Lo que no se cuenta de Leonor en Marín: insegura en el barco y complejo de Pitufina
La estrategia desplegada por Casa Real en Zaragoza se repite en Marín, donde el incomparable marco náutico ofrece un escenario incluso más atractivo para contemplar a Leonor, uniformada. Solo una día después de su
ingreso en la Academia Naval de Marín
, donde ya ha iniciado el segundo tramo de su formación militar
en el tercer curso y como guardamarina, podemos contemplarla
en su día a día de rutina en la escuela
. Las imágenes, fotos y vídeos, no tienen desperdicio.
Sabemos de la exigencia de la formación para los oficiales de la Armada en Marín, con un horario en el internado que apenas deja respiro para el descanso y el ocio. Además, esta vez no se puede decir que
las habilidades que vaya a adquirir Leonor
tengan que caer en saco roto, pues en enero deberá embarcar en el
buque escuela Juan Sebastián Elcano y todo lo que ahora aprenda, lo necesitará. Evidentemente, la dificultad ha aumentado de intensidad para la futura reina.
Aunque mandos y estudiantes le harán la vida lo más fácil posible a Leonor, cosa comprensible como estudiante que no hará carrera militar estrictamente hablando, la heredera se enfrenta a
circunstancias complicadas para cualquier joven de su edad. Solo hay que ver el primer set de imágenes, fotografías y vídeos, que Casa Real ha difundido para compartir
el segundo día de la princesa en Marín
. El ambiente, la energía, el tono es abrumadoramente masculino.
Zarzuela ha de ser consciente de la anomalía de una mujer guardamarina en la Escuela Naval de Marín. De hecho, en las imágenes a las que hemos tenido acceso se puede observar cómo dos chicas orbitan constantemente alrededor de
Leonor
, para no mostrarla constantemente rodeada de muchachos. Aún así, alguna de las fotos atestigua la realidad de la princesa: su figura rubia remite directamente al llamado
complejo de Pitufina.
El complejo de Pitufina de Leonor
El principio, síndrome o complejo de Pitufina fue acuñado en 1991 por la ensayista
Katha Pollitt en un artículo para The New York Times y popularizado más tarde por la bloguera y comunicadora
Anita Sarkeesian, en su aplicación al muy masculinizado mundo de los videojuegos.
Pollitt puso el foco en una constante en las ficciones de la época, en las que se coloca a
un solo personaje femenino que representa las características estereotípicas de lo femenino: suele ser rubia, atractiva, blanca, vanidosa, sexy… Puede ejercer de damisela en apuros o de objeto de deseo.
«Los espectáculos contemporáneos son protagonizados esencialmente solo por hombres o se organizan en lo que yo llamo el principio de Pitufina: un grupo de amigos masculinos será acentuado por una mujer solitaria,
definida de manera estereotipada», escribió Pollit. Lo que experimenta Leonor no es una ficción, pero ha de sentirse en Marín un poco Pitufina, rodeada por más de 70 chicos en su promoción. Con ella solo estudian otras ocho chicas.
Inevitablemente, las
mujeres que entran en ambientes muy masculinizados han de incorporar los modos y maneras masculinos para no quedar atrapados por el complejo de Pitufina, eso que Sarkeesian explicaba como una visión limitada de lo que debe ser una mujer, que parte de la idea de que ellas no representan la norma,
sino la excepción. Y, de hecho, las chicas son del todo excepcionales en la Escuela Naval de Marín, al menos de momento.
Problemas en el barco
El otro hándicap que probablemente experimenta Leonor es el proceso de
familiarizarse con las embarcaciones. No es que la veamos demasiado suelta en las angostas cubiertas de los barcos a disposición para la instrucción en las fotografías y vídeos que hemos podido ver de su segundo día en Marín. ¿Se estará arrepintiendo de
no haber tomado las clases para aprender a navegar
que tuvo a su alcance durante los veranos de su infancia, en Palma?
Por seria y concentrada que ahora mismo la veamos lidiando con cabos, mesana, gavia y foque, seguramente no tardará demasiado en dominarlos. A Leonor le esperan cuatro meses de
intensa instrucción y otros cinco de travesía en alta mar en el Juan Sebastián Elcano, momento en el que su relación con la náutica estará de sobra reconciliada.
Mientras, Leonor puede disfrutar del tercer puesto que ganó en la competición deportiva inter brigadas, junto a sus compañeros. Menos mal que
no la engulleron en su encendida celebración. La heredera también recibió ayer la insignia de alumna distinguida, que premia su desempeño en la Academia Militar General de Zaragoza.