Las joyas con perlas que odiaba la reina Sofía y siempre se pone Letizia
Varios funerales se han convertido en la ocasión para que la reina Letizia exhibiera algunas
piezas muy especiales del joyero real
: broches y collares de perlas, unas joyas perfectas para el luto. Así pudimos comprobarlo en el funeral por el primo del rey,
Juan Gómez-Acebo
, celebrado en Madrid a principios de septiembre, tras fallecer de un cáncer en Mallorca, el pasado 12 de agosto, y en el de Alejandro Fernández de Araoz, al día siguiente.
En el primer funeral, la reina lució un veraniego vestido negro, con manga corta y volante y con cierto vuelo en la falda, y escogió una de las piezas más valiosas del joyero real:
el collar de perlas rusas una joya histórica. Esta formado por 37 perlas grandes y pertenece al
lote de las «joyas de pasar»
. Es, de hecho, la joya más valiosa -más que los diamantes y otras piedras preciosas– , como ya se descubrió en una valoración realizada en 1906, según explicaba «Vanitatis».
Perlas perfectas
La razón de su alto valor está en la perfección y en el tamaño de las perlas, que van aumentado a medida que se acercan al centro.
El collar perteneció a la reina María de las Mercedes, primera esposa de Alfonso XII, que lo compró en Rusia, en San Petersburgo, en 1877, y fue un regalo que el rey le hizo a su mujer antes de su boda. En su origen tenía 41 perlas, cuatro más de las que tiene ahora, porque la reina Victoria Eugenia quiso acortarlo para adaptarlo al gusto de la época.
Después pasó a la reina María Cristina, a Victoria Eugenia y a María de las Mercedes, que se lo pasó a doña Sofía.
Doña Letizia lo lució, por primera vez, en 2018, en la recepción que ofrecieron los reyes al presidente de Alemania y su esposa. La reina lo combinó con unos pendientes también de perlas, que parecen de diseño contemporáneo, y podrían pertenecer a su joyero privado.
El collar de perlas rusas no es el único que ha lucido doña Letizia. En su joyero
existe otra pieza, igual de larga, pero con la diferencia del tamaño de las perlas, gruesas, pero todas iguales. Este collar lo lució, por primera vez, en la entrega de los Premios Princesa de Asturias de 2015. La reina Victoria Eugenia dejó entre las «joyas de pasar» varios hilos de perlas, cortos y largos, y este puede ser uno de ellos. Victoria Eugenia fue retratada con un «sautoir» de perlas, en los años veinte. Muy probablemente fue heredado por una de sus hijas.
Dos broches parecidos
Otra de las joyas de perlas más llamativas escogidas por doña Letizia para asistir al
funeral de Alejandro Fernández de Araoz
y que lució también en el de Fernando Gómez-Acebo, el pasado mes de marzo, fue el broche de media perla y diamantes. Fue realizado por la joyería Ansorena y doña Letizia lo llevó, por primera vez, en la Fiesta Nacional de 2017.
La perla central está rodeada por diamantes y de ella cuelga otra perla en forma de lágrima. Perteneció a la reina María Cristina, esposa de Alfonso XII, y luego pasó a María de las Mercedes, condesa de Barcelona, con motivo de su boda con don Juan. Así llegó a manos de doña Sofía y después de doña Letizia. La lágrima que cuelga de este broche, desmontable,
no es ni la mítica Peregrina, ni la falsa Peregrina.
Existe, al menos, otro broche de lágrima, con un diseño muy parecido y perteneciente también al joyero real, pero con las perlas de color agrisado, que doña Letizia también ha lucido en varias ocasiones, como
el funeral del rey Constantino de Grecia
, y que se suelen confundir. Doña Letizia lo llevó, por primera vez, en la Pascua Militar de 2019. Perteneció a la infanta Isabel, «La Chata», y fue uno de los favoritos de la reina Victoria Eugenia y de doña Sofía.
Las tiaras con perlas
Las otras «joyas de pasar» con perlas son las tiaras. Una de las más espectaculares es
la Rusa
, creada para la reina María Cristina, madre de Alfonso XIII. Está realizada en platino, perlas y diamantes. Alfonso XIII se la regaló, después, a su nuera, María de las Mercedes de Borbón, con motivo de su boda con don Juan. Doña Letizia también tiene a su disposición
la tiara de Cartier
, decorada con diamantes y grandes perlas. Fue creada para la reina Victoria Eugenia en el año 1907.
A su muerte, la soberana la legó a su hija María Cristina, pero el rey Juan Carlos compró la diadema a su tía y se la regaló a doña Sofía. Doña Letizia la lució por primera vez en 2018, combinándola con un original vestido de Ana Locking repleto de perlas.
La tiara «Mellerio» o de «La Chata» es otra de las diademas en las que las perlas son protagonistas y que doña Letizia ha lucido varias veces.
La tiara Princesa es la única que pertenece al joyero personal de doña letizia. Fue un regalo del rey Felipe por su quinto aniversario de boda. Doña Letizia la estrenó seis años después, en la celebración del 75 cumpleaños de la reina Margarita de Dinamarca. El diseño, de Ansorena, está compuesto por varias flores de lis entrelazadas y coronadas por perlas.
Es de oro blanco y lleva 450 brillantes y diez perlas. Es desmontable y la flor de lis del centro puede utilizarse como broche.
También propiedad de doña Letizia son
los pendientes de perlas australianas, con un diamante redondo en la parte superior, del que cuelgan otros cuatro diamantes más pequeños y las perlas.
Son desmontables y la Reina los puede lucir solo con el diamante superior o completos.
Existen otros parecidos, que pertenecen a la Casa Real, pero que tienen siete diamantes y unas perlas más grandes. Doña Sofía los llevó en la proclamación de don Juan Carlos, en 1975, y fueron los elegidos por la infanta Elena para su boda con Jaime de Marichalar, en 1995.