miércoles, abril 16, 2025
Economía

La clasificación global de los sistemas de pensiones deja a España en mitad de tabla por su sostenibilidad


La clasificación de los sistemas de pensiones de todo el mundo relega a España a mitad de tabla. Este índice, elaborado por la consultora Mercer y el CFA Institute, pone nota los principales sistemas de pensiones de cada país a nivel global en base a tres pilares que definen las prestaciones de jubilación en cada uno: la suficiencia, la sostenibilidad y la integridad. Estos tres conceptos, ponderados, otorgan una puntuación y un puesto en el ranking. España ha mejorado ligeramente respecto al año anterior, cosechando 63,3 puntos, por la mayor protección de las pensiones mínimas. La sostenibilidad, con un suspenso rotundo, lastra los otros dos aspectos notables: España queda en el puesto 26 de 48. Los expertos avisan de que «ningún sistema de pensiones es perfecto», pero hay varios modelos a seguir.

El sistema de pensiones español es de reparto, es decir, que las prestaciones se financian a través de la población activa, con cotizaciones sociales. Parcialmente, el sistema también se nutre del traspaso de impuestos para cubrir una parte de la factura, no contributiva, que no corresponde a la Seguridad Social: las pensiones mínimas para que los más vulnerables tengan un recurso básico.

Países Bajos vuelve a encabezar la lista, con Islandia y Dinamarca ostentando el segundo y tercer puesto del Global Pension Index elaborado por Mercer y el CFA Institute, respectivamente, cada uno con una fortaleza propia pero coincidiendo en ser sistemas potentes por la diversificación de las rentas en la jubilación en apoyo del ecosistema financiero.

Los neerlandeses tienen modélico sistema de ahorro privado y colectivo que existe en Países Bajos, con una fuerte presencia de los planes de pensiones de empleo (el segundo pilar) que ahora ha generalizado también a los individuales. Los islandeses tienen un modelo de capitalización de sus pensiones, con inversión de las aportaciones de cada trabajador. Y los daneses cuentan con un sistema muy diversificado, donde la renta de la jubilación proviene de la pensión básica pública, la generada durante la carrera laboral y el ahorro individual que cada trabajador decida aportar a su ‘hucha’.

Lejos aparece España, donde prevalece la generosidad de las prestaciones y la credibilidad del sistema. Ambos aspectos tienen una nota elevada, de notable. Pero lo hacen a costa de la sostenibilidad más baja de la eurozona, solo superada (negativamente) por Italia, aunque Grecia no forma parte del índice. Las economías desarrolladas del euro, por lo general, presentan suspensos en sostenibilidad, un índice que acusa la evolución demográfica y el desajuste sideral que provocará la jubilación del ‘baby boom’.

«España continúa entre los países con puntuaciones más bajas en el ranking global», apunta Miguel Ángel Menéndez, director del área de Previsión Social de Mercer España. El experto indica que la decimosexta edición del informe resalta «la notable diversidad y las características positivas de muchos sistemas de pensiones, a la vez que subraya que ninguno es perfecto y que todos presentan ciertas deficiencias».

La parte pública que cubre la jubilación es el primer y casi único pilar de las pensiones en España, donde existe una escasa cultura de ahorro para esta etapa vital y donde los planes de empleo están muy poco desarrollados. La cobertura de población es escasa, indica la consultora. Es en el ahorro complementario donde España tiene margen para ser un alumno eficiente y mejorar su nota.

Los británicos recurrieron al ‘auto enrolment’ (afiliación automática) a planes de pensiones, una táctica de economía conductual basada en los autores Tahler y Benartzi que introduce por defecto al trabajador en un plan de ahorro para su jubilación. Esta acción provoca que sea más difícil que el empleado decida retirarse del plan y no ahorrar. Aunque tiene esa opción, es más complicado hacer una acción negativa y no lo suelen hacer. El informe recomienda a España introducir esta fórmula para mejorar la cantidad y la población ahorradora. Así, conseguiría diversificar las rentas de los (futuros) jubilados.

El informe también señala como aspecto mejorable la participación laboral de los trabajadores cercanos a la edad de jubilación. España sufre de un mal endémico: desaprovecha la mano de obra sénior, con una fuerte cultura de prejubilaciones. Los esfuerzos de las últimas reformas en este área han ido encaminados a elevar la edad real de jubilación, más acompasada a la edad legal de 65 o 67 años, según los años cotizados. Para ello, hay una serie de penalizaciones a las jubilaciones anticipadas y unos ‘premios’ a quienes deciden demorar su retiro o salir parcialmente del mercado laboral.

«El índice sirve como un recordatorio importante de las brechas que persisten en la prestación de seguridad financiera a largo plazo y asesoramiento para las personas. La necesidad de contar con asesores financieros acreditados y éticos se destaca una vez más, motivo por el cual hemos lanzado nuevas iniciativas para fomentar la inversión privada», concluye Margaret Franklin, analista financiero, presidenta y directora ejecutiva del CFA Institute.

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