Letizia acepta conocer a Lita Cabellut, la artista gitana que pasó de vivir en la calle a convertirse en la más cotizada
En realidad, lo que sucede hoy en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando es un encuentro entre dos reinas: una,
Letizia, por matrimonio
con un rey; la otra,
Lita Cabellut, por ser la artista española más cotizada. Ambas, además, fueron del todo inesperadas en el trono que ocupan. Cabellut (Sariñena, 1961)
se crió en una familia gitana sin apenas recursos y vivió en sinhogarismo, pero fue adoptada a los 13 años y su destino cambió por completo. Su biografía es, directamente, una película.
Es altamente improbable que la
(últimamente espectacular) reina Letizia
y Lita Cabellut hablen de sus vidas anteriores, sobre todo porque el argumento que propicia su encuentro es tanto o más fascinante que ellas: Goya. La española presenta en Madrid la exposición
‘Goya x Lita Cabellut. Los Disparates. Mísera humanidad, la culpa es tuya’, inspirada en la obra del aragonés universal. Preparémonos para que el
alto impacto emocional de las piezas de Cabellut se redoble aquí, inspiradas por el maestro del sentir, a veces virulento.
El comisario de la exposición,
Eloy Martínez de la Pera, nos avanza esta conmoción. «Las dos miradas analizan el alma del ser humano. Ellos
nos hablan de miedo
, de envidia, de amistad, de amor, de violencia, de ideología, de política, del caos, de la vejez, de ambición, de poder, de lealtad. Y lo hacen arrojando luz sobre estos conceptos. Una luz metafórica que nos acompaña a adentrarnos en
la condición humana, y una luz plástica esencial para entender su forma de ‘entender’ el arte.»
Lita Cabellut en su estudio, charlando con el comisario Eloy Martínez de la Pera. /
Hay cierta violencia en las obras de Lita Cabellut que tiene que ver con su técnica: la artista retuerce, rasga, fuerza y rasca el enorme lienzo si así se lo pide.
Su pintura es física además de química y no se esconde, como ella misma. Lita ha contado su historia sin paños calientes: bebé abandonado por una madre prostituta, criada por su abuela en la calle, mendiga, ladrona al descuido y, finalmente, recogida en un orfanato. Donde, al borde de la adolescencia, una familia con posibles la adoptó y la llevó, entre otros sitios, al Museo del Prado.
Cabellut ha contado que su familia soñaba con que se convirtiera en abogada para trabajar en la empresa familiar, pero desde que pisó el museo madrileño quiso ser artista. Tomó lecciones y, evidentemente, talento tenía. La niña Lita pintaba cada día en el garaje, después de hacer los deberes.
A los 16 tuvo su primera exposición, en el Ayuntamiento de Masnou. Todavía guarda en su casa el primer cuadro que pintó: una copia de Goya.
Lita Cabellut /
Lita Cabellut ha desarrollado su carrera en Holanda
A los 19, con el pasaporte a estrenar, ya estaba en Ámsterdam, formándose
con una beca en la Gerrit Rietveld Academy. Hoy vive en La Haya, en una antigua fábrica de carruajes de caballos donde también tiene su estudio de pintura. Tiene tres hijos, nunca se ha casado y adora las plantas y las flores: de ellas extrae su dosis de belleza y serenidad diaria. En 2021 fue reconocida como
Artista del Año en Países Bajos.
El título de la artista española
más cotizada la persigue desde 2015, cuando Artprice, la base de datos número uno del mercado del arte, le adjudicó tal logro. Se situó entonces justo por detrás de dos monstruos como Miquel Barceló y Juan Muñoz. En 2022 llegó a vender una de sus obras,
‘Janis Joplin’
, por 120.000 euros.
Sus compradores que acuden a su estudio o puja en subasta vienen de Arabia Saudí o Rusia, sobre todo. El periódico británico The Times desveló que los famosos se rifan sus cuadros.
Halle Berry,
Hugh Jackman o el chef
Gordon Ramsay son algunos de ellos.
‘Disparate ridículo’ (2024). /
Cabellut ha expuesto en Nueva York, Singapur, Colonia, Hong Kong, Chicago, Londres, París, Venecia, Seúl, Dubái… Pero le costó alzar el vuelo. Al principio, sus exposiciones no tuvieron ningún éxito. Fue el público internacional el que la fue aupando y, en España, el apoyo del farmacéutico y
mecenas Antoni Vila Casas. En 2013, fue el primero en exponer su obra en España.
Pese a las dificultades, la artista jamás cejó en su estilo desgarrado y nada complaciente. Hasta abandonó alguna que otra galería donde le pedían que rebajara la crudeza de sus temáticas para
favorecer la comercialidad. «Había pintado una serie sobre prostitución infantil y me la rechazaron», contó en XL Semanal en 2016. «Mi galerista me dijo: «No, Lita, no… Pinta más ángeles, de esos ángeles que se venden tan bien». Y estaba pintando uno de esos ángeles tan bonitos y, de repente, no pude seguir».
Después de Goya, otro grande espera a Lita Cabellut:
Chaplin. La artista realizó animaciones sin soporte digital, tal y como se hacía hace 70 años, para el documental que explora el origen gitano del genio del cine mudo. Lo
dirige Carmen Chaplin, su nieta, e incluye colaboraciones de otros artistas gitanos, entre ellos Tony Gatlif y Farruquito. «Mi enfoque no está en Chaplin, sino en Hannah, su madre», ha explicado Lita. «Una mujer que la historia ha definido como prostituta, desquiciada, loca…».