¿Los castrocomunistas se congracian con Washington!
LA HABANA.- El pasado jueves 13, el aparato propagandístico del régimen castrocomunista prestó especial atención a la fecha. Pero no me estoy refiriendo específicamente a la conmemoración del asalto al Palacio Presidencial de La Habana y a la emisora Radio Reloj, sino a otro evento cuya celebración por los medios masivos del desgobierno habanero resulta insólita, por decir lo menos. A esto último me referiré más adelante.
Lo de los sucesos del 13 de marzo de 1957 se conoce bien desde antiguo. En esa fecha, los jóvenes del Directorio Revolucionario (DR) realizaron un intento valiente y alocado para impedir que el Movimiento 26 de Julio, encabezado por Fidel Castro desde la Sierra Maestra, adquiriera absoluta preeminencia en la lucha contra el régimen autoritario de Fulgencio Batista. Por desdicha para Cuba, no alcanzaron el éxito en ese empeño.
Esa intentona por “serrucharle el piso” no fue olvidada por el “Comandante en Jefe”, Ya adueñado del poder absoluto, su cerebro fértil y retorcido concibió la idea de disponer que ese día de cada año, so pretexto de conmemorar la efeméride, se realizara en todo centro laboral cubano una reunión. En ella, se reproducía la transmisión de la emisora Radio Reloj correspondiente a los minutos que siguieron de manera inmediata al arribo a ella de los subversivos encabezados por José Antonio Echeverría.
Esto quería decir, que, cada 13 de marzo, los cubanos se veían obligados a escuchar la sarta de mentiras (pues no hay modo de calificarla de otro modo) que los miembros del Directorio, pistolas en mano, obligaron a leer a los locutores que aquella tarde estaban de turno en la estación de radio. Allí, entre otras cosas, se afirmaba falsamente la realización de un golpe de estado en el cuartel de Columbia…
Pero —insisto— el tema en el cual deseo centrarme en este artículo no es el de la venganza mezquina del fundador de la actual dinastía contra aquellos jóvenes que, en lugar de incorporarse al 26 de Julio creado por él mismo, optaron por constituir el DR con la idea de cerrarle el paso hacia el poder absoluto.
Lo que ha llamado poderosamente mi atención es la inusitada mención laudatoria hecha por el aparato propagandístico del castrocomunismo a una decisión adoptada en su momento por un órgano federal de Estados Unidos. Me refiero a la conmemoración del acuerdo adoptado por el Senado del gran país para aprobar el Tratado Hay-Quesada, que reconoció a la Isla de Pinos como parte de Cuba.
Porque sí: en todos estos años, no ha sido raro oír a los cotorrones del régimen dirigiendo loas a determinados personas u organizaciones sociales estadounidenses (sobre todo cuando estas han desplegado una actuación hostil al gobierno de su propio país). ¿Pero ensalzar una decisión tomada nada menos que por el Senado federal!… Hasta donde recuerdo, se trata de la primera vez que sucede tal cosa.
Tanto Cubadebate como Juventud Rebelde publicaron en primera plana un artículo de Roberto F. Únger Pérez, historiador del Municipio Especial, aunque lo hicieron con pequeñas diferencias de edición: “Centenario de la ratificación del Tratado Hay-Quesada: 13 de marzo de 1925” se nombra el primero; el escogido por el llamado “diario de la juventud cubana” es más truculento: “En defensa de la dignidad de Cuba”.
Pero los castrocomunistas no se han conformado con la prensa escrita. También en el Noticiero del Mediodía de la TV Cubana se transmitió un reportaje consagrado al tema. Es verdad que lo dejaron para el final de la emisión, como si fuera un pariente pobre, pero el hecho cierto es que también figuró en ese programa informativo por excelencia.
Y no sólo eso. La Mesa Redonda, en esta propia fecha del centenario de la ratificación del aludido tratado, consagró su tiempo completo a la segunda isla del Archipiélago Cubano, rebautizada, por particular capricho de Fidel Castro, como “Isla de la Juventud”. Tampoco allí faltó la consabida alusión al convenio cubano-norteamericano.
Y pocos minutos más tarde, en el Noticiero Estelar, ¡volvió a abordarse el tema! Por cierto, este segundo reportaje ofreció otra novedad: salió en pantalla una reunión de la Academia de Altos Estudios Masónicos,… ¡filmada mientras hacía uso de la palabra el destacado escritor contestatario y expreso político Ángel Santiesteban Prats!
Cuando se habla de cosas de comunistas, tiendo a no creer en improbables casualidades… ¿Qué puede significar la celebración —¡y por todo lo alto!— del referido centenario! ¡Y téngase presente que no se escogió la fecha del intercambio de las cartas de ratificación (que es el acto bilateral a partir del cual suele determinarse el momento de la entrada en vigor de un tratado)! No, ¡se prefirió una decisión unilateral, tomada por sí y ante sí, por el Senado de Washington!
¿Se tratará de una carantoña (no importa cuán torpe y primitiva, como suele cuadrar a los comunistas) destinada a congraciarse con las actuales autoridades de Estados Unidos! ¡Un gestico dirigido a la nueva Administración de Donald Trump! ¿Y qué decir de la presentación no crítica, en la Televisión Cubana, de un connotado intelectual contestatario!
Expresé antes (y lo repito ahora) que cuando se trata de comunistas (en especial si estamos hablando de quienes representan su variedad castrista), yo no creo en casualidades… Vivir para ver. Esperemos que en los próximos días las cosas se aclaren un poco…