sábado, febrero 22, 2025
Ciencia y Salud

La vida inteligente fuera de la Tierra podría ser más probable de lo que pensábamos, propone este estudio


La ciencia ha identificado cerca de 5,000 exoplanetas. En ninguno hay señales de vida inteligente. Los astrónomos más reservados tienen una hipótesis favorita para explicar esa aparente ausencia: los organismos complejos son extremadamente raros en el universo observable. El surgimiento de los seres humanos tras 4,500 millones de años de evolución geobiológica es más bien un acto de suerte o un accidente químico.

Esta visión pesimista de la vida inteligente es respaldada por el modelo de los “pasos difíciles”, desarrollado en 1983 por el físico teórico Brandon Carter. Este modelo matemático dice que los momentos decisivos de la evolución de la vida son tan improbables que las posibilidades de que todo esto ocurra en una sola línea evolutiva son muy bajas. Incluso teniendo un planeta habitable similar a la Tierra, y con una estrella igual al Sol, la aparición de una civilización como la nuestra difícilmente se repetiría.

La vida se abrirá paso, si todo está en donde debe

Un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Pennsylvania, Estados Unidos, no está de acuerdo con esa visión del surgimiento improbable de la vida inteligente. En un artículo publicado en Science Advances, proponen una reevaluación del modelo de los pasos difíciles, en donde la aparición de vida compleja esté directamente relacionada con el geocomportamiento del planeta y su edad.

Su artículo resume que esos hitos evolutivos no son tan sobresalientes bajo un contexto de evolución planetaria. Siempre y cuando un planeta parta de un estado permisivo para la vida, el surgimiento de un organismo complejo con inteligencia similar a la humana llegará cuando se reúnan las condiciones adecuadas. Con ello, es posible prever que una civilización aparecerá a tiempo, no antes, ni después, opinan los autores.

“La evolución de la vida compleja puede tener menos que ver con la suerte y más con la interacción entre la vida y su entorno, abriendo nuevas y emocionantes vías de investigación en nuestra búsqueda por comprender nuestros orígenes”, explicó Jennifer Macalady, coautora del estudio.


Tecnofirma  de la Tierra.

Un equipo de científicos dice que si una hipotética civilización extraterrestre se acercara a 12,000 años luz de la Tierra sería capaz de detectar el ruido que produce nuestra tecnología.


La improbabilidad de la vida inteligente

Para que hoy una persona pueda caminar y pagar sus impuestos, primero tuvieron que pasar 4,500 millones de años de evolución biológica y planetaria. No ha sido un camino sencillo. Primero hubo que tener un planeta templado, con campo magnético, agua y atmósfera. Luego, de una sopa química, aparecieron las primeras formas de vida unicelular. También fue necesario un proceso de oxigenación general y la aparición de la fotosíntesis por parte de las bacterias. Tras ello, llegaron los seres multicelulares y la ramificación de la vida animal y vegetal, con sus respectivas eras y extinciones masivas. Finalmente aparecieron los mamíferos. Se desarrollaron los primates y los homínidos. En algún punto de la línea del tiempo, surgió el Homo sapiens, y con este, el lenguaje y la capacidad de transmitir conocimiento acumulativo.

El modelo de pasos difíciles surgió dentro del campo de la astrofísica y sostiene que la vida compleja e inteligente es rara porque la compara con la edad de una estrella enana amarilla. El Sol tiene una vida útil de 10,000 millones de años. Hasta ahora ha consumido la mitad de su combustible, mientras una civilización como la humana apenas comienza a surgir. Si los seres complejos fueran comunes, entonces habrían aparecido en poco tiempo, considerando el “oasis” que es la Tierra, resume el modelo.


Ilustración sobre la vida compleja en la Tierra, antes de tiempo.

1,500 millones de años antes de que apareciera la vida compleja que dio lugar a los animales de hoy, la naturaleza ya realizaba un primer ensayo.


Pero medir la probabilidad de la vida en función de la edad del Sol, o con escalas astronómicas, no es eficiente, señalan los expertos. En su lugar, han propuesto medirla a un ritmo planetario, desde una perspectiva multidisciplinar y actualizada, con biólogos, geólogos y químicos. Desde que el modelo fue planteado en 1983, se han detectado nuevos hallazgos sobre rasgos inteligentes que en ese entonces se atribuían solo a los seres humanos, como la capacidad de los animales de usar herramientas complejas o sistemas de comunicación sofisticados.

Con este nuevo marco investigativo, las probabilidades de encontrar vida inteligente aumentan. «En lugar de una serie de eventos improbables, la evolución puede ser un proceso más predecible, que se desarrolla según lo permitan las condiciones globales. Nuestro marco se aplica no solo a la Tierra, sino también a otros planetas, lo que aumenta la posibilidad de que pueda existir vida similar a la nuestra en otros lugares”, aseguró Jason Wright, otro de los coautores.



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