Las pelotas de tenis usadas en Wimbledon se convierten en casitas para ratones
Luego de que el Wimbledon concluyó con las victorias históricas de Jannik Sinner (el primer italiano en subir al podio en la historia de la competencia) y de Iga Świątek (la primera polaca en ganar un título individual en el torneo), más de 50,000 pelotas de tenis encuentran una nueva vida más allá de las canchas.
Gracias a una iniciativa de la Fundación Wimbledon, muchas de estas pelotas son donadas y transformadas en hogares para pequeños ratones de campo, ofreciéndoles un hábitat seguro y protegido. Y tierno.
Dónde viven los ratones espigueros
Se trata de los roedores más pequeños de Europa, aproximadamente del tamaño de una nuez. Miden entre 5.5 y 7.5 centímetros de largo, pesan no más de 7 gramos y tienen una cola prensil que usan como mano. Su hábitat ideal son los arrozales y la campiña británica; suelen vivir cerca de lugares donde se encuentran sus alimentos favoritos: brotes, semillas y pequeños insectos.
Mike Powles
Estos pequeños animales viven entre la hierba alta y construyen nidos esféricos con hojas y briznas de hierba. Como quizás imaginas, esas viviendas son muy similares a las pelotas de tenis. Es precisamente por ello que las conocidas esferas amarillas son tan apropiadas para convertirse en madrigueras: son lo suficientemente grandes como para albergar hasta diez ratones y ofrecen un excelente refugio contra el agua, la humedad y posibles depredadores.
¿A dónde van las pelotas del Wimbledon?
Cada año, durante el torneo de Wimbledon, se utilizan más de 50,000 pelotas de tenis. Esta impresionante cifra responde a la necesidad del reemplazo constante: los jugadores exigen pelotas que estén siempre en perfecto estado para evitar que el desgaste afecte la precisión y la potencia de sus golpes. La mayoría de estas pelotas se revende directamente a los aficionados, pero alrededor de 700 desaparecen cada año; son las que los aficionados se llevan a casa como un souvenir de los partidos. Algunas pelotas se reutilizan en entrenamientos o partidos menores; otras, encuentran una segunda vida como refugios para ratones espigueros.
Esta curiosa iniciativa se remonta a principios de la década del 2000. En ese entonces, el All England Lawn Tennis Club, en colaboración con el Avon, Glamorgan y Northumberland Wildlife Trust, comenzó a reutilizar pelotas con este fin. El proceso de recuperación es el siguiente: primero se perfora un agujero en las pelotas, lo suficientemente grande como para permitir el acceso a estos pequeños roedores, y luego se colocan las pelotas en postes a una altura de entre 75 centímetros y 1.5 metros del suelo para evitar el ataque de sus principales depredadores: las comadrejas y otros mustélidos.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Andrea Baranenko.