Llenar la ‘hucha de pensiones’ exigirá pagar 20 euros más por trabajador al año
Volver a llenar el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, la conocida como hucha de las pensiones, les costará a todos los trabajadores y empresas –sobre todo a estas últimas– aproximadamente 20 euros más por empleado en el año próximo. Teniendo en cuenta esa cuantía extra, el desembolso por cada trabajador -calculado sobre el sueldo promedio– ascenderá a cerca de 200 euros anuales en 2025, frente a los 180 en los que sitúa actualmente para el conjunto de 2024.
Ese será el resultado del nuevo incremento que experimentará el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), creado por la última reforma del sistema de pensiones. El llamado MEI constituye una cotización social extra que, desde su implantación en 2023, subirá cada año hasta llegar al 1,2% a finales de la presente década.
Para alcanzar esa meta, esta sobrecotización se incrementa a razón de una décima anual. Así, comenzó en 2023 con un valor del 0,6%; se elevó al 0,7% este año y en 2025 continuará en la misma senda para situarse en el 0,8%.
De acuerdo con los expertos consultados por elEconomista.es, esas ocho décimas implicarán el año próximo un desembolso mensual superior a los 16 euros por trabajador, siempre aplicando sus efectos a un sueldo promedio de 24.000-25.000 euros brutos anuales. De acuerdo con este cálculo, el desembolso anual rondará los 200 euros por empleado, veinte euros por encima de los aproximadamente 180 euros de media que, según la extrapolación de este mismo cálculo, el MEI exige actualmente, en 2024.
Reparto empresa-trabajador
Este cobro volverá a mermar las nóminas de todos los trabajadores españoles, aunque debe recordarse que estos últimos no sufragan en su totalidad la sobrecotización que el MEI impone. En 2025, las cargas se repartirán a razón de un 0,67% correspondiente a la empresa y el resto hasta llegar al 0,8% –un 0,13%–será responsabilidad de trabajador.
Puede afirmarse que estos últimos pagarán más en concepto de cotizaciones sociales sin que ese mayor esfuerzo repercuta en una mejora de sus pensiones cuando llegue el momento de jubilarse. No en vano la recaudación del MEI es plenamente finalista, es decir, obedece exclusivamente a la finalidad de volver a nutrir el Fondo de Reserva. Desde este punto de vista, dado que es un cobro que no genera nuevos derechos, técnicamente sería más correcto hablar de un impuesto que de una cotización social en sentido estricto.
Esta tasa, además, ha venido para quedarse. Una vez que sus sucesivos incrementos anuales la sitúen en el objetivo del 1,2% en torno a 2029, se mantendrá en ese nivel en als siguientes décadas. El desembolso ligado al MEI para un sueldo de entre 25.000 y 30.000 euros brutos anuales rondará los 360 euros en cada ejercicio.
Este mecanismo surge de una reforma del sistema de pensiones que carga todo el esfuerzo sobre el trabajador y la empresa, sin tocar en abosluto el parámetro del gasto de parte de las prestaciones públicas. Y todo ello pese a que las proyecciones demográficas avisan del retiro de un aluvión de trabajadores pertenecientes a la generación del baby boom: habrá un 50% más de pensionistas, unos 15 millones en total en las próximas décadas.
Transcurridos diez años desde la entrada en vigor de la actual reforma, esta norma ofrecerá al Gobierno que entonces esté conformado la opción de disponer de una cantidad anual para afrontar el pago de las pensiones procedente de la hucha de las pensiones. Previo acuerdo en Consejo de Ministros, la Seguridad Social dispondrá del equivalente a un 0,1% del PIB para pagar estas preataciones en 2033, una cantidad que subirá progresivamente hasta casi un punto del PIB a finales de la década siguiente, en 2047.
Destope de la base máxima
Junto al efecto de la subida del MEI, el peso de los ingresos sobre el que ha cimentado el Gobierno su reforma recaerá también el destope. Las bases máximas de cotización subirán en el orden del 5% al crecer 1,2 puntos más que la variación de la inflación. El límite superará los 56.600 euros anuales y su efecto recaudatorio será de 308 millones adicionales.
La proyección de ingresos por cotizaciones sociales apunta a un mayor esfuerzo de empresas y trabajadores de unos 1.090 millones de euros en 2024, el equivalente al 0,26% del PIB, en el caso de que se cumplan las proyecciones del Gobierno.
En términos globales, Seguridad Social prevé «una tasa de crecimiento inferior a la de 2023, pero aún robusta (6,4%), como consecuencia del dinamismo del mercado de trabajo reflejada en el escenario macroeconómico y de la entrada en vigor de medidas de ingresos adicionales (adecuación de la base máxima de cotización)».
Los ingresos adicionales que percibirá la caja de la Seguridad Social este año superan los 4.800 millones, el 0,3% del PIB, tras registrar el año pasado casi 4.000 extra a cargo de las medidas implementadas, tal y como avanza la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF).
Las cotizaciones sociales pesarán el 13,6% del PIB, una tercera parte del total de ingresos públicos previstos para el presente curso, del 42,5% del PIB.