miércoles, febrero 12, 2025
Cuba

Lo que vivió la activista cubana Yeilis Torres en la Base Naval de Guantánamo


MIAMI, Estados Unidos. – La activista cubana Yeilis Torres Cruz vivió en primera persona la incertidumbre y el aislamiento que enfrentan los migrantes retenidos en la Base Naval de Guantánamo. Tras ser interceptada en el mar por la Guardia Costera de Estados Unidos en 2022, Torres pasó siete meses en el centro de detención del Oriente de Cuba antes de ser trasladada a Estados Unidos, donde finalmente recibió asilo.

“Lo más difícil es la incertidumbre y la espera del largo proceso”, relató Torres a la agencia AFP desde Miami, donde reside actualmente. Durante su detención en Guantánamo, asegura que no tuvo acceso a asistencia legal y solo podía comunicarse con sus hijos en Cuba por llamadas breves cada tres días.

Desde hace décadas, la Base Naval de Guantánamo ha sido utilizada para albergar migrantes caribeños interceptados en el mar. No obstante, su imagen ha estado marcada por el uso del centro de detención del Pentágono, donde permanecen reclusos vinculados a ataques terroristas, incluido Khalid Sheikh Mohammed, señalado como el cerebro del 11 de septiembre.

La decisión del Gobierno de Donald Trump de utilizar el centro de detención de Guantánamo para albergar hasta 30.000 migrantes ha generado críticas de organizaciones de derechos humanos, que advierten sobre posibles detenciones prolongadas sin supervisión adecuada. Human Rights Watch advirtió que esta práctica “viola los derechos humanos y puede equivaler a tortura”.

Torres Cruz, de 38 años, fue la única de un grupo de 17 migrantes cubanos rescatados en alta mar que fue trasladada a Guantánamo. Explica que a su llegada, fue esposada y obligada a usar gafas oscuras para que no pudiera “ver nada” mientras la transportaban dentro de la Base. Según su testimonio, algunos migrantes estuvieron confinados en sus habitaciones durante meses mientras esperaban ser entrevistados por funcionarios del Departamento de Estado.

Entre los detenidos junto a Torres había 21 migrantes, incluidos 18 cubanos, dos haitianos y un ciudadano de República Dominicana. En el grupo también había familias con niños y una mujer embarazada. Torres asegura que los menores de edad no tenían acceso a educación ni podían interactuar con los hijos del personal estadounidense en la Base.

A pesar de las difíciles condiciones, Torres no apoya los llamados para cerrar el centro de detención para migrantes en Guantánamo. “Nos dieron la oportunidad de trabajar”, afirmó, recordando que pudo ganar algo de dinero participando en la limpieza de playas dentro de la Base.

Después de siete meses en Guantánamo, Torres fue trasladada a un centro de detención de migrantes en el condado de Broward, Florida, donde pasó cuatro meses más antes de obtener asilo en Estados Unidos. Actualmente, trabaja en una fábrica textil en Florida y espera reunirse con su familia, mientras que otros migrantes de su grupo fueron reubicados en países como Canadá y Australia.



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