La extraña evolución de Harriet Sperling la nueva novia de Peter Phillips
Harriet Sperling podría ser
el equivalente a Tamara Falcó en Reino Unido si Tamara Falcó hubiera tenido en algún momento vital una etapa discotequera ibicenca. La nueva plebeya que ha enamorado a una prominente figura del clan Windsor está haciendo las delicias de los medios británicos por su pasado fiestero, su conversión religiosa, sus acertadas elecciones estilíticas y porque está saliendo con el nietísimo de Isabel II y sobrino favorito de Carlos III,
Peter Phillips
.
La «enfermera» como la denominan una y otra vez en los titulares de la prensa británica (Daily Mail dixit) apareció por sorpresa a principios de año de la mano del hijo de la princesa Ana apenas un mes después de que este anunciara al mundo que lo había dejado con
su pareja de los últimos años, Lindsay Wallace. Pero con el cataclismo médico de Kate Middleton y Carlos III nadie está prestando a esta sanitaria ascendida al olimpo de los eventos palaciegos y los estilismos color pastel la atención que se merece.
Y es que Harriet es sin duda la
incorporación más brillante de la familia real británica de los últimos tiempos: madre soltera y enfermera pediátrica se pasea con una sonrisa por los pijísimos Badminton Horse Trials, Ascot y Wimbledon sin pestañear porque sabe que tiene su fe de su lado.
Así es Harriet Sperling, la novia religiosa de Peter Phillips
Quizá de casta le viene al galgo porque la madre de Harriet, Mary, es una persona conocida por estar vinculada a la iglesia de su localidad, All Hallows, en South Cerney. Pero antes de convertirse en una fiel devota, la propia Harriet ha definido a su
alter ego juvenil como «una chica fiestera».
«Siempre he tenido fe, pero estaba un poco dormida. De alguna manera la religión no me parecía relevante para mi vida en Londres, donde iba a discotecas famosas. También pasaba mucho tiempo en Ibiza durante el verano. Era una auténtica fiestera», ha confesado Harriet. Pero una ruptura amorosa, tras una relación de siete años, propició que Harriet Sperling
sustituyera las pistas de baile por la iglesia. «Sentía que me faltaba algo en la vida», afirma.
El salto a la fama de Harriet Sperling
Mucho antes de codearse de emparentar con la familia real, Harriet ya se había ganado
una bien merecida fama mediática que reveló al mundo tanto su etapa de rebeldía juvenil como su fervor religioso posterior.
En 2010, mientras trabajaba en el Evelina London Children’s Hospital (el mismo en el que Kate Middleton inauguró una nueva ala en diciembre del año pasado), Harriet ayudó a salvar la vida de un bebé gravemente enfermo llamado Phineas. El niño, de apenas una semanas de vida, padecía una
infección provocada por un virus poco habitual que comprometía su sistema inmunológico.
Para muchos, los atentos cuidados y las oraciones de Harriet ayudaron a salvar la vida del pequeño. «Rezo no sólo los domingos, sino todo el tiempo, a menudo en silencio», asegura la enfermera que considera
la oración como su válvula de escape antiestrés en un trabajo tan exigente emocionalmente como el de enfermera en una unidad de cuidados intensivos pediátricos.
La historia de Harriet y de los otros 62 profesionales médicos que salvaron la vida de Phineas saltó a la fama cuando en agradecimiento el padre de la criatura, el fotógrafo Michael Cockerham, realizó un retrato de cada uno de los 63 médicos que colaboraron en la salvación de su hijo.
Pero la estela mediática no se quedó sólo ahí; Harriet, además de heroína médica también ha hecho sus
pinitos como escritora amateur de libros de crianza en los que cuenta las dificultades a las que se ha enfrentado por ser madre soltera. «A menudo es duro ser madre sola, pero aunque hay que soportar un estigma, Dios es capaz de intervenir y convertirlo en algo bueno», aseguró al hablar de esta experiencia y escribir sobre ella.
Su última reconversión: a futura royal
Tras un periplo tan extraño por las páginas de los medios da gusto ver cómo la vida y la prensa está tratando a la
ex fiestera reconvertida en heroína cristiana. La prensa británica ya considera a Harriet Sperling como la heredera del «efecto Middleton», esa curiosa manía del público que provoca que vestido que se pone la figura mediática de su elección para asistir a un evento real, vestido que se agota en las tiendas.
Aunque se desconoce de quién se divorció Harriet e incluso algún detalle sobre su hija, no parece que ningún medio esté interesado en rebuscar en esa jugosa vida personal. De momento prefieren compartir imágenes de la enfermera
haciendo buenas migas con la reina Camilla.
Los hay incluso, como The Telegraph, que rebuscan en su árbol genealógico no para darle disgustos sino
una pátina de aristocracia a su currículum y acaban relacionándola con el duque de Gloucester de una forma confusa que incluye a su difunto padre y un primo hermano. Sea como fuere, con pedigree o sin él, Harriet Sperling, su historia y sus arrumacos en público parecen que han llegado a la familia real británica para quedarse.