sábado, septiembre 13, 2025
Cuba

La industria azucarera cubana Cubanet


El primer auge de la industria azucarera cubana data del siglo XVIII, en que se logra definir la función económica de la Isla con respecto a otras colonias del continente. A mediados del siglo XIX, tras la llegada del ferrocarril en 1837 y la construcción de nuevos puertos comerciales para carga y descarga, comienza un periodo de bonanza para el sector azucarero que convierte al país en el mayor productor mundial en este ámbito.

Las dos guerras de la segunda mitad del siglo XIX repercutieron negativamente en el sector. La recuperación comenzará justamente a partir de la independencia y durante el periodo de ocupación norteamericana (1898 y 1902). Se mantendrá con el advenimiento de la República (1902) en que Cuba comenzará a beneficiarse de un tratado de reciprocidad comercial con Estados Unidos (diciembre de 1902) y de una relación arancelaria muy ventajosa.

Durante las dos primeras décadas del siglo XX se construyen grandes colosos azucareros que son auténticas localidades que cambian la fisonomía del batey tradicional cubano en “pueblos modelo” como Hershey (La Habana), Joronú (Camagüey), Chaparra y Preston (Oriente) con una nueva concepción arquitectónica y urbana, además de infraestructuras ejemplares. En este afán de crecimiento económico participaban muy a menudo tanto el capital cubano como el norteamericano. El hacendado solitario de antes cede terreno a la empresa corporativa de múltiples inversores nacionales y extranjeros. Muy conocida es la etapa “de las vacas gordas” o “danza de los millones” en que, debido a la Primera Guerra Mundial, el precio del azúcar cubano alcanzó niveles nunca antes experimentados.

Con altas y bajas durante las tres décadas que siguieron a la Gran Depresión de los años 1930, la industria azucarera cubana siguió desarrollándose y constituyó una fuente innegable de sustento no solo para los cubanos, sino para los emigrantes (haitianos y jamaicanos fundamentalmente) que venían a la Isla como braceros durante la zafra.

Este patrimonio económico sufrió el primer gran embate y declive a partir de 1960 con la nacionalización de los primeros centrales de capital norteamericano, seguida de todos los restantes del país. El gigantesco fracaso de la llamada “Zafra de los Diez Millones” (1970) anunciaba ya una economía azucarera decadente e irrecuperable. La caída del muro de Berlín (1989) y el fin da la asistencia soviética asestó el golpe de gracia a la mayor industria nacional. Con la llamada tarea “Álvaro Reynoso”, que pretendió “reorganizar” el sector azucarero desde que comenzó el Periodo Especial, la mayoría de los centrales azucareros del país fueron desactivados dejando tras su desmantelamiento la viva estampa de ruina y de desolación que podemos ver hoy en los campos de Cuba.

Central San Isidro, foto actual, Panchito Gómez Toro.Central San Isidro, foto actual, Panchito Gómez Toro.
Central San Isidro, foto actual, Panchito Gómez Toro.

Nombre antiguo: SAN ISIDRO (expropiado en 1960, capital cubano)

Nombre posterior: PANCHITO GÓMEZ TORO

Estado actual: En funcionamiento

Localización: Municipio Quemado de Güines, Villaclara

Propietario: Gustavo Manuel Beguiristain Alemán (casado con la norteamericana Clara G. Higgins, padres de Gustavo, Clara, José María, Raquel, Antonio y Rodolfo Beguiristain Higgins, de los cuales Gustavo era el tesorero del central San Isidoro). Residían en Quinta Avenida, N° 3007, esquina 32, Miramar, La Habana.

El vicepresidente de la empresa era su hermano Juan F. Beguiristain Alemán (casado con Ursulina Sáez de Medina, padres de Ofelia y Teresa Beguiristain Sáez de Medina). Luis Beguiristain Rodríguez (hijo de su hermano Rogelio Beguiristain Alemán) era el superintendente general e Ignacio Beguiristain Masses (otro sobrino, casado con Florinda González Clavell) el superintendente de campo. 

Historia

El central San Isidro había sido fundado en 1864 y pertenecía al conde de Casa Moré, José Eugenio Moré de la Bastida, uno de los llamados “condes del azúcar”, quien había llegado pobre a Cuba en 1810 procedente de Colombia, convirtiéndose en exitoso empresario y propietario de 6 ingenios, refinerías, almacenes y ferrocarriles. 

El San Isidro lo compra en 1914 José María Beguiristain, el pater familias, a la sucesión del conde de Casa Moré. Producía a finales de la década de 1950 unas 250 000 arrobas de caña de azúcar y el latifundio ocupaba la posición 17 en cuanto a la extensión de tierras pertenecientes a la compañía Industrial y Agrícola de Quemado de Güines.

Los Beguiristain era una familia de industriales descendiente del vizcaíno José María Beguiristain y de la cubana María Josefa Alemán, quienes tuvieron 7 hijos entre los que figuraron también Alberto Beguiristain Alemán (gerente de la destilería El Infierno y residente en Sagua la Grande con su esposa Ignacia Sampedro), José María Beguiristain Alemán (presidente de la destilería San Juan y gerente de la destilería El Infierno, casado con María Luisa Rivero) y Arturo Beguiristain Alemán (propietario de la empresa Cerámica Porcelana Isla de Pinos S. A., casado con Carmen Goyena). Muy activos en Sagua la Grande, localidad de Las Villas en la que José María había sido presidente del Casino Español. Además de las destilerías El Infierno (Sagua la Grande) y San Juan (Matanzas) compraron en 1947 el central Resulta a Jorge López-Oña Robot. En sus destilerías se fabricaban el ron Rey de Oro, el coñac Siglo XX, el licor San Jacobo y el aguardiente San Cristóbal, entre otras bebidas.

Nombre antiguo: RESULTA (expropiado en 1960, capital cubano)

Nombre posterior: ANTONIO FINALET

Estado actual: Desmantelado en 1995

Localización: Municipio Sagua la Grande, Villaclara (a 2 km de la ciudad)

Propietario: Perteneció inicialmente a Joaquín Alfonso y hermanos hasta que en 1895 pasó a ser propiedad de Juan de Dios Oña, quien lo desarrolló, al punto de crear una línea de ferrocarril que lo comunicaba con la playa El Uvero, para la exportación del azúcar. Luego en 1916 lo hereda Jorge López Oña Ribot quien lo presidió hasta 1947 cuando que lo vende a la familia Beguiristain (ver ficha anterior para esta familia, también propietaria del central SAN ISIDRO). 

Nombre antiguo: MORÓN (expropiado en 1960, capital cubano y norteamericano)

Nombre posterior: CIRO REDONDO

Estado actual: En funcionamiento

Localización: Poblado de Pina, municipio Morón, Camagüey (a 13 km de Morón)

Propietario: Fundado en 1912 fue el segundo mayor central azucarero de Cuba con una producción que en 1952 llegó a ascender al millón de arrobas de caña de azúcar diarias. Fundado por el coronel José Miguel Tarafa quien colocó como administrador al mayor general Fausto García-Menocal antes de venderlo a la Cuban Cane Sugar Company (compañía de 18 centrales azucareros cubanos fundada en Nueva York, en 1915, por Manuel Rionda Polledo, antes de pasar a la Compañía Azucarera Atlántica del Golfo que en 1959 poseía otros 5 centrales: Álava, Conchita, Mercedes, Lugareño y Stewart). Pertenecía al consorcio formado por capital norteamericano (Sullivan and Cronwell Cia) y cubano (Sucesión Falla Gutiérrez SA, presidida en 1958 por Miguel A. Falla Álvarez. Desde 1944, el central Morón tenía su propia destilería y aeropuerto.

Nombre antiguo: MERCEDES (expropiado en 1960, capital cubano y norteamericano)

Nombre posterior: 6 DE AGOSTO

Estado actual: Desmantelado en 1993

Localización: Manguito, provincia de Matanzas

Propietario: Fundado como Central Carrillo en 1855 por el cubano Antonio Carrillo de Albornoz Arango, y llamado luego Mercedes en honor a su esposa Mercedes Hernández Aloy. Luego perteneció a Andrés Carrillo de Albornoz Hernández, hijo de estos y esposo de María Josefa Benítez Cantera, quien en 1901 lo vendió a la Compañía Cubana Central Mercedes, propiedad de un consorcio formado por Miguel Arango, Regino Truffin e Ignacio Almagro. Finalmente, fue comprado en 1915 por la Cuban Cane Sugar Corporation, la mayor compañía azucarera del mundo en su tiempo y, posteriormente, paso bajo control de la Compañía Azucarera Atlántica del Golfo, consorcio formado por capital norteamericano (Sullivan and Cronwell Cia) y cubano (Sucesión Falla Gutiérrez SA, presidida en 1958 por Miguel A. Falla Álvarez). Ocupaba la posición 49 a escala nacional en capacidad de producción.

Nombre antiguo: TOLEDO (expropiado en 1960, capital cubano). 

Nombre posterior: MANUEL MARTÍNEZ PRIETO

Estado actual: Desmantelado en 2002

Localización: Barrio de Los Quemados, provincia de La Habana, en el perímetro de la capital

Propietario: Es uno de los cinco centrales más antiguos de Cuba y se fundó en el siglo XVII con el nombre de San Andrés. Fue propiedad de la pareja formada por Antonia de Otamendi y Francisco Durañona quien lo nombra Toledo al comprarlo en 1856 y lo vende en 1909 a Juan Aspuru Isasi, natural de Arrancudiaga, País Vasco, casado con Clara San Pedro Polo. Aspuru comenzó a constituir su fortuna en Cuba a partir de una ferretería que estableció en 1880. El matrimonio tuvo por hijos a Juan Antonio (casado con María Estela Plasencia Piedra), Clarisa (casada con el Dr. Felipe García Cañizares), María y Manuel Félix Aspuru San Pedro.

En 1959 era propiedad de Manuel Félix Aspuru San Pedro (La Habana, 1892 – Palm Beach, 1982), hijo de Juan Aspuru Isasi. Casado con María Antonia Alonso Heymann, vivía con su esposa en Quinta Avenida, n° 2807, esquina 30, Miramar, La Habana. Fueron sus hijos María Antonia (casada con Manuel Santeiro Rodríguez, cuyos padres habían arrendado en 1957 al embajador de Italia su casa en Quinta Avenida y calle 60, Miramar, ocupada todavía por la Embajada de Italia), Julia (casada en primeras con Enrique Rousseau Sánchez y, en segundas, con Charles Minot Amory, fallecida en Palm Beach en 2007 en donde era creadora de moda) y Lourdes (casada con Carlos Musso Baró). También era propietario de los centrales Perseverancia (en Güines) y Fajardo (en San Antonio de los Baños).

Historia:

El central tenía su propio estadio y equipo de béisbol. Manuel Aspuru Santeiro también era propietario de la Licorera Cuba, sita en la barriada de El Cerro, que producía varias marcas de licores como Anís del Diablo, Anís Águila, Superfino Aldabó, Coñac 1866, Ron Hatuey, Ron Paloma, entre unas diez bebidas más. La licorera era administrada por sus yernos Manuel Santeiro Rodríguez, Carlos Musso Baró y Enrique Rousseau Sánchez.



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