La IA ahora va por tu agua: ¿Por qué deberíamos preocuparnos por la instalación de centros de datos en el Sur Global?
La IA no es inteligente ni artificial. Todo lo contrario. La IA existe de forma corpórea y material. La que llamamos Inteligencia Artificial está hecha de recursos naturales, combustibles, mano de obra, infraestructura, logística y clasificaciones. “De hecho, la IA como la conocemos depende por completo de un conjunto más vasto de estructuras políticas y sociales. Y, debido al capital que se necesita para construir la IA a gran escala y a las maneras de ver que optimiza, los sistemas de IA son, al fin y al cabo, diseñados para servir a intereses dominantes ya existentes”, sostiene Kate Crawford, la autora de Atlas de Inteligencia Artificial: poder, política y costos planetarios.
Por otro lado, lo que llamamos la nube, la columna vertebral de la industria de la IA, está hecha de rocas, litio en salmuera, petróleo crudo, agua y, por su puesto, energía. Los centros de datos son esas las instalaciones físicas donde se almacenan y procesan datos en servidores. Muchos de estos centros se están instalando en el sur global.
Según una estimación de la Universidad de California en Riverside, la demanda total de agua asociada con la IA para 2027 podría superar la mitad de la extracción anual de agua del Reino Unido. Sin embargo, estas cifras se basan únicamente en proyecciones, ya que las grandes empresas tecnológicas han mantenido en secreto el consumo de agua de sus centros de datos individuales.
Hablemos, por poner un ejemplo, del Estado mexicano de Querétaro, que se encuentra en proceso de establecer 26 centros de datos, de los cuales algunos ya están operativos, según confirmó el secretario de Desarrollo Sustentable (Sedesu), Marco Antonio Del Prete Tercero. Estas instalaciones, en conjunto, requerirán una demanda energética de 600 megawatts y representarán inversiones que superan los 10,000 millones de dólares en los próximos 10 años.
El consumo de agua de las grandes tecnológicas sigue siendo opaco
A pesar del creciente enfoque en la sostenibilidad ambiental, la mayoría de los operadores de centros de datos aún no monitorean su impacto en el uso de agua, las emisiones de carbono ni la gestión de desechos electrónicos, según una nueva encuesta del Uptime Institute.
El informe anual global de Uptime sobre centros de datos reveló que el 82 % de los administradores monitorea el consumo de electricidad y el 70 % la PUE (efectividad en el uso de energía), una métrica clave en la eficiencia energética, principalmente porque la energía representa el mayor costo operativo de estas instalaciones.
Sin embargo, este enfoque no se extiende a otras métricas ambientales. Uptime descubrió que solo la mitad de los administradores rastrean el uso de agua y apenas un tercio miden las emisiones de carbono o la eliminación de desechos electrónicos. Estos resultados contradicen el discurso de las grandes empresas de hiperescala, que han intensificado su enfoque en la sostenibilidad.
Facebook, por ejemplo, anunció su objetivo de ser positivo en el uso del agua para 2030, como parte de su compromiso de alcanzar cero emisiones netas de gases de efecto invernadero en toda su cadena de suministro para esa misma fecha. Google también ha establecido un ambicioso objetivo de reponer el 120 % del agua que consume en sus oficinas y centros de datos, y ya se ha comprometido a operar con energía libre de carbono las 24 horas, los siete días de la semana, para 2030. Por su parte, Microsoft se ha propuesto ser carbono negativo para 2030, eliminando todas las emisiones directas de gases de efecto invernadero, incluyendo aquellas de su cadena de suministro. Además, planea dejar de usar diésel en los generadores de sus centros de datos para ese año.
Amazon Web Services (AWS) tiene como meta operar con energía 100 % renovable para 2025 y ha lanzado varias iniciativas para usar el agua de manera más eficiente, reduciendo el consumo de agua potable para enfriar sus centros de datos. Entre los operadores de centros multiinquilino, Digital Realty, Equinix, Iron Mountain y Sabey Data Centers se han comprometido a reducir sus emisiones bajo la iniciativa Science-Based Targets, alineándose con los objetivos del Acuerdo de París de 2015 sobre el cambio climático.
Estos compromisos contrastan significativamente con los hallazgos de Uptime, que muestran que solo el 33 % de los administradores de centros de datos monitorean las emisiones de carbono de sus operaciones. Como dice un antiguo dicho de la industria: «no se puede gestionar lo que no se mide». Si eso es cierto, el impacto climático de dos tercios de los centros de datos no está siendo controlado de manera efectiva.
Colón, un municipio ubicado en el centro de México, es el hogar del primer campus de centros de datos a gran escala de Microsoft en el país. Esta ciudad, con 67,000 habitantes, enfrenta una sequía extrema: sus dos principales presas están casi secas, los agricultores luchan con cultivos muertos y las familias dependen de agua embotellada o transportada en camiones para cubrir sus necesidades básicas. Aprovechando su cercanía a Estados Unidos, México busca atraer a grandes empresas tecnológicas para que establezcan sus instalaciones en el país. El estado de Querétaro ofrece incentivos como préstamos favorables para la compra de terrenos, electricidad a bajo costo y una mano de obra local capacitada.