La NASA quiere construir el primer reactor nuclear en la Luna, pero por motivos geopolíticos
Sean Duffy, administrador interino de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), busca instalar reactores nucleares en la Luna lo antes posible, antes de que otra potencia espacial lo consiga. Una directriz interna filtrada por el portal Politico revela las intenciones de la agencia de establecer una fuente energética en el satélite natural para alimentar futuras misiones tripuladas y así obtener una ventaja estratégica en la nueva carrera espacial.
La NASA inició este proyecto en 2022 con la adjudicación de tres contratos destinados a investigar esta tecnología en entornos lunares. En 2024, los resultados confirmaron la viabilidad de energizar el satélite mediante la división de átomos. En ese momento, bajo la dirección de Bill Nelson, la agencia anunció el desarrollo de un reactor experimental que priorizaría la seguridad, con miras a ser desplegado en algún punto de 2025.
Pero 2025 no ha sido exactamente “el año de la NASA”. La agencia enfrenta un recorte presupuestal considerable, el éxodo de algunos de sus científicos más destacados y una crisis de liderazgo. Sean Duffy es el segundo administrador interino en lo que va del año, nombrado directamente por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tras rechazar al multimillonario Jared Isaacman. El proyecto de los reactores nucleares parecía haber quedado en pausa, junto con otras iniciativas, al menos hasta recuperar cierta estabilidad institucional.
Reactores para asegurar zonas lunares de exclusión
La información obtenida por Politico indica que una de las prioridades de la NASA bajo la administración Trump es instalar reactores nucleares en la Luna antes de 2030. El primero de ellos debería generar al menos 100 kilovatios de potencia, suficiente para abastecer las necesidades energéticas de los astronautas que regresen al satélite tras más de medio siglo de ausencia. Originalmente, el plan contemplaba un reactor de 40 kilovatios, capaz de alimentar hasta 33 casas y operar por 10 años.
La Luna es un lugar bastante excéntrico, incluso dada su relativa cercanía con la Tierra. Uno de los principales retos a superar es que tiene noches que duran 14 días terrestres, donde la temperatura desciende hasta los -173 °C. Las misiones tripuladas o los futuros centros de investigación necesitarán de fuentes potentes y fijas de energía. Los paneles solares no bastan para cubrir las demandas energéticas del futuro. Los reactores de fisión se perfilan como la solución más viable.
«Estamos en una carrera hacia la Luna, en una carrera con China por llegar a la Luna», declaró Duffy en una conferencia de prensa el martes. «Y para tener una base lunar, necesitamos energía. Y en algunos de los lugares clave de la Luna, vamos a obtener energía solar. Pero esta tecnología de fisión es crucial, por lo que hemos invertido cientos de millones de dólares en su estudio».
La instalación del primer reactor nuclear en la Luna también marcaría el inicio de una nueva etapa en la geopolítica espacial. “Si China u otra nación despliega una tecnología similar, podría crear una zona de exclusión energética que limite las actividades futuras de Estados Unidos en la Luna”, advierte la directiva a la que tuvo acceso Politico.
Debido a la naturaleza radiológica de un reactor, una potencia espacial podría establecer una zona restringida por motivos de seguridad, y con ello controlar la logística en sus alrededores. Ello es importante porque, por ahora, la Luna no tiene dueño. Según los tratados internacionales vigentes, ninguna nación puede reclamar soberanía sobre el territorio del satélite.
Algunos analistas sostienen que esta carrera por los reactores nucleares no busca únicamente energizar la Luna, sino controlar zonas estratégicas bajo el argumento de infraestructura crítica para la humanidad.
Por ahora, la NASA está en busca de un funcionario que supervise el proceso de licitación y dé seguimiento a los esfuerzos por establecer una fuente energética permanente en la Luna, según reporta Politico.