La extraordinaria historia de los diamantes de la reina Alejandra que fascinan a Kate Middleton
El collar de diamantes de
la reina Alejandra
fue uno de los favoritos de la reina Isabel II, y uno de los más solemnes, y la reina Camilla lo ha convertido en una pieza llena de simbolismo. Lo eligió para la
ceremonia de apertura del Parlamento, celebrada el pasado mes de julio –la primera a la que asisten los nuevos reyes– , junto a la llamada Diadema de Brillantes, que la reina Isabel escogía también para esa misma ceremonia. Una ocasión cargada de importancia, que resume el significado de la Corona y sus obligaciones. Por eso, la elección de Camilla no podía ser más acertada.
Ese día, además, cumplía 77 años
.
El collar se conoce como la gargantilla «collet» (que hace referencia a su circunferencia ceñida al cuello). La reina Alejandra, esposa de Eduardo VII (heredero de
la reina Victoria
y entonces príncipe de Gales) y bisabuela de la reina Isabel, lo recibió como regalo de bodas, en 1863, de la Alcaldía de Londres.
Esta formado por 31 diamantes de talla antigua, que disminuyen de tamaño hacia los lados. Las espectaculares piedras proceden de la mina Golconda, de la India.
La pieza fue heredada por Isabel II, que la utilizó en numerosas ocasiones a lo largo de su reinado. El collar hace juego con unos pendientes de brillantes, dos piezas redondas de gran tamaño. Según los expertos, los diamantes de talla antigua muestran la
exquisita destreza de los orfebres del siglo XIX y no se pueden comparar a ninguna de las piezas realizadas en el siglo XX. Son el reflejo de un tiempo en que la talla era totalmente a mano y trabajo de un solo artesano.
Un «choker» con un lazo de terciopelo
El collar de la reina Alejandra tiene cinco diamantes que se pueden desprender para
poder llevarlo como un «choker», algo muy de moda en los primeros años del siglo XX. Alejandra lo lucía, de vez en cuando, atado a un lazo de terciopelo. Los «chokers» le permitían disimular una pequeña cicatriz que tenia en el cuelo, y que se hizo de niña. Pero este collar no es el único del joyero de Alejandra que ha deslumbrado a las damas de los Windsor, y que ha llegado hasta nuestros días como
una pieza preferente del joyero real.
En septiembre de 1862 se hizo oficial el compromiso matrimonial de Alejandra, hija del futuro rey de Dinamarca, con el primogénito de la reina Victoria. La novia llegó a Inglaterra pocos días antes de la boda, que se celebró en la capilla de San Jorge de Windsor, en marzo de 1863.
El príncipe Eduardo
le entregó como regalo de bodas un espectacular aderezo, de diamantes y perlas, compuesto de una tiara, un collar, un broche y unos pendientes.
El collar y el broche (y parece que también los pendientes) fueron un encargo a la Joyería Garrard, orfebres habituales de la corona británica. El collar estaba formado por ocho grupos de diamantes unidos entre sí por guirnaldas de diamantes más pequeños. De los tres más grandes cuelgan tres perlas en forma de pera. El broche
presenta varias perlas rodeadas de diamantes y está decorado con varios colgantes de perlas en forma de pera. Tanto diamantes como perlas son de la más alta calidad.
Un aderezo nupcial sin tiara
El príncipe supervisó personalmente la elaboración del regalo de su prometida. La tiara, aunque se encargó al mismo tiempo, no forma, sin embargo, parte del conjunto, su estilo es muy diferente. Está formada por cinco elevaciones en forma de pluma, como las que conforman el escudo del príncipe de Gales, y gruesos diamantes debajo y alrededor.
La boda se celebró el 10 de marzo de 1863. Alejandra lució el aderezo nupcial que su prometido le había regalado, pero no la tiara.
En su lugar llevó una corona de flores de azahar, una tradición iniciada por la reina Victoria y muy de moda en la época. Tras la muerte de Alejandra, en 1925, fue
la reina Mary, abuela de Isabel II
, quien heredó el conjunto, salvo la tiara que fue entregada a la segunda hija de Alejandra, la princesa Victoria y, con el tiempo, se le perdió la pista.
La reina Mary le pasó el collar a la reina Madre, que lo lució a menudo durante toda su vida. Fue una de sus piezas favoritas. En los últimos años ha sido una de las
joyas escogidas por Kate Middleton
(que hoy también es princesa de Gales), la última vez en el banquete de Estado ofrecido en Buckingham Palace a los reyes de los Países Bajos, en octubre de 2018.
El broche y los pendientes fueron heredados por la reina Isabel II de su abuela, la reina Mary.
¿Quién lucirá estas joyas en el futuro? Camilla no ha utilizado el broche todavía y no puede usar los pendientes porque no tiene perforadas las orejas.