La grasa posee una «memoria» que podría explicar el efecto rebote en las dietas
Lo llaman efecto rebote o efecto yo-yo. Es lo que ocurre cuando una persona (tú, por ejemplo) consigue perder peso con una dieta pero tiende a recuperarlo al final de la «terapia de choque». Se trata de una dificultad para mantener el resultado conseguido que experimentan muchas personas ex obesas o con sobrepeso. Suma al problema el hecho de que no se ha encontrado una explicación completa. Aunque hay algo de lo que gran parte de la comunidad científica está ahora convencida: no siempre es solo cuestión de fuerza de voluntad y elecciones.
Ahora, un nuevo estudio, que acaba de publicarse en la revista Nature, añade una nueva pieza a la comprensión del fenómeno: la expresión genética de las células adiposas de las personas obesas sigue siendo diferente de la de las células adiposas de las personas de peso medio, incluso mucho tiempo después de haber perdido peso. Una especie de ‘memoria’ de la grasa, que se comporta como si el organismo siguiera siendo obeso.
La «memoria» de la grasa
No es ningún misterio que, al final de la fase más dura de un programa de adelgazamiento, suele ser muy difícil mantener el resultado conseguido. Y esto es así aunque se sigan los consejos de los expertos y no se desvíe el rumbo. La razón, sin embargo, aún no está del todo clara.
Para averiguar si existen razones moleculares que expliquen el efecto rebote, un equipo de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich analizó las células adiposas de personas obesas y de peso normal y descubrió que las poblaciones de ARN (es decir, las moléculas que indican la expresión de un determinado gen) son diferentes: unos genes son más activos y otros menos. Y no solamente eso. Estas diferencias se mantienen incluso dos años después de la drástica pérdida de peso (al menos un 25% de la masa inicial), tras la cirugía bariátrica, de las personas obesas. En otras palabras, parece que las células adiposas conservan una especie de memoria de la condición previa de obesidad. También se obtuvieron resultados similares en células de ratones sometidos a condiciones comparables.
Actividad génica y comportamiento celular
Al observar las células animales, los científicos se dieron cuenta de que la diferencia en la actividad de los genes se debe a cambios epigenéticos, es decir, cambios químicos en el ADN o en las proteínas asociadas que influyen en la expresión de los genes. Algunos cambios hacen que los genes sean más accesibles y, por tanto, más activos, mientras que otros impiden que los genes sean leídos y puedan expresar su función.
En concreto, en las células grasas obesas o reminiscentes, los genes implicados en procesos inflamatorios y fibróticos (cuando se forma tejido cicatricial) están más activos, mientras que los genes que ayudan a las células grasas a funcionar con normalidad están desactivados. Lo que descubrieron los investigadores fue que las células adiposas que habían sido obesas tenían tendencia a absorber más azúcar y grasa que las de los ratones de control que nunca habían sido obesos. Además, cuando se les sometía a una dieta rica en grasas, los ratones anteriormente obesos tenían más probabilidades de volver a engordar más rápidamente que los de control.
¿Causa-efecto?
El estudio abre nuevas perspectivas sobre el metabolismo celular en condiciones normales y patológicas, pero, como admiten los propios autores de la investigación, aún faltan varias piezas. El trabajo, de hecho, atestigua una asociación entre un determinado perfil de expresión génica/alteraciones epigenéticas y el efecto rebote tras la pérdida de peso, pero no demuestra un efecto causal. Además, aún no se ha podido establecer cuánto dura la memoria molecular de las células adiposas, si es que existe. En cualquier caso, estos hallazgos contribuyen a desmontar el estigma que aún rodea a la obesidad.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Mauricio Serfatty Godoy.