La inflación de la eurozona cae al 2,2% en agosto y roza el objetivo del BCE tres años, una guerra y una crisis energética después
La inflación de la eurozona retrocedió cuatro décimas en agosto hasta el 2,2% interanual, según la estimación preliminar publicada este viernes por Eurostat. Se trata de la lectura más baja desde julio de 2021 y la más cercana al objetivo del 2% que se marca el Banco Central Europeo (BCE) en tres años en los que la salida de la pandemia y la guerra en Ucrania con su consecuente crisis energética han llevado al índice de precios al consumo (IPC) a un máximo histórico por encima del 10%. Por el lado del IPC subyacente (excluye en este caso energía, alimentos, alcohol y tabaco), más pegajoso en los últimos tiempos y más observado por las autoridades monetarios, el titular es menos efusivo, aunque también positivo: el indicador cae una décima hasta el 2,8%. Estos avances terminan de aquilatar el recorte de los tipos de interés por parte del BCE en su reunión de septiembre y abrirá aún más el debate sobre si debe seguir recortando en sus citas inmediatamente posteriores.
El dato adelantado de Eurostat venía con bastantes garantías después de los datos nacionales publicados este jueves, que fueron los que movieron al mercado. Tanto la inflación alemana como la española bajaron más de lo previsto en agosto, hasta el 1,9% y el 2,2% interanual, respectivamente. El descenso se debió principalmente a los efectos de base sobre los precios de la energía, pero sirvió para mostrar que el proceso desinflacionista va en la dirección correcta, apoyando la tesis de una relajación gradual por parte del BCE. Este viernes, la inflación francesa se ha sumado a la dinámica moderándose en agosto hasta el 1,9%, cuatro décimas menos respecto al 2,3% de julio. Se trata de la primera vez que el índice de precios galo se sitúa por debajo del 2% interanual desde hace justo tres años, en agosto de 2021.
En el desglose del informe de Eurostat se recoge cómo la energía (gracias al efecto base, es decir, la comparativa con el índice de hace 12 meses y a la reciente bajada del precio del petróleo en euros) y los alimentos frescos han ayudado a relajar la lectura. En términos intermensuales, la primera partida muestra un -1% y la segunda un -0,5%. Los bienes duraderos también contribuyen a la desinflación con un 0,4% interanual después de tres lecturas seguidas en el 0,7%.
El problema una vez más son los servicios. El sector sigue siendo fuente de presiones inflacionarias en la región y el IPC del mismo arroja un preocupante avance del 4,2% interanual en agosto, la mayor cifra en 10 meses. Con la salvedad de abril, cuando marcó un 3,7% por el efecto base de la Semana Santa anterior, el indicador continúa en el 4% o por encima desde septiembre de 2022. Los expertos esperaban un 0,3% intermensual por tercer mes consecutivo que permitiese lucir una cierta relajación respecto a principios de año. Sin embargo, el 0,4% final ha dado al traste con ello.
«Dudamos que el inesperado aumento de la inflación de los servicios en agosto impida al BCE recortar los tipos de interés en su próxima reunión de septiembre», valora Jack Allen-Reynolds, analista de Capital Economics, en un comentario rápido tras el dato. El experto argumenta que la inflación de los servicios podría no ser tan mala como parece a primera vista: «El aumento se debió en parte a una fuerte subida en Francia, que según la agencia francesa de estadística se debió a incrementos especialmente grandes de los precios del alojamiento y el transporte. Es posible que esto se deba a los Juegos Olímpicos y, de ser así, los precios deberían volver a bajar en los próximos meses».
Por otra parte, apunta Allen-Reynolds, aunque todavía no se disponga del desglose detallado de la inflación de la zona euro en agosto, «sospechamos que los cambios en la ponderación de los servicios relacionados con el turismo pueden haber aumentado su contribución en agosto, mientras que los movimientos anteriores de los precios del petróleo habrán contribuido a la inflación de los servicios de transporte. Estos efectos deberían desaparecer en los próximos meses».
«En este momento, la inflación de la eurozona no se mueve mucho al margen de las fluctuaciones de los precios de la energía. Las expectativas de precios de venta de los servicios se mueven lentamente en la dirección correcta, lo que suele ser un buen indicador de la evolución de la inflación de los servicios en los dos próximos trimestres. En cuanto a los bienes, las expectativas de precios han tendido ligeramente al alza debido al aumento de los costes de los insumos en los últimos meses. En conjunto, prevemos una desaceleración continuada, pero no esperamos que la inflación subyacente caiga por debajo del 2,5% en lo que queda de año», detalla Bert Colijn, economista sénior de ING en una nota para clientes.
El BCE prevé que las ganancias de los precios vuelvan de forma sostenible a su objetivo del 2% a finales de 2025. Esa predicción se basa en que el crecimiento salarial se moderará, las ganancias corporativas absorberán parte del aumento de los salarios y la mayor productividad reducirá el costo por unidad de producción. Si bien los datos de productividad del segundo trimestre fueron decepcionantes, los aumentos salariales acordados mediante negociación colectiva fueron menores de lo esperado durante ese período.
«Para el próximo año, la debilidad de la demanda interna y las expectativas de un crecimiento salarial a la baja deberían reducir aún más la inflación. Sin embargo, el ritmo de descenso del crecimiento salarial sigue envuelto en la incertidumbre. Lo mismo cabe decir de la evolución de los costes de la energía y el transporte en relación con los acontecimientos geopolíticos», amplía Colijn.
«En conjunto, seguimos sospechando que el BCE recortará los tipos de interés en su reunión de septiembre, ya que los datos de agosto no habrán bastado para modificar significativamente la opinión de los responsables políticos de que la inflación descenderá hasta el objetivo en el segundo semestre del próximo año. Si la inflación de los servicios disminuye durante el resto del año, como esperamos, es probable que el BCE siga reduciendo gradualmente los tipos de interés con otro recorte de 25 puntos básicos en diciembre«, se ‘moja’ Allen-Reynolds desde Capital Economics.
«Parece que septiembre es el mes indicado para un recorte de tipos», ha dicho Imogen Bachraa, directora de economía y estrategia de mercados de NatWest Markets en Bloomberg Television. «Creo que los datos de inflación de esta mañana y de los próximos meses prepararán el terreno para otro recorte de tipos antes de que termine el año». Los operadores siguen descontando entre dos y tres recortes del BCE en las tres reuniones que le quedan al banco este año.
«Para el BCE, el modesto avance de la inflación subyacente y de los salarios en la actualidad y las expectativas para el próximo año parecen suficientes para recortar 25 puntos básicos en septiembre. Pero este sigue siendo un proceso lento y gradual de liberación de los frenos de la economía, ya que el BCE sigue preocupado por los riesgos al alza de las perspectivas de inflación», agrega Colijn.
Resistencias dentro del BCE
«Como los precios de la energía siguieron aumentando notablemente en septiembre del año pasado, la inflación de la energía seguirá bajando en el próximo mes, incluso si los precios actuales se estabilizan. Por lo tanto, la inflación general podría incluso caer por debajo del 2% en septiembre. (…) Sin embargo, es probable que la tasa de inflación vuelva a aumentar en el cuarto trimestre, ya que la presión alcista en la inflación subyacente sigue intacta a pesar del ligero descenso en el indicador», avisa Vincent Stamer, economista de Commerzbank, señalando precisamente a los servicios.
«Si la tasa de inflación se establece en torno al 2,5% el próximo año, como esperamos, y por lo tanto por encima del objetivo del BCE, esto limitaría el margen para nuevos recortes de los tipos de interés. Por este motivo, asumimos que el tipo de interés clave será más alto (2,75%) a finales del próximo año de lo que actualmente se descuenta en el mercado (2,19%)», aventura Stamer.
Aunque la decisión de septiembre parezca clara, puntos como el de los servicios hacen que importantes voces del núcleo de poder del BCE siguen pidiendo cautela e insistiendo en que la batalla con la inflación no está ganada aún. La más destacada ha vuelto a ser la de la economista alemana Isabel Schnabel, miembro del Comité Ejecutivo del banco central y considerada a la que la prensa ha considerado la ‘batuta’ del órgano en los últimos tiempos). «Dado que el camino de regreso a la estabilidad de precios depende de una serie de supuestos críticos, la política monetaria debe avanzar de manera gradual y cautelosa», ha dicho en un discurso previo al dato de IPC este viernes. «El ritmo de flexibilización de la política monetaria no puede ser mecánico. Debe basarse en datos y análisis», ha añadido.
El jueves por la noche, el gobernador del Bundesbank alemán y miembro también del Consejo de Gobierno del BCE, Joachim Nagel, reputado halcón, afirmó que los funcionarios no deberían apresurarse a relajar la política monetaria, ya que sus objetivos, aunque a la vista, aún no se han alcanzado. Incluso el economista jefe del BCE, Philip Lane, siempre más mesurado que sus compañeros y más cercano al sentir dovish o acomodaticio (las palomas) subrayó el fin de semana que la vuelta al 2% «aún no es segura».