La flor cadáver que huele a carne podrida está en peligro de extinción por una amenaza inesperada
El acervo genético de la Amorphophallus titanum, una planta muy especial, mejor conocida como flor cadáver, se ha reducido considerablemente. La alarma la ha dado un grupo de biólogos de la Universidad Northwestern y del Jardín Botánico de Chicago, según los cuales la planta con las flores más hediondas del mundo, cuyo penetrante olor recuerda al de la carne podrida, está en grave peligro. Además de estar cada vez más amenazada por la destrucción de su hábitat, el cambio climático y las especies invasoras, la flor cadáver se enfrenta a otro gran reto para su supervivencia: una variabilidad genética extremadamente baja. El estudio se ha publicado en la revista Annals of Botany.
La flor cadáver
También conocida como aro titán, la flor cadáver es una planta herbácea perenne originaria de la isla de Sumatra, Indonesia, y solo florece durante uno o dos días cada pocos años (a veces incluso una vez por década). Es cuando la flor se abre, aunque solo sea brevemente, que emite un penetrante olor similar al de la carne podrida. Como te habrás imaginado, se trata de un ingenioso truco evolutivo de la planta: es una forma segura de atraer polinizadores, como moscas y escarabajos necrófagos.
Los datos incompletos
Al analizar la genealogía de más de mil plantas de aro titán, que se encuentran en unos 110 jardines e instalaciones de investigación de todo el mundo, los científicos hicieron un descubrimiento totalmente inesperado: encontraron tantas lagunas en los datos genéticos de estas plantas que los conservacionistas a cargo de los programas de cría han restringido inadvertidamente su acervo genético. Los datos que examinaron carecían de información esencial sobre el origen, los linajes, las características y la salud de las plantas. «El mayor índice de datos faltantes se produjo cuando las plantas se trasladaron a nuevas ubicaciones», explicó Olivia Murrell, autora del estudio. «Las plantas se movían, pero sus datos no, perdiéndose con el tiempo».
La amenaza de la endogamia
En concreto, los investigadores observaron que el 24% de las plantas estudiadas eran clones y el 27% eran hijos de dos plantas estrechamente emparentadas. Esto significa, por lo tanto, que había una alta tasa de endogamia, un factor que podría dar lugar a una serie de rasgos evolutivamente desventajosos entre poblaciones pequeñas que dificultan la salud y la supervivencia de la especie. «Hay muchos riesgos asociados a la baja variabilidad genética», agregó Murrell. «En general, las plantas endogámicas pueden no producir tanto polen o morir poco después de la floración». Y no solo eso: en caso de que una enfermedad o parásito afecte a plantas genéticamente similares, es más probable que todas sufran en esa población. «No creemos que la gente elija conscientemente la endogamia entre sus plantas», añadió la experta. «Simplemente no lo saben porque los datos son incompletos».
La importancia de la polinización
Para complicar aún más las cosas está también el hecho de que la flor cadáver se considera una «planta excepcional». No tanto por su olor sino porque sus semillas no pueden ser almacenadas en bancos de semillas, ya que una vez secas (un procedimiento necesario para su almacenamiento) son esencialmente inútiles. Además, debido a la diferencia en la sincronización de la apertura de las flores femeninas y masculinas, «la planta florece rara vez y de forma impredecible», relató Murrell. «Puede que no florezca hasta pasados entre siete y diez años y, cuando se abren, las flores femeninas solo son viables durante un par de horas. Con tan poco tiempo para la polinización, los conservacionistas se apresuran a utilizar cualquier cosa que tengan a mano. Podría ser polen de una flor anterior del mismo individuo, lo que da lugar a la endogamia».
Supervivencia
Tras comprobar su escasa variabilidad genética e importante endogamia, los investigadores señalaron que solo quedan 162 plantas de la flor cadáver en estado silvestre. «La población necesita variación para sobrevivir», aseguró Murrell. «Si nada cambia, podría extinguirse por endogamia. Por eso es realmente importante mantener datos coherentes, normalizados y centralizados», concluyó la experta, subrayando la urgencia de crear una base de datos genéticos mundial y la importancia de la colaboración internacional para encontrar nuevas formas de prevenir la endogamia.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Andrea Baranenko.