jueves, noviembre 21, 2024
Economía

La estrategia preventiva de China ante la inminente guerra de aranceles de Trump


Desde que Donald Trump asumió la presidencia de los Estados Unidos en 2017, las tensiones comerciales entre las dos economías más grandes del mundo han escalado a niveles sin precedentes. La administración Trumpimpuso aranceles significativos y limitó las inversiones de empresas chinas en sectores estratégicos, desatando una guerra comercial que repercutió en la economía global.

Sin embargo, la situación actual, en la que Trump retoma la presidencia, podría volver con una postura aún más agresiva, y esoha hecho que China tome medidas preventivas y elabore estrategias de defensa robustas en preparación para una potencial confrontación comercial.

China se adapta y refuerza su capacidad de represalia

La victoria de Trump en 2016 tomó por sorpresa a China, que no anticipaba el nivel de confrontación económica que se desataría. Durante su primer mandato, Estados Unidos no solo impuso tarifas, sino también sanciones que afectaron a grandes empresas tecnológicas chinas como Huawei y ZTE. En respuesta, el gobierno de Xi Jinping ha adaptado su estrategia y ha establecido nuevas normativas que permiten a China defender sus intereses económicos de manera efectiva. Entre las más destacadas, se encuentran la Ley de Sanciones Extranjeras y la lista de «entidades no fiables», que permiten a China actuar con medidas de represalia contra empresas extranjeras que amenacen su seguridad nacional.

Estas leyes se complementan con una expansión de los controles de exportación, otorgando a China la capacidad de restringir el acceso a recursos clave en los que domina la cadena de suministro global, como las tierras raras y el litio, ambos cruciales para la tecnología moderna. Esta capacidad de utilizar recursos estratégicos para responder a posibles sanciones ha sido descrita por algunos analistas como una «diplomacia de materias primas», ya que China puede ejercer presión sobre Estados Unidos al limitar la exportación de estos elementos esenciales.

La postura cautelosa pero firme de China ante el segundo mandato de Trump

La llegada de Joe Biden en 2021 no alivió del todo las tensiones, ya que mantuvo muchas de las políticas de Trump hacia China. Sin embargo, la posibilidad de un segundo mandato de Trump, ahora con una retórica aún más proteccionista y agresiva, ha obligado a Beijing a diseñar estrategias defensivas. Trump ha insinuado que podría imponer aranceles del 60% sobre todas las importaciones chinas, lo cual tendría un impacto devastador en la economía de China, especialmente en un momento de crecimiento económico lento, bajo consumo y desempleo juvenil elevado.

De acuerdo con expertos como Wang Dong, director ejecutivo del Instituto de Cooperación Global y Entendimiento de la Universidad de Pekín, China está dispuesta a negociar en busca de soluciones que puedan evitar un conflicto económico directo. Sin embargo, si no se logra un acuerdo a través del diálogo, China «defenderá sus derechos e intereses con firmeza», según ha declarado. Esta postura cautelosa pero decidida refleja el deseo de China de evitar una escalada, aunque esté dispuesta a responder de manera proporcional si no encuentra otra alternativa.

Medidas para reducir la dependencia económica de Estados Unidos

La estrategia de China no se basa únicamente en represalias directas, sino en un esfuerzo activo por diversificar sus relaciones comerciales y fortalecer su independencia tecnológica y de recursos. Pekín ha intensificado la búsqueda de socios comerciales en países menos alineados con Washington, lo que podría brindar a China mercados alternativos y reducir su exposición a las políticas proteccionistas estadounidenses.

Asimismo, China ha invertido en el desarrollo de capacidades tecnológicas propias, con el objetivo de reducir su dependencia de componentes y tecnología estadounidenses. Esto incluye la creación de centros de investigación en áreas como la inteligencia artificial, la robótica y los semiconductores. Si bien estos esfuerzos no pueden reemplazar de inmediato la tecnología de punta extranjera, el gobierno chino espera que, a largo plazo, estas inversiones fortalezcan su economía frente a futuras sanciones o restricciones comerciales.

Las posibles consecuencias para las empresas extranjeras en China

La aplicación de leyes como la Ley de Sanciones Extranjeras y la lista de «entidades no fiables» puede tener consecuencias para las empresas estadounidenses que dependen del mercado chino. Ejemplos recientes incluyen la inclusión de la empresa estadounidense Skydio en la lista de restricciones y la amenaza de sanciones a PVH, empresa propietaria de marcas como Calvin Klein y Tommy Hilfiger. Estas medidas no solo envían un mensaje de firmeza, sino que también podrían afectar a empresas que dependen del acceso al enorme mercado de consumidores chinos.

Sin embargo, algunos expertos advierten que el uso agresivo de estas medidas podría tener efectos contraproducentes para China. James Zimmerman, socio del bufete de abogados Loeb & Loeb en Beijing, ha señalado que estas medidas podrían disuadir a la inversión extranjera en China, especialmente en un contexto económico ya de por sí complicado. Según Zimmerman, aunque estas represalias ofrecen a Beijing una herramienta de defensa, también podrían acabar aislando la economía china.

El riesgo de una escalada sin precedentes en la guerra comercial

En caso de que Trump adopte una postura aún más agresiva, tanto China como Estados Unidos se enfrentarían a una situación de confrontación económica sin precedentes. Joe Mazur, analista de comercio en Trivium, plantea que si Estados Unidos se convierte en un socio comercial poco confiable, otras grandes economías podrían ver a China como un socio comercial preferido, incentivando el establecimiento de lazos comerciales más profundos con Beijing.

En conclusión, la estrategia preventiva de China el egreso de Donald Trump se basa en una combinación de medidas defensivas y una mayor independencia económica. A pesar de sus esfuerzos, la confrontación comercial podría afectar tanto a China como a Estados Unidos y sus respectivas economías. Beijing, consciente de los desafíos internos que enfrenta, está preparada para defender sus intereses, aunque sea a costa de una escalada en la guerra de aranceles que podría traer consecuencias impredecibles para ambos países.

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