La prueba definitiva de la ruptura entre Carolina y Estefanía de Mónaco
El pasado fin de semana tuvo lugar en el principado de Mónaco un feliz evento que ha reunió a buena parte de los Grimaldi: el bautizo en la iglesia de Sainte Dévote de la pequeña
Victoire, la hija de Louis y Marie Ducruet
que convirtió por primera vez en
abuela a la princesa Estefanía
. Descrito por los padres de la niña en sus redes sociales como «un momento alegre y muy festivo», al acontecimiento no faltó el príncipe Alberto, pero no hubo
ni rastro de su esposa Charlène ni de su hermana,
la princesa Carolina
. La ausencia sobre todo de esta última –y de sus hijos– ha sido un clavo más en el ataúd de
una relación muy malherida entre ella y Estefanía.
Estos sonados plantones no impidieron que reinara la alegría en este día caluroso de finales de verano.
La pequeña de dos años y medio, vestida de radiante blanco, recibía el sacramento del bautismo de manos de monseñor David, arzobispo de Mónaco, rodeada de al amor de sus familiares. Además de sus padres, su abuela y del cabeza de familia de los Grimaldi, no faltaron
sus tías, Pauline Ducruet y Camille Gottlieb
, ni su abuelo,
Daniel Ducruet, que asistió al bautizo con su actual esposa, Kelly Marie Lancien. También estuvo presente el padrino de Victoire,
Michael Ducruet, hermanastro de Louis.
Louis y su esposa Marie, que a finales de año ampliarán la familia con
el nacimiento de su segundo hijo, compartieron varias fotos del evento donde destacaba una foto de grupo del medio centenar de invitados. Esta era especialmente interesante, ya que contaba al mundo quién había estado presente en el bautizo, pero también
quién había elegido ausentarse.
El origen de las malas relaciones entre Carolina y Estefanía
No solo fue la hija mayor de Grace Kelly y el príncipe Rainero la que no quiso compartir con su familia este bonito momento. Ni sus hijos Carlota, Pierre o Andrea o sus respectivas parejas estuvieron tampoco presentes. Aunque su ausencia no empañó el ambiente de celebración, sí que supuso la prueba definitiva del distanciamiento existente entre ambas ramas de la familia.
Un distanciamiento que no es nuevo, ya que Carolina y Estefanía llevan años capeando
una tormentosa relación fraternal.
Sus años salvajes de juventud y la distinta manera que tienen de ver su papel dentro de la familia real monegasca las ha ido alejando. Y ahora que son sus hijos y su hermano Alberto los que protagonizan las portadas de las revistas, tampoco han hecho las paces del todo.
Pese a que es cierto que durante años la prensa se dedicó a avivar las tensiones ente ambas, la disparidad de su carácter,
los reproches mutuos y grandes desplantes como cuando Carolina robó el protagonismo de forma flagrante a su hermana en una de sus queridas galas Fight AIDS Mónaco, no han hecho sino incrementar su actual distancia. Al igual que ocurre con
los príncipes Harry y Guillermo
, que también suman a sus rencillas las tragedias familiares, la herida abierta entre las dos hermanas parece difícil de sanar.
La sorprendente ausencia de la princesa Charlène
Si nadie contaba con la presencia de Carolina de Mónaco y de sus hijos en el bautizo de los Ducruet, sí que sorprendía que
la princesa Charlène no estuviera entre los invitados. Lejos ya de sus prolongadas ausencias de la vida pública, la sudafricana se dejaba ver en varias apariciones este fin de semana junto a su marido y sus dos hijos, pero elegía saltarse este compromiso.
Conocido es
el agrio enfrentamiento
que la hermana mayor y la esposa de Alberto mantienen desde hace años, enfrentadas por su papel de auténtica primera dama del principado. Una controversia que había acercado, en cambio, a Estefanía y Charléne, convertidas en
sorprendentes aliadas en los últimos tiempos.
Especialmente significativo fue el emotivo momento que ambas cuñadas protagonizaban a principios de este año durante un partido de futbol benéfico. En una iniciativa de Louis Ducruet para recaudar fondos contra el SIDA, Charlène y Estefanía se animaron a dar unos toques al balón en el centro del campo y al finalizar,
las dos se fundían en un cariñoso abrazo, demostrando la gran sintonía que existe entre ellas. ¿Se está apagando ahora también esa sintonía? Esperemos a futuros acontecimientos familiares para comprobarlo.