La cantidad de bolsas de plástico que terminan en la playa al fin disminuye, tras la restricción en los supermercados
Desde hace algunos años, alrededor de 100 países han adoptado la prohibición de bolsas de plástico en establecimientos comerciales como medida para mitigar la contaminación ambiental y fomentar el consumo responsable. Al fin se comienzan a publicar estudios de amplia escala sobre los efectos de estas medidas. Una de ellos, generado por la Universidad de Delaware y la Universidad de Columbia, afirma que el número de bolsas que terminan en las costas se ha reducido hasta en un 47%.
El reporte publicado en Science analizó las leyes que prohibieron las bolsas de plástico en diferentes partes de Estados Unidos, así como el costo extra que implicaba acceder a ellas para evaluar su eficacia. El reporte encontró que, desde la implementación de la política en 2007, el porcentaje de bolsas de plástico recolectadas en las playas disminuyó entre 25 y 47% en comparación con los estados que aún ofrecían estos artículos de un solo uso. Además, cuanto más antigua era la prohibición, mayor era la reducción de residuos.
La restricción de la bolsas de plástico sí funcionó
Su análisis encontró algunos aspectos clave en las políticas estatales. Una de los más sobresalientes es que incrementar el costo de las bolsas de plástico repercute en una reducción de residuos más significativa que la mera prohibición. Los expertos también concluyeron que las políticas “anti-bolsas” fueron más exitosas en sitios donde la basura plástica era un problema grave.
La evaluación usó los datos del programa TIDES, un sistema público que recopila datos sobre la basura oceánica en todo el mundo y que involucra voluntarios tanto para limpiar las costas como para contabilizar la masa de basura plástica que llega.
“Cuando encontramos la base de datos con información sobre diferentes limpiezas costeras, nos dimos cuenta de que podíamos analizar la composición de la basura antes y después de cada política para ver su efecto. Y luego podríamos compararla con lugares que nunca implementaron una política de bolsas de plástico”, resumió Kimberly Oremus, coautora del estudio.
Aunque, no soluciona el problema principal
Aunque la disminución de basura de bolsas de plástico en las playas es una buena noticia, los autores instan a no bajar la guardia. La cantidad total de basura plástica sigue aumentando, tanto en lugares con políticas restrictivas como en aquellos sin ellas. En los sitios con políticas restrictivas o con gravados a las bolsas, solo está aumentando menos. «Esto no está eliminando el problema, solo está haciendo que crezca más lentamente”, señaló Oremos.
Una bolsa de plástico puede tardar entre 100 y 500 años en degradarse, normalmente se usa una vez y su destino final usualmente es el mar. La contaminación del ecosistema marino afecta tanto a la fauna como a la salud humana. Mientras miles de especies se enfrentan a las denominadas “islas de basura”, el plástico se degrada hasta convertirse en partículas microscópicas que los consumidores ingieren a través del consumo de mariscos.