León XIV y los otros papas «científicos» que ha tenido la Iglesia católica
La elección de Robert Francis Prevost como el papa León XIV resonó en todo el mundo, en parte porque es el primer líder de la Iglesia católica graduado en Ciencias Matemáticas. Eligió su nombre papal en honor a su predecesor, León XIII, quien guio a la institución a través de la gran revolución industrial de finales del siglo XIX.
El nuevo papa no es ajeno a la abrumadora influencia tecnológica en la sociedad. En una de sus primeras declaraciones como pontífice, señaló a la inteligencia artificial como uno de los grandes desafíos que tiene la humanidad por delante. Ello ha llevado a no pocas personas a preguntarse si León XIV es el primer papa en asumir una postura que aborde con mayor seriedad asuntos relativos a la ciencia y la tecnología.
La respuesta corta es no. A lo largo de la historia ha habido otros líderes de la Iglesia católica con inclinaciones científicas, y algunos de ellos han tenido contribuciones importantes al progreso social, tecnológico y científico. La respuesta larga es que, en realidad, durante la época medieval y renacentista, las figuras eclesiásticas solían recibir una educación multidisciplinaria, con formación en teología, filosofía, lógica, matemáticas, astronomía y artes. Salvo contadas controversias, la relación histórica entre la Iglesia y el conocimiento científico ha sido relativamente armónica.
Dicho lo anterior, te dejamos algunos papas notables con formación científica, los llamados “papas científicos”, que contribuyeron al conocimiento de su época.
Papa Silvestre II (Gerberto d’Aurillac)
Fue el primer papa francés de la historia, conocido como “el papa del año 1000”. Fue un erudito en aritmética, geometría, astronomía y música. Esta afinidad por lo que entonces se conocía como las artes liberales, lo llevó a introducir el sistema decimal islámico y el uso del cero en Francia. Además, inventó el ábaco de Gerberto, un dispositivo de 27 compartimentos de metal, donde se depositaban fichas con números arábigos. El instrumento permitía multiplicar y dividir. Algunos lo consideran un antecedente moderno de las calculadoras modernas.