La resaca de Letizia y Leonor en Sotres, tras los Premios Princesa de Asturias
Había cierto
nerviosismo en Sotres a eso de las doce de la mañana: después de muchos meses preparando cada metro del paseo real, los vecinos del Premio Pueblo Ejemplar 2024 no veían llegar a los reyes y sus hijas. Se hicieron esperar veinte minutos,
los mismos que se retrasó Leonor
al dar inicio a la frenética agenda Borbón en los Premios Princesa de Asturias. A esta le jugó una mala pasada el avión, pero no llegamos a saber qué les ocurrió a los monarcas.
No descontemos que a algún miembro de la familia real se le hubieran pegado las sábanas:
las cenas y sobremesas en Asturias son largas
, más cuando la familia está cerca. Lo cierto es que la reina Letizia salió del hotel Reconquista con la
documentación sobre Sotres debajo del brazo, como esas estudiantes que se preparan el examen en el último minuto. Con cierta cara de circunstancias, el grupo real llegó finalmente a su destino en los Picos de Europa. El recibimiento fue magnífico.
Si había cansancio o sueño, desapareció conforme los reyes Felipe y Letizia y sus hijas se adentraron en el recorrido preparado. El cariño, la amabilidad, las sonrisas de los niños, los saludos de los veteranos y, en general, la ilusión de la gente de Sotres fue
elevando el tono afectivo de los Borbón Ortiz hasta hacerles, verdaderamente, disfrutar. Pudimos, además, ver a
Leonor y Sofía comportarse como las jóvenes que son
, riéndose, abrazándose y tomándose fotos con total naturalidad.
La sensación de estar en casa entre
gente verdaderamente ilusionada hizo maravillas en la predisposición de los reyes y sus hijas. El rey Felipe
no dejó de sonreír y reír, e incluso rivalizó con la reina Letizia a la hora de charlar y hacer comentarios y preguntas. Esta se salía constantemente del recorrido
para hablar con las vecinas: una de ellas, bastante veterana, ni siquiera se dio cuenta que quien la abordaba era la mismísima reina. Charlaron igualmente.
La familia real se comportó como una familia más
Leonor y Sofía, muchas veces del brazo, como suelen hacer, se pararon especialmente con los niños, realmente muy pocos (cinco) y preciosos en un pueblo de solo
108 habitantes censados. Hubo un momento especialmente significativo que pudo verse en la retransmisión de la televisión pública asturiana. Duró solo unos segundos, pero da la medida del clima de familiaridad y alegría que se vivió durante toda la mañana.
Paseando por Sotres, mientras caminaban de un grupo de vecinos a otro, Leonor se adelantó unos pasos a su hermana se puso a la altura de su padre, que en ese momento iba solo. Este la abrazó en un gesto de cariño y, al retirar el brazo, terminó
cogiéndola de la mano, como si fuera una niña. Una estampa preciosa padre-hija que seguramente se produce en su intimidad, pero no habíamos visto en público.
Los vecinos de Sotres mostraron a los reyes y sus hijas lo mejor de su pueblo, desde sus tradiciones (se recreó La Jovera, el árbol que los mozos plantan en el pueblo en la fiesta del 8 de septiembre, día de Asturias) hasta el magnífico y multipremiado
queso de Cabrales que allí se elabora o los sistemas de seguimiento del ganado (con geolocalización o con cencerro).
Los expertos guías de montaña de Sotres contaron a la familia real cómo es su trabajo y también pudieron escuchar canciones tradicionales del concejo de Cabrales (interpretadas con zanfona) y conocer el
bar tienda La Gallega, primer negocio hostelero del pueblo, cuya propietaria es biznieta del montero que salía a cazar
con Alfonso XII y Alfonso XIII.
Leonor liderará la visita al Pueblo Ejemplar en 2025
Al final, en un pequeño escenario al que se asomó todo Sotres para recibir el premio al Pueblo Ejemplar 2024, el rey Felipe anunció lo que ya había avanzado en la ceremonia de entrega de
los Premios Princesa de Asturias
en el Teatro Campoamor: el año que viene,
será Leonor la que lidere, como presidenta de honor, con todos los eventos de la agenda diseñada por la Fundación Princesa de Asturias. Por este motivo, durante todo el recorrido no dejaron de preguntarle a la reina Letizia si volverían a Asturias el año que viene.
«No tiene por qué ser el último Pueblo Ejemplar», contestó la reina Letizia, muy atenta con los periodistas de la televisión pública allí destacados. Fue recibiendo junto al rey Felipe y sus hijas
la multitud de regalos que niños y mayores de Sotres le tenían preparados: sudaderas tejidas a mano, calcetines artesanales, un cestas con comida típica de la zona, quesos y hasta dibujos infantiles. «Es una mañana preciosa», repetía la reina mientras caminaba.
En este clima de afecto y familiaridad,
Leonor pronunció el mejor discurso de los últimos años. Una vez más, vimos que son los nervios los que dificultan su técnica de lectura y hasta su respiración, algo completamente comprensible en una joven que está
en pleno rodaje de sus capacidades. Sin embargo, sería bueno tomar nota de lo bien que se sentía y leía cada vez que una frase, por natural, corta y desenfadada, salía de su boca sin problemas. Hasta pudo bromear con llevarle a sus compañeros en Marín un buen trozo de Cabrales.
Un texto adaptado a su edad y experiencia la ayudaría en su proceso de perfeccionar el arte de leer discursos. Como pudimos ver en el que pronunció para los vecinos de Sotres,
frases más cortas y un vocabulario menos enrevesado la ayudaría muchísimo a adquirir seguridad, que es lo único que necesita para mejorar en la que va a ser la tarea principal en el trabajo que le espera como princesa heredera y futura jefa de Estado: hablar en público. Y convencer a quienes la escuchan.