viernes, noviembre 22, 2024
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La mayor tragedia de Tatiana Blatnik tras su divorcio de Nicolás de Grecia


Juanra López

La vida sigue para Tatiana Blatnik, quien fuera la discreta nuera de
Constantino de Grecia y Ana María de Dinamarca
. Tras su
inesperado divorcio de Nicolás de Grecia
no se había expresado abiertamente no solo sobre esta cuestión, sino sobre otras tan dolorosas o más. Con enorme franqueza, la que fuera
cuñada de Marie-Chantal Miller
lo ha hecho también por una buena causa, enfatizar
la importancia de la salud mental.

Tatiana Blatnik es la presidenta y fundadora de Breathe Hellas, una fundación destinada a la salud mental, que en esta ocasión ha organizado
una campaña denominada ‘El uniforme de la esperanza’, con la colaboración del ministerio de la Salud, de Educación, de Asuntos Religiosos y de Deportes de Grecia, y el apoyo del comité olímpico del país, entre otras organizaciones e individuos relevantes de la sociedad helena que han querido alzar la voz con este motivo.

Para difundir esta iniciativa
la excuñada de Alexia de Grecia
ha concedido una entrevista al medio griego BHMagaizno, donde ha explicado los motivos de
su implicación en esta iniciativa: «He elegido involucrarme en este asunto porque creo en el poder de un diálogo abierto y de estructuras de apoyo que ayude a la gente a vivir plenamente su vida. Mucha gente sufre en silencio y es extremadamente importante subrayar y reconocer la importancia de su bienestar personal. A través de esta iniciativa de apoyo, esperamos animar a la gente a pedir ayuda sin avergonzarse».

Tatiana Blatnik se puso ella misma de ejemplo y
se remontó a su adolescencia: «
La pérdida de mi padre
y el hecho de que pasara lejos de mis seres queridos en internados años decisivos, me afectó profundamente. Sirvió para moldearme para ser como soy en la actualidad y al mismo tiempo para que me diera cuenta de las necesidades emocionales de los demás. Pude comprender el sentimiento de soledad y la complejidad emocional de la infancia y la adolescencia».

Su divorcio de Nicolás de Grecia y la desaparición de su hermanastro

Como decimos, es la primera vez que Tatiana Blatnik se manifiesta de una manera tan emocional después del anuncio de su ruptura matrimonial el pasado mes de abril, después de catorce años en común y también de
la desaparición de su hermanastro
, un golpe durísimo para toda la familia, un mes después de que se hiciera oficial su ruptura. Hablamos de
Attilio Brillembourg, hijo de su padrastro, de 53 años,
a quien
se perdió la pista en Malibú, en California.

«2024 ha sido en efecto un año difícil para mí, un año de transición,
repleto de momentos de incertidumbre y de dolor. Pero creo que es en la adversidad cuando encontramos a veces nuestra fuerza más profunda. Los desafíos de la vida me dicen lo importante que es resistir, esperar, tener fe en la pujanza del espíritu humano. Conté con el apoyo de mi familia, mis amigos y mi entorno y he encontrado una enorme fuerza en ellos», manifestó.

La boda de Tatiana Blatnik y Nicolás de Grecia. /

GTRES

Las circunstancias quisieron que la primera mitad de este año haya sido especialmente severa con Tatiana Blatnik y su familia. Lo reconoció en los siguientes términos: «
Todo ha pasado al mismo tiempo
, fue como una avalancha de cambios a la vista de todos. Pero también he aprendido
la importancia de dejarse sentir, de hacer el duelo, de gestionar las emociones y de seguir adelante con compasión por uno mismo».

Tatiana Blatnik es una mujer muy cosmopolita. De origen venezolano,
vivió a caballo entre Suiza y Estados Unidos, pero encontró su lugar en el mundo en Grecia. «Realmente, aquí me siento como en casa. Este país me recibió (con los brazos abiertos) desde el momento en que llegué y me siento increíblemente agradecida. He vivido más tiempo en Grecia que en cualquier otro lugar», asegura.

«También estoy feliz de que mi propia familia se empiece a sentir en Grecia como en casa. Mi madre ha pasado mucho tiempo aquí, al igual que
mi hermano Boris, que ha creado algunos negocios. Lo que más me gusta de Grecia no son los lugares sino la esencia de la vida aquí: la gente, la naturaleza, la comida. Aprendí a leer griego mirando los menús cuando viajaba por el país. El idioma de la comida es la manera en la que aprendo a ‘hablar’ y comprender una cultura», concluye.





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