2022, en México era común encontrar estas transacciones a plena vista. Hoy, el reto principal son los grupos privados y los códigos usados para evadir la detección. De la Torre subraya la necesidad de incorporar mecanismos de búsqueda automatizada con inteligencia artificial para detectar y censurar estas publicaciones.
Otras recomendaciones son mejores regulaciones que impidan el envío de partes animales por correo convencional, y fomentar la denuncia ciudadana de publicaciones sospechosas, así como establecer un protocolo estandarizado de monitoreo digital y que las agencias de ciberseguridad actúen en consecuencia. Además de jaguares, los investigadores resaltan que no hay que olvidar que esto también ocurre con especies de todo tipo. Mitigar esto debe ser una acción prioritaria, con la participación de agencias del gobierno mexicano y con ayuda de las organizaciones civiles interesadas.