Letta ve «impulso» para la integración de mercados de capitales y Botín defiende mutualizar la deuda
Uno de los principales ejes para el próximo mandato legislativo en Europa pivotará en torno a cómo impulsar la competitividad. El informe del exprimer ministro italiano, Enrico Letta, abogaba por finalizar la unión de mercado de capitales en una evolución del proyecto que dio en llamar unión de ahorro e inversiones. En un intento por no perder la carrera contra China y Estados Unidos, el italiano asegura que hay «impulso» para completar esta integración entre los Veintisiete, y la presidenta de Banco Santander, Ana Botín, plantea empezar por la mutualización de la deuda comunitaria.
«Nunca hemos tenido este impulso en los últimos quince años», ha matizado Letta en su intervención en la Conferencia Internacional de Banca 2024 que organizaba Banco Santander. Considera que los Gobiernos, en este punto, no deben ser un obstáculo. Aunque la parte más difícil de la integración, la del euro, ya se ha completado, ha indicado el italiano. Ha enumerado, así, como repercusiones directas de no culminar el proyecto la falta de puestos de trabajo, el crecimiento o la financiación que termina en el mercado estadounidense.
El primer paso para completar la integración de mercados, según la presidenta de la entidad, Ana Botín, es la mutualización de la deuda. «El mercado único de capitales… todos lo queremos, pero seamos realistas, ¿cuándo va a pasar? Llevo mucho tiempo en esto, he escuchado discursos y muchas ideas y no acaba de cuajar. La mutualización es una manera muy sencilla», ha indicado.
Botín ha evidenciado la «sobrecarga de deuda» que arrastran los gobiernos de los Estados miembros y ha considerado que tal mutualización puede articularse como un revulsivo para el proyecto de unión de mercado de capitales. Aunque, en última instancia, el problema de fondo es una «falta de compromiso político».
La competitividad será el tema principal que aborden los líderes de la UE la próxima semana en Budapest, ha puesto sobre la mesa la comisaria de Servicios Financieros, Mairead McGuiness. Un encuentro del que espera que los jefes de Estado y de Gobierno proporcionen a sus ministros de Finanzas unas líneas maestras que fijen «objetivos» y no «limitaciones» para avanzar en el movimiento libre de capital en la UE y el acceso a la liquidez.
El problema de base y uno de los retos a subsanar lo explicaba la presidenta del Banco Europeo de Inversiones, Nadia Calviño: en Europa existen una gran cantidad de compañías innovadoras, sin embargo, la fragmentación del mercado dificulta el acceso a financiación. Motivo por el cual estas compañías acuden a otro mercado más integrado: el estadounidense. En este sentido, McGuiness ha instado a los líderes de los Estados miembro a comprometerse con la iniciativa y avanzar en algunos de los puntos que mantienen la unión bancaria o la unión de mercado de capitales encallados, como los sistemas de insolvencia y el sistema único de supervisión, respectivamente.
«Tenemos un problema de productividad en Europa en comparación con Estados Unidos. Es simple, en nuestros debates pensamos que China es uno y Estados Unidos es uno y que Europa es una. Pero no. En energía, telecomunicaciones, servicios financieros o defensa no somos uno, somos 27», ha subrayado el italiano. «Debemos decirlo claramente: nuestras soberanías nacionales están haciendo más felices a Estados Unidos y China porque perdemos trabajos y ahorros. La diferencia en la industria de defensa es increíble por la fragmentación».
En tal empeño, Letta y McGuiness han apostado por reducir la burocracia. De hecho, el italiano plantea, para evitar la interpretación nacional de la legislación europea (que genera más fragmentación) que se utilicen regulaciones en lugar de directivas. Como parte de su informe también sugiere que se cree una vigésimo octava legislación que se aplique a nivel europeo, de tal manera que las compañías puedan elegir si acogerse a la nacional o la comunitaria según les convenga.
En este sentido, Botín ha defendido también la que es una de sus tradicionales peticiones, la reducción de la carga administrativa y la armonización legislativa dentro de la UE, para reducir la carga de la regulación que afecta al sector financiero.