jueves, julio 31, 2025
Ciencia y Salud

Los cazadores de asteroides de Tonantzintla, el observatorio mexicano que detecta amenazas espaciales


A finales de marzo, la NASA informó que el asteroide 2024 YR4, descubierto en diciembre del año pasado, tenía posibilidades de impactar sobre la Luna, una colisión que podría justificar la creación de misiones de defensa planetaria, para así evitar futuras amenazas a la Tierra.

Ese es precisamente uno de los objetivos del equipo que coordina José Ramón Valdés, astrofísico del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE). La camarilla de investigadores que lidera se dedica a la determinación de propiedades físicas y orbitales de asteroides, “en particular, de los cercanos a la Tierra”, señala el experto. Como explica, se estima que existe una población de varios millones de asteroides de este tipo, “aquellos que están ya ‘cerquita’ de nosotros, y de los cuales hemos descubierto menos de 40,000”, apunta.

La labor de su equipo es encontrarlos, a todos los asteroides posibles, y estudiarlos. “Si queremos saber si son peligrosos, primero debemos conocerlos bien”, dice el astrónomo, líder de los “Cazadores de Asteroides”, como se les conoce coloquialmente en el INAOE. Para este fin, hay que ir al Observatorio Astrofísico Nacional de Tonantzintla (OANTON), donde se levanta uno de los telescopios más emblemáticos de México: la Cámara Schmidt, inventada para fotografiar el cielo.

Observatorio Astronómico Tonanzintla

Observatorio Astrofísico Nacional de Tonantzintla (OANTON), San Andrés Cholula, Puebla.

Seila Montes

Cazando asteroides desde 1942

Hallado en el pueblo de Santa María Tonantzintla, municipio de San Andrés Cholula, Puebla, este telescopio histórico cumplió el pasado 17 de febrero 83 años. “¡Y todavía lo usamos! Hoy está dedicado, sobre todo, a la búsqueda de asteroides”, alardea Valdés. Estos objetos rocosos, residuos de la formación fallida de un planeta en nuestro sistema solar, normalmente se encuentran orbitando en el cinturón principal de asteroides, entre las órbitas de Marte y Júpiter, a una distancia aproximada de 400 millones de kilómetros del Sol. “Mientras se queden ahí, no hay problema. El asunto es cuando hay muchas interacciones entre ellos y se salen del cinturón principal y pueden acercarse a la Tierra”, detalla el astrónomo y pone de ejemplo a 2024 YR4.

Aunque se creía que este asteroide podía impactar con nuestro planeta en 2032, “ya se descartó como amenaza”, dice el científico, quien, para dar caza a su objetivo, cuenta con un instrumento estrella, la Cámara Schmidt: un ojo enorme hacia el universo con el que, durante décadas, se hicieron algunos descubrimientos tan importantes que colocaron a México en el mapa de la astronomía mundial.

Si la bóveda está despejada, este telescopio puede escrutar todo el cielo sobre el observatorio cuatro o cinco veces en una sola noche. “Al día siguiente, los sistemas automatizados revisan las imágenes que se tomaron de la misma región del cielo y ahí se busca un objeto que se esté moviendo”, dice Valdés. Los astrónomos conocen perfectamente la posición de las estrellas. “Así que el objeto que no esté en este catálogo nos indica que se puede tratar de un asteroide”, explica el experto.



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